La Fundación Jaime Guzmán realizó un análisis del proyecto de ley de Identidad de Género, documento en el que aseguraron que la iniciativa tiene "efectos jurídicos problemáticos" y que "relativiza el concepto de familia".
Además se mostraron contrarios al cambio de sexo en menores de edad, incluso con el consentimiento de los padres, porque "judicializaría" la relación entre padres e hijos.
Desde la institución sostuvieron que "más allá de los posibles cambios que puedan hacerse al proyecto de ley sobre Identidad de género que deberá ser revisado en comisión mixta, importa destacar que su espíritu y fundamentos suponen que el componente genético o natural es irrelevante a la hora de definir la sexualidad de las personas".
La fundación agregó que con esto "se evita una discusión sobre la validez y el alcance de centrar el estatuto de la identidad en el género y ya no más en la sexualidad, sin justificaciones sancionadas previamente, ni una debida aproximación a sus efectos sociales".
"Entender la identidad de género desde un aspecto subjetivo e inestable como la 'vivencia interna' podría abrir nuevas controversias sociales de distintas índole, como por ejemplo a nivel de seguridad jurídica, pues hay muchas normas cuya aplicación es diferente tratándose de hombres o de mujeres: la edad que se requiere para jubilarse es distinta según sea el sexo, o los costos de los planes de salud previsional difieren según el sexo también".
La Fundación Jaime Guzmán advirtió que "lo más delicado se da en materia de familia. A partir del desconocimiento de una naturaleza humana –constituida a partir de su cuerpo que, a su vez, está modalizado sexualmente como hombre o mujer–se relativiza el concepto de familia que surge a partir de esa complementariedad sexual, con fin de unión y fecundidad. Esta es la consecuencia más grave e importante de su articulado, pues, tras la deconstrucción del concepto de esta institución, sería posible crear nuevos derechos a la adopción y a la reproducción asistida, que serían alegados también por las parejas del mismo sexo".
A juicio de la entidad, "aceptar que la identidad depende de una absoluta libertad y autonomía superior a cualquier naturaleza, la modalización sexual del ser humano –hombre o mujer–pasaría a ser también un dato más que podría ser perfectamente modificable".
Además agregaron que "se hace necesario advertir otro posible daño a la institución familiar. Pues, una eventual autorización de cambio de sexo a partir de los 14 años, aún con autorización de los padres, podría también judicializar las relaciones entre padres e hijos. Esto, en la medida que si entendemos el derecho a cambiar de sexo como propio del derecho a la identidad, es decir, como un derecho personalísimo, entonces un juez podría considerar improcedente la autorización de los padres".
Para la entidad "esta lógica argumentativa nos da la razón de que, independiente de que estemos en desacuerdo con el proyecto de ley, el cambio de sexo (en caso de aprobarse el proyecto de ley) debiese ser un acto indelegable, incluso respecto de los padres, para lo cual es absolutamente necesario ser mayor edad".