Exseminaristas evalúan querella contra obispo de Valparaíso
Los cuatro denunciantes esperan reunirse con Charles Scicluna en su visita al país, para entregar los antecedentes en contra del prelado Gonzalo Duarte.
A 24 horas de que los enviados especiales del Papa Francisco, el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y el reverendo Jordi Bertomeu aterricen en territorio nacional, las denuncias en contra del obispo de Valparaíso, Gonzalo Duarte, toman fuerza. Los exseminaristas de San Rafael, Sebastián del Río, Marcelo Soto y Mauricio Pulgar, estarían evaluando presentar una querella civil en contra del prelado, por presunto acoso sexual y encubrimiento.
Los denunciantes ya pidieron reunirse con Scicluna, quien estará mañana y el miércoles en Santiago, y de jueves a domingo en la Diócesis de Osorno, por la investigación en contra del obispo Juan Barros. El lunes 18 y martes 19 regresarán a Santiago para luego partir al Vaticano. Respecto de esta visita, Mauricio Pulgar señaló que "vamos a esperar que nos digan si nos van a recibir o no (Scicluna y Bertomeu). Si es que no, vamos a continuar con una acción judicial por la vía civil, con cuatro querellantes". Es decir, Pulgar, Del Río, Soto y una cuarta persona que prefiere proteger su identidad por razones laborales. En cuanto a la posible acción legal, Pulgar agregó que "si nos reciben (Scicluna), no la vamos a poner, porque esperaríamos que hubiera un acto de buena fe de la Iglesia Católica. Si nos dicen que no, la demanda (contra Duarte) estará al día siguiente".
Del Río añadió que "es importante que la Iglesia Católica, a través de los tribunales eclesiásticos, reconozca los abusos de conciencia y poder de connotación sexual del obispo Duarte y los sacerdotes mencionados en las respectivas denuncias que hemos presentado. Sobre una posible acción civil, nuestros abogados lo están evaluando. No tenemos decidido presentar aún una demanda judicial".
Acusaciones previas
El 2010, Del Río presentó una denuncia ante el Vaticano y la Nunciatura Apostólica en contra de Duarte por abuso de poder y de conciencia con connotaciones sexuales. Pese a dicha acusación, el Departamento de Comunicaciones de la Diócesis de Valparaíso negó nuevamente que existan estas denuncias. Consultada por este diario, respondió: "La información publicada en un medio de circulación nacional el sábado 9 de junio fue entregada (...) en respuesta a una consulta realizada a la Conferencia Episcopal de Chile. Lo aquí señalado es ratificado por Departamento de Comunicaciones del Obispado de Valparaíso".
El diácono Jaime Coiro, portavoz de la Conferencia Episcopal (Cech), explicó ayer, a propósito de dos cartas escritas a El Mercurio por Del Río y el sacerdote Francisco Javier Astaburuaga, donde ratificaron las denuncias hechas a la Iglesia, que "los asuntos no son materias que corresponda conocer a la Conferencia Episcopal. De ahí que hayamos derivado en su momento al Obispado de Valparaíso".
El rol de Astaburuaga
En 2008, Francisco Javier Astaburuaga, doctor en Derecho Canónico de la UC, intentó en dos ocasiones denunciar a las máximas autoridades de la Iglesia Católica chilena producto de la información que había recibido de una de las supuestas víctimas del obispo de Valparaíso. La primera de las misivas fue enviada con fecha 12 de abril de ese año a quien era en ese entonces arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz. "En conformidad a lo conversado personalmente con Ud., en el mes de febrero de 2008 le adjunto, en forma reservada y confidencial para su exclusivo conocimiento, los documentos que se me han entregado por la persona afectada en la situación que se detalla en los mismos", se lee en el escrito. Tres meses después, con fecha 5 de mayo, el presbítero se comunicó con el nuncio de la época, Giuseppe Pinto, a quien también le hizo llegar los antecedentes: "A través de estas líneas y por especial recomendación del señor cardenal arzobispo de Santiago, mons., Francisco Javier Errázuriz Ossa, le hago entrega de una serie de documentos reservados y confidenciales que me fueron entregados por la persona afectada y firmante de los mismos", dice la misiva, la que hasta hoy, según Astaburuaga, continúa sin respuesta.
El sacerdote fue uno de los miembros del grupo de seis religiosos y dos laicos que fueron invitados a principios de junio por el Papa Francisco al Vaticano para escuchar su testimonio como víctimas de Karadima y acompañantes de otros afectados por el expárroco de El Bosque. Al volver del encuentro, el sacerdote afirmó que la información recabada por Scicluna y Bertomeu "dejó en claro que existían graves problemas en la Iglesia chilena y no solo en la Diócesis de Osorno".
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