Con ocho meses de anticipación el gobierno informó del nuevo horario que regirá en Chile continental por los próximos cuatro años. Se trata de una extensión del huso horario de invierno (UTC-4), que comenzará el primer sábado de abril y terminará el primer sábado de septiembre, a partir de 2019.

De este modo, "se reducirán prácticamente a cero los días en que el sol saldrá después de las 8.00 entre las regiones de Arica y el Maule", según explicó la ministra de Energía, Susana Jiménez.

La autoridad, afirmó que la medida -que comenzará a regir en 2019- beneficiará a 12,6 millones de personas, equivalente al 70% de la población.

En el caso de Magallanes y la Antártica se mantendrá el horario de verano durante los 12 meses del año. Sin embargo, se creará una mesa de diálogo regional para recepcionar opiniones de la ciudadanía.

Lo anterior porque el fin último de la medida es acomodar el horario de manera tal de reducir en todas las regiones la cantidad de días en que amanezca después de las 8.00. Por ejemplo, la Región Metropolitana pasará de 55 a cero días en estas condiciones. Lo mismo sucederá en La Serena y Valparaíso, que pasarán de 55 y 63 a cero días, respectivamente (ver tabla).

De cambios de horario Chile sabe bastante. En 2015, el gobierno de turno estableció que el huso horario de verano (-3) regiría de enero a diciembre. La medida causó reacciones divididas en la ciudadanía y debió ser modificada el año siguiente, donde se fijó el actual sistema que tiene tres meses de horario de invierno.

Efectos

Mejorar el desempeño de niños y adultos fue una de las razones que motivó el cambio. El académico de la facultad de Psicología de la U. de Los Andes, Nicolás Labbé, explicó los efectos: "Frente a la luz natural nuestro organismo atraviesa una serie de procesos que se van activando. Nos ponemos en alerta, y nuestros procesos básicos de atención, como la concentración y la memoria, también lo hacen", cosa que no sucede de la misma forma con la luz artificial.

Para adaptarse al cambio, el psicólogo señaló que cuatro y cinco días serían suficientes. Sin embargo, aclaró que "también hay personas que tienen más dificultades en regular sus ciclos circadianos (ritmos cardiacos) y les produce más dificultades en lo anímico".