Este sábado, la subsecretaria de Salud Pública, Andrea Albagli, junto a otras autoridades de gobierno, encabezó la presentación de la estrategia para detener la aceleración del sobrepeso y la obesidad en la niñez y adolescencia para el período 2023-2030, plan multisectorial que involucra a ocho ministerios y tres organismos internacionales.
Al respecto, la subsecretaria destacó que esta estrategia “es muy relevante porque hemos visto en nuestro país un aumento sostenido de la malnutrición por exceso, tanto de sobrepeso como de obesidad en la población general y sobre todo en población infanta-adolescente”.
“Un ejemplo de esto es que dentro de nuestros registros tenemos un sistema de vigilancia de menores de 6 años en control en el sector público que ha mostrado que desde el año 2005 la obesidad en esa población era de un 7%. al año 2022, se duplicó a un 14%”, expresó.
Asimismo, sostuvo la autoridad de Salud, un reciente estudio que hizo una revisión sistemática de investigaciones sobre el estado nutricional de la población en 170 países entre los años 1990 y 2022 dio cuenta que en ese periodo, la tasa de obesidad en Chile se triplicó y nos sitúa actualmente en el segundo lugar de la región solamente después de México.
En esta línea, y ya que las causas de la obesidad son múltiples y complejas, explicó Albagli, se requiere también de una respuesta que sea multisectorial, y es por ese motivo que esta nueva estrategia presentada hoy incluye a los ministerios de Educación, de Deporte, de Agricultura, de Desarrollo Social y Familia, del Trabajo, de Mujer y Equidad y Género, y de Economía, junto con el Ministerio de Salud. Y además, también cuenta con el trabajo de la OMS/OPS, UNICEF y FAO.
Este nuevo plan pensado para el período 2023-2030 tiene 29 líneas estratégicas agrupadas en 9 áreas de intervención para así “focalizarnos en mejorar los entornos en que las personas viven, porque una de las causas principales de la obesidad son los que se llaman entornos obesogénicos, que son aquellos que favorecen una ingesta calórica elevada y también dificultan el acceso a la actividad física”.
“Nosotros sabemos que aquello que favorece el control del peso es una alimentación saludable y la práctica de actividad física”, expresó. “Pero también estamos conscientes de que eso se dificulta en entornos que no favorecen esas elecciones más saludables para las personas”.
“Entonces el desafío más importante es que a través del trabajo intersectorial y a través también de la regulación y la legislación podamos construir entornos que sean más saludables, que tengan mayor oferta de alimentos saludables, que restrinjan a aquellos que no son saludables y que hagan más fácil la adquisición de práctica de actividad física”, añadió.