Este domingo el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati encabeza la procesión de la Virgen del Carmen que inició en la Plaza de Armas.
La actividad religiosa se desarrolló hasta el Palacio de la Moneda la que fue encabezada por el cardenal, en medio de la crisis que existe al interior de la Iglesia.
En la ceremonia, el monseñor Cristian Roncaglolio, Obispo auxiliar de Santiago, aseguró que en la Iglesia "hay dolor, pero hay esperanza. Nos dolemos ante ante el drama de los crucificados de hoy, de los sufrientes, de los que han sido victimas de abusos, de los que viven el dolor del abandono y la pobreza. Los crímenes cometidos por sacerdotes de nuestra Iglesia nos interpelan a una reflexión onda, a unirnos al dolor de los que han sido crucificados por ellos, que nos empuja a actuar, buscando los caminos para aplicar la tolerancia cero para que nunca mas ocurra estos crímenes en nuestra Iglesia".
Con ello, el monseñor Roncaglolio, agregó "sabemos que el dolor de los crucificados permanecen en el tiempo, y ellos sufren y sufre la Iglesia con ellos, y en medio de este dolor desgarrador, un acto reparador para ellos también sería que quienes lo han dañado les pidan perdón".
Esta actividad se realiza luego de una semana en la que se suman nuevas polémicas a la Iglesia, luego de que el viernes el Vaticano comunicara la dimisión de Fernando Karadima, por los abusos sexuales en contra de menores.
Ese mismo día, un nuevo manual de la Iglesia se hace público, en la que se detallan las conductas que no deben realizar los sacerdotes, religiosos/as, laicos o cualquier miembro de la comunidad eclesial de Santiago con niños, niñas, adolescentes y personas con discapacidad.
En él indica, entre otras cosas, como conductas inapropiadas "dar palmadas en los glúteos, tocar el área de los genitales o el pecho" o "recostarse o dormir junto a niños, niñas o adolescentes. Dar masajes. Luchar o realizar juegos que implican tocarse de manera inapropiada. Abrazar por detrás".
Finalmente, a esto se suma el hecho que las víctimas de abuso sexual exigen la renuncia de encubridores de delitos sexuales al interior de la Iglesia, encubridores que entre ellos, aseguran, se encuentra el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati.