Como una medida inútil califica el investigador de la U. Católica el sistema de restricción vehicular que ayer comenzó a regir en la RM, y que sacará, teóricamente, a más de cien mil vehículos al día del interior del anillo Américo Vespucio. Para Fressard, el sistema de restricción ya ha sido burlado en el pasado, y sin un sistema público de transporte alternativo al auto, sería un sistema estéril e imposible de fiscalizar.
¿Cree que este plan tendrá algún efecto en el patrón de viajes?
En absoluto, básicamente porque es tremendamente difícil detectar los autos restringidos para multarlos. Hablamos del interior del anillo de Vespucio, que es una frontera interior difusa, con muchas entradas y salidas. Además, a las 7.30 o cerca de las 21.00, cuando se levanta la restricción, es muy difícil infraccionar por un tema de falta de luz, y porque en la noche ya no hay policías ni inspectores en las calles.
Este plan no surge de eventos de contaminación puntuales, es permanente. ¿Servirá más para descongestionar que para descontaminar?
Creo que el foco es disminuir la congestión, sin embargo, es un disfraz bajo la contaminación que es donde habría una normativa para poder aplicarlo, pero para ninguna de las dos tiene efecto. Es más, pienso que el hecho de no saber claramente si un auto es de 2011 o no y pararlo erróneamente genera una cola gigantesca hacia atrás, muchos autos parados, y cuando vuelven a partir, parten en primera o en segunda, emitiendo mucho más contaminantes. Entonces, la medida en sí es contraproducente.
¿Por qué el gobierno tomó esta medida, entonces?
La mayoría de los especialistas en transportes no estábamos de acuerdo desde que se anunció el año pasado. ¿Y por qué? Un auto del 2015 diésel puede ser más contaminante que un gasolinero del 2010, entonces la calidad del vehículo no se mide por el año. Por lo tanto, el corte al 2011 es una lesera. La antigüedad no tiene que ver necesariamente con cuán contaminantes es, hay autos nuevos que contaminan más que los restringidos. Por otro lado, se quiere encontrar 100 mil autos en un universo de dos millones, eso es encontrar una aguja en un pajar, la única diferencia es que sabemos que hay agujas, pero no sabemos dónde están. Es muy difícil de capturar, entonces el gasto de recursos públicos para capturar a cien personas toda la mañana (de ayer) me parece que es una mala medida y un despilfarro de recursos públicos.
¿Era mejor el sistema que existía hasta el año pasado?
La restricción se aplica desde hace muchos años, en el 95 hice un estudio con un tercio de los autos y las mismas vías, y ya la restricción vehicular no tenía mayor efecto cuando se ampliaba de dos a cuatro, o de dos a seis dígitos, porque la gente se compró un segundo auto más viejo y que contaminaba más. Esto significa que la gente siempre busca las forma de hacer los viajes que tiene que hacer. Y, por otro lado, si hubiera un sistema de transporte público alternativo, pero no hay. Es impensado subirse a un bus por varias razones, o va lleno, no sabes cuánto te demorarás y si vas con niños al colegio es un problema, y el metro en hora punta ya va lleno. Si restrinjo cien mil autos, al menos son 200 mil pasajeros que no caben en el metro. No me parece justa una medida que no sirve para nada para efectos de contaminación, pero que genera un problema a las familias que no tienen una alternativa de transporte público como se debe.
El argumento del gobierno para este plan es desincentivar el uso del segundo auto.
Muchos ya tienen un segundo auto y, por otro lado, el que no lo tiene va a tomar un Uber o cualquier plataforma, por lo tanto ese viaje no se va a eliminar, lo van a hacer igual, igual va a congestionar, igual va a contaminar, porque uno lo va a hacer igual, en taxi o como sea. La gente con niños chicos no los va a llevar en bici o en bus.