El 13 de mayo de 2017, la ciudadana francoamericana Nancy Michelle Kendall. de 71 años, decidió aprovechar una visita a México para recorrer la colonial localidad de San Miguel de Allende, en el estado de Guanajuato, México. Mientras caminaba por la calle Talaveras, fue abordada, maniatada y raptada por al menos dos hombres. Permaneció en cautiverio 78 días y, al ser liberada, se revelaría que los autores del secuestro le habían cortado un dedo.
Según logró acreditar la Fiscalía del estado de Guanajuato, uno de los involucrados, a quien catalogó como líder de la banda, era un nombre conocido en Chile. Se trataba de Raúl Escobar Poblete, alias "comandante Emilio", exintegrante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) y eventual responsable del homicidio del senador Jaime Guzmán (UDI), cometido en abril de 1991.
El exfrentista fue condenado el viernes pasado por la justicia mexicana a 60 años de cárcel, como coautor de secuestro agravado.
No obstante, el fiscal general del estado de Guanajuato, Carlos Zamarripa, entregó ayer, en conferencia de prensa, detalles sobre el caso y dejó claro que tanto Escobar Poblete, quien se hacía llamar en México "Ramón Alberto Guerra Valencia", como sus cómplices serían responsables de múltiples delitos de este tipo.
"Tenemos certeza de que están involucrados en varios secuestros acontecidos en San Miguel de Allende en la última década", aseguró.
Entre los casos de secuestro atribuidos a la banda se contarían el que afectó a Diego Fernández de Cevallos, político del Partido Acción Nacional (PAN), y el de la exnuera del expresidente mexicano Vicente Fox.
El persecutor mexicano siempre habló de responsabilidades en plural, dejando claro que Escobar no operaba solo. Incluso, aseguró que se emitieron órdenes de detención contra tres personas más.
"Hay órdenes de aprehensión en contra de la exesposa, que está detenida en Chile (Marcela Mardones), y de su última pareja (Isabel Mazarro), quien emigró a España y por quien se ha hecho una solicitud de extradición", señaló.
El tercer integrante, dijo Zamarripa, también está localizado. "Es un cómplice identificado y que pretendemos traer a juicio, y de quien sabemos está en Francia", indicó.
Según el periódico mexicano El Heraldo, se trataría de Ricardo Palma Salamanca. El también exfrentista fue condenado por el crimen de Guzmán y el secuestro de Cristián Edwards del Río. Permaneció en San Miguel de Allende junto a su expareja Silvia Brzovic hasta el arresto de Escobar Poblete. Tras un paso por Cuba, Palma aterrizó en Francia, donde recibió asilo político y se negó la petición de extradición enviada desde Chile.
"No me extrañaría que en los secuestros en México estén ambos chilenos involucrados. Todo es demasiado obvio o coincidente", señaló el diputado Issa Kort (UDI).
Modus operandi
Según distinguió Zamarripa, los secuestros siempre eran de larga duración. Entre los casos conocidos, el más corto se extendió por siete meses y el más extenso llegó a 18 meses.
Además, se informó que los secuestradores se presentaban ante las víctimas encapuchados y cuidando sus manos con guantes. La prolijidad también se reflejaba en los vehículos que usaban, los que no eran robados y siempre eran encontrados limpios, sin huellas dactilares.
En cuanto al modo de negociación, la fiscalía describió que realizaban "comunicaciones más sofisticadas y con pocas posibilidades de ser rastreadas".
Respecto de las condiciones de cautiverio, las autoridades mexicanas dijeron que introducían a las víctimas a un "cajón" de muy reducidas dimensiones, con paredes cubiertas de una tela verde y material aislante del sonido. También alimentaban "esporádicamente" al rehén. "Todo ello provocaba que la víctima se encontrara en infrahumanas condiciones, empleando, incluso, técnicas de guerrilla que tenían como objetivo quebrantar la voluntad humana y ampliar el sufrimiento", señaló Zamarripa.