En diversas ocasiones, autoridades del actual gobierno y parlamentarios consultaron, formal e informalmente, la opinión de la Iglesia Católica sobre este particular. A todas las consultas recibidas, la Conferencia Episcopal de Chile (Cech) recordó que no es competencia de la Iglesia Católica, sino de los organismos competentes del Estado, el decidir sobre los feriados civiles.
Así se plantea el arzobispo de Puerto Montt y secretario general del Comité Permanente de la Cech, Fernando Ramos, respecto del proyecto de ley anunciado en La Araucanía por el Presidente Sebastián Piñera.
La iniciativa busca establecer como feriado el 24 de junio y conmemorar el Día Nacional de los Pueblos Indígenas, y reemplazaría al festivo religioso del 29 del mismo mes, que actualmente celebra a San Pedro y San Pablo.
Sobre este tema, el arzobispo Ramos indicó que “en el caso particular de los feriados del mundo católico, algunos de ellos compartidos con todo el mundo cristiano, el Estado los ha declarado festivos no por concesión u homenaje a la Iglesia, sino para hacer posible la concurrencia de los fieles a las ceremonias religiosas. Esto ocurre con los días Viernes y Sábado en el Triduo Pascual de la Semana Santa y con las cuatro fiestas de precepto en Chile: Navidad, el 25 de diciembre; las solemnidades de la Virgen María el 15 de agosto y 8 de diciembre; y la solemnidad de Todos los Santos, el 1 de noviembre”.
Y añadió que “el feriado legal del 29 de junio no fue solicitado por la Iglesia Católica. Fue establecido para agradecer al Papa Juan Pablo II por su mediación por el caso del Beagle. Si bien no se trata de una fiesta de precepto, hemos hecho presente que en diversas localidades de la costa chilena los pescadores y sus familias han tenido este día sus tradicionales procesiones en devoción a su patrono, San Pedro”.
Respecto del fondo de la iniciativa, el prelado apuntó que “en los diálogos que se tuvieron con autoridades y dirigentes políticos, desde la Iglesia Católica se manifestó con claridad que nuestra principal preocupación es que las propias comunidades de los pueblos originarios fueran escuchadas respecto de esta iniciativa, pero fundamentalmente que se consideraran sus legítimas demandas sobre las deudas históricas, sociales y culturales no resueltas”.
En el mar
Quienes se mostraron críticos con el proyecto de ley fueron algunos gremios de pescadores.
Sara Garrido, por ejemplo, coordinadora de la Red Nacional de Mujeres de la Pesca Artesanal de Chile, dijo que “como pescadores y creyentes, San Pedro es el patrono del sector. La fecha es una fiesta para nosotros, donde se pide la bendición para las embarcaciones, entonces, no se puede eliminar. Estamos de acuerdo con la creación del Día de los Pueblos Originarios, pero no a costa de nuestra fecha”.
Hernán Cortés, presidente del Consejo Nacional por la Defensa del Patrimonio Pesquero, que agrupa a alrededor de 60 mil trabajadores del sector, señaló que “suprimir una celebración que tiene una raíz profunda en el sector artesanal nos parece preocupante. Es parte de nuestra cultura y forma de vida; no vemos cuál es el objetivo de la eliminación de este feriado”.
Agregó que se reunirán con parlamentarios de distintas regiones para plantear su oposición a la medida.