El Tercer Tribunal de Juicio Oral en lo Penal (TOP) de Santiago condenó a Teresa Díaz Stevens y a su hija Mónica Flores Díaz a 17 años de cárcel. Esto por fingir ser médicos cirujanos en una clínica clandestina de Las Condes, donde le inyectaron silicona a una mujer que terminó muriendo.

Las mujeres fueron condenadas en calidad de autoras de los delitos consumados de homicidio simple, ejercicio ilegal de la profesión de médico cirujano en concurso medial con el delito de uso malicioso de instrumento público falso, lesiones graves y ejercicio ilegal de la profesión de médico cirujano.

Por otra parte, el otro hijo de Díaz Stevens, Jorge Flores Díaz, fue absuelto por los delitos de homicidio simple, obstrucción de la investigación y ejercicio ilegal de la profesión de médico cirujano en concurso medial con el delito de uso malicioso de instrumento público falso. Sin embargo, fue condenado a 181 días de reclusión al ser autor del delito consumado de ejercicio ilegal de la profesión de médico cirujano.

Las víctimas de las “cirujanas”

Desde el tribunal se acreditó que el pasado 1 de febrero de 2022 Leslie Vergara Pavez, se trasladó a un inmueble de la comuna de Las Condes, donde estaba ubicada esta clínica clandestina, para realizarse una intervención “para el aumento de sus glúteos por medio de inyecciones de colágeno”.

“En dicho lugar recibe la actividad de Teresa Díaz Stevens y Mónica Flores Díaz, quienes actuando con dolo y ejerciendo ilegalmente la profesión de médico cirujano, mediante una veno punción inyectan en su glúteo derecho una sustancia que correspondería a polidimetilsiloxano, también llamado silicona, la que finalmente y a los pocos minutos le genera la muerte, siendo la causa del fallecimiento un infarto pulmonar, embolia pulmonar por cuerpo extraño”, señalan desde el tribunal en el fallo.

La clínica estética que operaban los inculpados estaba instalada en una vivienda de Las Condes, que no contaba con las instalaciones médica.

El TOP también señaló que entre los años 2015 y 2022 los hermanos Flores y su madre realizaron múltiples intervenciones y tratamientos “para el aumento de los glúteos por medio de inyecciones con sustancias, que señalaban se trataba de ácido hialurónico o colágeno, sin embargo, estos tratamientos provocaron reacciones adversas y problemas de salud en un gran número de víctimas”.

Uno de esos casos fue el de Jocelyn Riquelme Martínez, quien fue atendida el 2 de marzo del 2017, donde le inyectaron supuestamente ácido hialurónico con poliacrilamida en ambos glúteos. Sin embargo, esto le produjo posteriormente fiebre, induración de la zona intervenida, dolor y aumento de temperatura local.

“Posteriormente, el Servicio Médico Legal constata la existencia de cicatrices como consecuencia del procedimiento de infiltración de polímeros en regiones glúteas y la existencia de lesiones graves atribuibles a complicaciones tardías del procedimiento estético, quedando con secuelas y daño lesional en ambas rodillas. Lesiones explicables por la administración de un relleno no absorbible, de pronóstico médico legal grave, que sanan previos tratamientos quirúrgicos especializados en 300 a 330 días, con igual tiempo de incapacidad, aún en etapa de curación”, indicó el tribunal.