Gonzalo Saavedra, quien fue rector el Internado Nacional Barros Arana desde el 2021 hasta su salida en abril de 2022, asumió este martes la rectoría interina del establecimiento ubicado en la comuna de Santiago. El nombramiento fue confirmado por la municipalidad esta mañana.

El docente de Educación Física asume el cargo tras la suspensión de María Alejandra Benavides, la rectora que lo sucedió en el cargo, que actualmente enfrenta un sumario y se encuentra en calidad de imputada tras la explosión del 23 de octubre pasado en un baño del establecimiento, en el contexto de una salida de encapuchados.

Saavedra tiene una larga historia con el INBA. Fue alumno en el internado como adolescente, profesor de Educación Física, jefe de internado desde el 2018 y rector interino desde el 2021. Este último cargo le fue solicitado directamente por el director de Educación Municipal de Santiago, Rodrigo Roco, ese año.

No obstante, el período como rector de Saavedra estuvo marcado por el trabajo para intentar erradicar la violencia dentro y en las inmediaciones del establecimiento emblemático. Por ese entonces, la salida de overoles blancos a quemar micros se hizo habitual. Incluso, se registraron lanzamientos de piedras y bombas molotov a la unidad de la División de Ingenieros del Ejército que colinda con el establecimiento.

Saavedra cobró relevancia cuando el 19 de abril de 2022, al salir a hablar con la prensa luego de una jornada de violencia casi inédita. Luego de quemar una micro, un encapuchado lo pateó por la espalda. “Tengo una comunidad quebrada, tengo mis trabajadores reventados, tengo 16 profesores con licencia producto de todas estas manifestaciones de violencia y por un grupo minoritario, muy minoritario y que además está intervenido por personas externas”, dijo entonces.

En abril de ese año, a Saavedra le comunicaron que no quedó en la terna final en la postulación a la rectoría titular por Alta Dirección Pública. Tras esto, entregó una entrevista a La Tercera Domingo, donde denunció que los overoles blancos eran financiados por un grupo político. Además, mostró el descontrol dentro del liceo.

“En el INBA, cuando era director de internado, había en promedio ocho profesores menos al día. Saca la cuenta: son 300 cabros dando vueltas por el colegio. Qué haces en un colegio de ocho hectáreas, lleno de piedras, casi sin rejas. Te los encuentras fumando cigarrillos o marihuana. Porque no tienes control, porque faltan asistentes de educación”, dijo entonces.