Cuando en marzo se confirmó el primer caso de coronavirus en el país, uno de los focos más urgentes de preocupación fueron las cárceles. El hacinamiento, las condiciones de los penales y el temor a un contagio masivo motivaron a que Gendarmería activara un plan especial, que incluyó la restricción de visitas y el aumento en su personal de salud, entre otras medidas.
En paralelo, todos los actores del sistema penal concordaron en algo: evitar el aumento en el número de presos, acotar las prisiones preventivas, y el gobierno impulsó una ley de indulto especial para liberar a 1.300 reos. El impacto de todas estas medidas hoy se puede traducir en números, evidenciándose una baja en los ingresos de presos a los penales, en comparación con años anteriores.
Entre enero y junio de este año se registraron 33.133 ingresos a las 84 cárceles que hay a nivel nacional, según los antecedentes de Gendarmería. Esto representa un 44% menos de entradas a los penales, en comparación con el promedio del mismo periodo de tiempo entre los años 2015 y 2019.
En esos cinco años se registraron, en promedio, 59.488 ingresos a las cárceles en el periodo enero-junio, siendo en 2018 cuando hubo la mayor cantidad de entradas al sistema penitenciario. Desde Gendarmería advierten que se habla de “ingresos” respecto de personas que entran a cumplir prisión preventiva o una condena, aunque un reo puede entrar más de una vez en el periodo analizado.
Las razones de esta baja están directamente relacionadas a la pandemia. El director nacional de Gendarmería, Christian Alveal, indicó que “la única explicación que se puede dar en este caso es el efecto de las cuarentenas y toques de queda en la comisión de delitos. El despliegue de policías y militares incidió en la menor cantidad de ilícitos”. Solo en la Región Metropolitana, entre el 14 de mayo y el 18 de junio, los delitos violentos bajaron en un 53%, según el Ministerio del Interior.
Alveal sostuvo que “es importante también mirar los flujos de ingreso y salida de reos, porque siempre se ve la foto final. Hoy tenemos 39.200 internos, y antes eran 42 mil, pero hay otra cifra, que es esta gente que entra y sale, por eso la importancia del trabajo de nuestros funcionarios para implementar nuestro plan de contingencia ante el coronavirus. Cada ingreso de una persona a una cárcel es una posibilidad de contagio”.
Durante este año, abril fue el mes con menos ingresos (2.931), aunque en mayo y junio se registró un nuevo repunte, pero lejos de las hasta ocho mil incorporaciones de enero y febrero.
La baja de abril y el repunte de mayo y junio responden a un factor específico, según el jefe de Estudios de la Defensoría Metropolitana Norte, Octavio Sufán: “Nosotros hicimos una campaña para reducir la población penal cuando empezó el coronavirus, pero hoy esto viene nuevamente al alza. El sistema de justicia nuevamente empezó a pedir prisiones preventivas y aumentar los presos. En marzo pasaban 30 personas a control de detención, hoy día están pasando 200. Si se te mete el Covid-19 nuevamente, no solo aumentarán los reos y gendarmes contagiados, sino que también se genera un impacto en el sistema de salud en general”, explicó.
Hasta este jueves, son 1.955 los contagiados en el sistema penitenciario, entre funcionarios y reos.
Para el director ejecutivo de Paz Ciudadana, Daniel Johnson, la caída de ingresos a las cárceles podría responder a varios factores, entre ellos una mayor presencia policial y militar, pero también a que “los juzgados han debido retrasar audiencias, por lo que puede haber una postergación en la dictación de prisiones preventivas y sentencias definitivas, lo que debería repercutir en un aumento en los ingresos al regularizar la situación pospandemia”.