Un profundo análisis de la crisis que vive la Iglesia en Chile realizó el sacerdote jesuita Felipe Berríos. El análisis del religioso que vive en La Chimba es que se debe provocar un cambio profundo en la Iglesia, que la modifiquen por completo.
A juicio del religioso el "desatino" que Barros haya aparecido en las misas que el Papa tuvo durante su visita a Chile "provocó algo virtuoso porque nos permitió llegar al fondo, o más bien encausarnos a buscar ese fondo, y ahora estamos viendo el destape porque en los años 60, 70, 80 y 90 se veía una Iglesia ordenada, concentrada en su misión, yo creo que lo estaba, pero por dentro escondía mucha pudrición", señaló en entrevista con El Mercurio de Antofagasta.
Agregó que "se ha centrado mucho en la rabia hacia personajes como Ricardo Ezzati, (Francisco Javier) Errázuriz, (Jorge) Medina, (Angelo) Sodano, pero yo creo que hay que hacerse preguntas… Ezzati fue un chico joven, idealista, apasionado por el evangelio, dejó su patria, su lengua, su familia, por venir a América, a Chile. ¿Qué pasó con este chiquillo que lo transformamos en alguien odioso? ¿Qué pasa en la institución que provocó esto? Porque si no hacemos cambios profundos en las instituciones vamos a seguir produciendo. Tenemos que cambiar la institución de la Iglesia".
Berríos apuntó también a que se debe modificar la legislación vigente en el país para proteger a los menores y evitar que los delitos de abusos queden impunes. "No basta con enrabiarse con algunos si no cambiamos la ley, no basta con enrabiarse con la Iglesia si la sociedad chilena no crea los conductos para que la Iglesia quede a un lado y sea la justicia la que investigue. Todavía no se promulga la ley para que los delitos sexuales contra menores no queden prescritos", indicó.
Sostuvo, además, al interior de la Iglesia "se veía el abuso como una falta y no como un delito y no se veía el daño que causaba en la víctima. Además, el proceso canónico es lento, engorroso y bajo secreto, lo cual, por un lado, pareciera que hay encubrimiento, y por otro, se presta para encubrimiento".
El religioso también tuvo palabras para Ricardo Ezzati, Francisco Javier Errázuriz y Angelo Sodano, quienes hoy están cuestionados y que tiempo atrás tuvieron problemas con él: "Cuando ellos tenían poder, dije lo que pensaba sobre ellos, ahora que están caídos, no me interesa hacer leña de ellos. Y sería presuntuoso de mi parte, decir que sabía algo de esto o que lo presentía. Lo que me molestaba profundamente era el secretismo que usaban y practicaban, y segundo, un abuso de poder".
El sacerdote fue muy crítico también de la renuncia que los obispos de Chile presentaron al Papa Francisco en Roma. "Cuando el Papa llamó a los obispos a Roma, habría sido la oportunidad de que los obispos hubieran dicho: 'Yo, en mi diócesis, he tenido este problema y no lo he resuelto, y renuncio por eso'… Porque ellos cuando volvieron dijeron: 'Nosotros dependemos del Papa siempre está nuestro cargo a disposición'. Esa era una manera de decir, nosotros renunciamos por educación, pero no por conciencia de haber cometido un error", dijo.
Finalmente, señaló que "entiendo que un sacerdote pueda tener relaciones con una mujer, o si es homosexual, con un hombre, pero es inexplicable que pueda dañar un niño".