Cuando el juez Emilio Elgueta Torres (63) llegó a la Corte de Apelaciones de Rancagua en mayo de 2011, venía recién saliendo de un proceso disciplinario en su contra, que le valió un sanción por parte de la Corte Suprema.
Este proceso se remonta a agosto de 2010, cuando el pleno de la Corte de Apelaciones de Santiago, tribunal en donde ejercía, abrió una investigación disciplinaria por tráfico de influencias. En aquella época, el juez del Octavo Juzgado de Garantía de Santiago, Luis Avilés, dejó constancia por escrito de que Elgueta lo llamó dos horas antes de que se decretaran medidas judiciales contra su exesposa.
La comunicación telefónica se dio en el contexto de una querella por violencia intrafamiliar que le tocó recibir a Avilés y que fue presentada por Elgueta. Todo se originó en un incidente protagonizado por el magistrado con su esposa de ese tiempo, frente al colegio de sus hijos en Providencia. Ahí su exmujer lo habría golpeado con sus puños y pies.
Elgueta no solo llamó por teléfono a Avilés, sino que también hizo lo mismo con el fiscal Matías Moya, quien intervino en esta misma causa. Tras ese episodio y la investigación interna que hizo el Poder Judicial, se le formularon dos cargos por tráfico de influencias. Sin embargo, en octubre el tribunal de alzada capitalino -por 20 votos a favor y cuatro en contra- optó por sobreseer a Elgueta y desestimar la sanción de amonestación privada que se había propuesto.
Pese a esta absolución, la victoria no estaba asegurada. Cuando el caso fue visto por la Corte Suprema, los magistrados, en un fallo dividido, optaron por revocar el sobreseimiento y aplicar una doble amonestación privada: una por las llamadas telefónicas y otra por irregularidades en su actuar, en una causa que vio en la corte de Santiago.
Años después, en 2014, Elgueta volvió a ser investigado por la Corte Suprema. Este segundo sumario nació a raíz de una denuncia presentada en su contra, otra vez por tráfico de influencias. Luego del sumario, el pleno absolvió al juez por "falta de méritos".
Charlas de ética
Elgueta es exalumno de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, donde fue compañero de generación del exministro de Justicia José Antonio Gómez. Según su hoja de vida, ingresó al Poder Judicial en 1979. Luego de ocupar varios cargos, dio el salto en 2001, cuando asumió como ministro de la Corte de Apelaciones de Talca, la cual presidió al año siguiente.
Entre 2002 y 2007 se desempeñó como fiscal judicial de la Corte de Apelaciones de San Miguel. Finalmente en 2008 llegó al tribunal de alzada de Santiago. Sin embargo, luego de ser sancionado, fue trasladado a la Corte de Rancagua, la cual presidió en 2012.
Elgueta ha sido profesor de Derecho Penal en la Universidad de Talca y también impartió cursos en la Academia Judicial. En su hoja de vida se destaca un curso sobre ética que hizo en 1996. Además, en ese mismo expediente, se deja constancia de que en mayo del año pasado participó del seminario "Independencia Judicial: La Última Frontera Contra la Corrupción".
Según información del Poder Judicial, tiene una calificación sobresaliente con un 6,8. Además, el magistrado era miembro de la masonería. Integraba la logia Jorge Washington N°46 de Rancagua, de la cual fue expulsado la semana pasada. Quienes lo conocen lo definen como alguien que siempre trataba de presumir sus supuestas redes de contacto y de parecer como alguien que participaba de los círculos de influencia.
Con todo, Elgueta volverá a pasar por el mismo procesos que vivió en 2010 y 2014, ya que actualmente es investigado por la ministra de la Corte Suprema Rosa María Maggi por presunto tráfico de influencias. Él junto a los ministros Marcelo Vásquez y Marcelo Albornoz, todos de Rancagua, están suspendidos de sus funciones.