La Fiscalía de Taltal se encuentra tramitando la extradición de un sujeto italiano acusado por el delito de contrabando de cactus endémicos, que habría extraído desde el desierto de Atacama.
De acuerdo a la investigación del Ministerio Público, el sujeto realizó siete viajes a Taltal, Región de Antofagasta, entre 2013 y 2019. En esos viajes, extrajo especies endémicas en peligro de extinción que luego envió a Europa vía correos.
En febrero de 2020 la Policía Italiana incautó casi mil ejemplares de cactus chileno, originario del Desierto de Atacama, en un domicilio de la ciudad de Senigallia. De acuerdo a la indagatoria, el imputado luego comercializó las especies a altos valores entre una red de compradores en Europa y Asia.
Dichos cactus, encuentran en el norte de nuestro país, específicamente en una pequeña franja costera entre las regiones de Antofagasta y Atacama.
La extradición ahora debe ser gestionada por el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Detalles de la investigación
Según la investigación, realizada por la Fiscalía y Bidema de la Policía de Investigaciones, en sus siete viajes a Taltal el ciudadano italiano extrajo, fotografió y referenció, sin contar con autorización alguna, 964 ejemplares chilenos de la variedad Copiapoa, pertenecientes a los géneros Copiapoa (876 ejemplares), Eriosyce (79) y Copiapoa superba (89), avaluadas en la suma aproximada de 1 millón de dólares.
“Para sacar las plantas del país, el imputado realizó en la misma época 48 envíos postales desde la sucursal de Correos de Chile de Taltal, dirigidas a sujetos en Grecia y Rumania, quienes redirigían los envíos a su domicilio en Italia, donde las especies eran comercializadas ilegalmente al menos a 11 traficantes y coleccionistas de distintas nacionalidades y 7 coleccionistas italianos”, indicó la fiscalía.
El fiscal (s) de Taltal, Mauro Osses Ardiles, explicó que la investigación del caso comenzó en la Fiscalía Metropolitana Centro Norte a través de una denuncia presentada por Conaf tras los allanamientos en Italia, pero posteriormente se trasladó a Taltal, por ser el lugar donde se cometió el delito.
“Durante la investigación rastreamos los movimientos que había tenido el imputado, sus ingresos y salidas del país, y logramos determinar que esta persona viajaba regularmente a Taltal, donde solía quedarse 10 o 15 días, periodo en el cual extraía las especies y las enviaba a colaboradores que tenía en Grecia y Rumania, donde la importación de estas especies es más laxa, para luego hacerlas llegar a su domicilio en Italia”, dijo el fiscal.