Un giro clave para la suerte judicial de Fernando Candia y Felipe Osiadacz está tomando en las últimas horas el proceso que enfrentan en Malasia desde que fueran acusados del asesinato de una mujer transexual.
Luego de que, en la audiencia anterior, las muestras de ADN periciadas favorecieran la causa de ambos chilenos en ese país, la fiscalía ha ofrecido a su defensa una recalificación del delito de homicidio en primer grado que se les imputa, y para el cual la legislación malasia contempla incluso la horca como pena.
De materializarse el cambio de calificación a delito culposo (involuntario), los connacionales podrían enfrentar una condena máxima de 10 años.
El lunes por la tarde, a las 12.30 en Malasia, (1.30 de la madrugada en Chile) la fiscalía presentará un escrito formal en el que dirá qué pena se les ofrece a los chilenos si se declaran culpables del nuevo ilícito que está reformulando en torna a la la causa la parte persecutora, que a ese efecto invocará el Artículo 304 b del Código Penal de Malasia.
De ser aceptado el nuevo escenario por la defensa, se cree que el juicio podría llegar a término el mismo día lunes o a la jornada siguiente.
El factor ADN
El policía forense que examinó las pruebas recogidas en la escena del crimen fue el protagonista de la audiencia de la víspera en el juicio. Entre las evidencias había una que muestra el nivel de violencia con que los acusados fueron atacados en la recepción del hostal en que alojaban el 4 de agosto de 2017: la camiseta de Felipe, destrozada, hecha jirones.
La defensora, Venkateswari Alagendra, también hizo hincapié en esta prenda para señalar uno de los errores cometidos en el análisis forense, pues se evaluó como si perteneciera a la víctima.
El punto más sorprendente es que el forense no fue informado de la causa de la muerte de la víctima y solo se le requirió que comprobara si había manchas de sangre o semen. En su informe concluye que no hay ni una gota de sangre y en el análisis realizado de la zona rectal de la víctima sí hay restos de semen de dos personas, pero ninguna corresponde a los acusados. Se descarta, por tanto, un encuentro íntimo con la prostituta. Así, hasta ahora, la única prueba que hay respecto de la reacción de los chilenos es la grabación de la cámara de seguridad y el testimonio del recepcionista del hostal.