Una de las amenazas que enfrenta el sistema escolar es la deserción: el Ministerio de Educación estima que 81 mil escolares podrían abandonar el colegio este año si no se toman medidas a tiempo.
Varios establecimientos notaron que muchos niños habían dejado de responder, por lo que tomaron medidas de vinculación. Ese es el caso de los 12 colegios de Belén Educa, que reúnen a casi 15 mil escolares, de los cuales a mediados de año 1.400 no estaban respondiendo.
Marianela Cisternas, directora de Comunicaciones y Convivencia de la fundación, lideró un equipo para retomar el contacto: realizaron visitas domiciliarias, abrieron tutorías pedagógicas, contrataron profesores vespertinos y dieron apoyo psicológico a los jóvenes y a los profesores.
Pero como todavía había escolares que no respondían, crearon un bus pedagógico, adaptando un furgón que recorre los domicilios, llevando la sala de clases al hogar. Luego de todos los esfuerzos, los niños que no responden se redujeron a 84 en la red.
“Sabemos perfectamente dónde están esos 84, y también creamos un minisitio interno, que nos muestra cuáles alumnos se conectan a las clases, cuáles abren sus correos, y eso nos permite tener datos instantáneos”, dice Cisternas.
Uno de los recintos que lograron conectarse con sus alumnos es el Colegio Cardenal José María Caro, de La Pintana. Su directora, Pamela Wong, cuenta que al comienzo de la pandemia clasificaron a los alumnos según su nivel de conectividad, pero luego se dieron cuenta de que había un grupo que, pese a todo, no respondía.
Les llamaron los “súper cero”, un grupo de 53 estudiantes que no contestaban y a los que están llegando a través del bus pedagógico. “El colegio está en La Pintana, que es un sector rojo en cuanto a conectividad de internet, pero tratamos de mantener el contacto con ellos”, dice.
“Las familias se han conmovido, porque llegamos con ayuda psicosocial, con mercadería, y así es probable que se animen a hacer un esfuerzo”, agrega la directora.
Lo mismo ocurrió en los cuatro colegios de la Fundación Nocedal, que reúnen a 2.500 estudiantes, de los cuales solo seis están ahora desaparecidos. Miguel Arce, director del Colegio Puente Maipo, en Bajos de Mena (Puente Alto), se dio cuenta al inicio de la pandemia de que solo el 53% de sus alumnos tenía internet de hogar y solo el 47% tenía un computador o tablet, lo que auguraba un trabajo difícil.
“En junio, teníamos alrededor de 80 alumnos con muy poca participación y otros 10 de los cuales no sabíamos nada. Activamos un equipo que se llamó ’100%', que cruzó datos de la asistencia histórica, conectividad, nivel de cesantía y eso nos permitió focalizar el trabajo”, explica.
También les afectó el hacinamiento en que vive la población, lo que provocó que a la fecha el 20% de las familias del colegio ya se haya enfermado de coronavirus. “Elaboramos programas especiales de ayuda y cuando la comuna pasó a la Fase 3, fuimos a ver a los niños a sus casas y les llevamos una caja de alimentos”, dice. Ahora solo tienen un estudiante perdido, con el cual se contactaron este viernes.
La pérdida de contacto con los niños también afectó a los jardines infantiles. La Fundación Educacional Oportunidad, que trabaja en Renca y en 14 comunas de O’Higgins, advirtió que algunos de sus recintos perdieron el contacto con el 40% de las familias, por lo que activaron el programa “Un buen comienzo”, para mantener el nexo.
“Hemos recogido estrategias que han aplicado las comunidades para elaborar planes a partir de lo que ha servido. Por ejemplo, en Paredones, donde hay una baja conectividad, se ha recurrido al transporte escolar para ir a dejar materiales a las casas”, afirma Perla Chávez, encargada de la implementación de este programa en la fundación.
Hace algunas semanas, una mesa de expertos convocada por el Mineduc entregó propuestas para evitar la deserción. Liliana Cortés, directora ejecutiva de la Fundación Súmate, integró la instancia y cuenta que en las cinco escuelas de reingreso que agrupan hubo entre 10% y 20% de niños que se perdieron, pero que también hubo sorpresas, como jóvenes que compatibilizaron estudio y trabajo.
Sin embargo, advierte que para evitar la deserción será vital contar con recursos el próximo año, “y en la Ley de Presupuestos no hay ninguna señal de eso, solo existe un fondo concursable para 2021, pero con recursos escasos”