"Enfrentar el daño producido por los abusos causados por miembros de la Iglesia en la arquidiócesis, responder a las necesidades actuales y construir caminos para restablecer la confianza". Esos son, en lo básico, los objetivos de la nueva estructura que creó el Arzobispado de Santiago para enfrentar el tema de los abusos sexuales por parte del clero, y que hoy informó a la comunidad a través de un comunicado.

La principal novedad de esta instancia es que será encabezada por una laica, la abogada Andrea Idalsoaga, quien le reportará su actuación directamente al arzobispo, el cardenal Ricardo Ezzati. Así, ella tendrá a su cargo las labores que realizan dos departamentos: la Oficina Pastoral de Denuncias (Opade) y el Departamento de Promoción de Ambientes Sanos.

"Para llevar a cabo sus tareas, la nueva delegación contará con el apoyo de una comisión permanente de trabajo, la cual estará compuesta por el vicario general, el vicario judicial, el vicario para el clero, la canciller, el delegado diocesano de la Opade y la directora del Departamento de Promoción de Ambientes Sanos. Esta comisión será presidida por la recién nombrada delegada episcopal", se informó.

Con esta nueva orgánica, por ejemplo, todas las denuncias de eventuales abusos serán siempre vistas por la abogada Idalsoaga; es decir, por una laica, que si bien le reporta al arzobispo, no pertenece al "círculo religioso" que siempre manejó este tipo de casos.

"Se busca actuar de manera alineada a través de las diferentes instancias de la arquidiócesis (...) y colaborar con instituciones civiles", se dijo.

Andrea Idalsoaga, la primera mujer -y laica- que encabeza las tareas vinculadas a las denuncias de abusos, es abogada de la Universidad Católica e integra la directiva de la Asociación Chilena de Derecho Canónico. También, durante más de 14 años, fue jueza del Tribunal Nacional Eclesiástico de Apelación.