La batalla contra el fuego en la comuna de Timaukel continúa, pero sin dar buenas señales. Hoy, los brigadistas y el resto de equipos de trabajo agradecieron la llovizna que se presentó en la zona del incendio, aunque no bastó para combatir el voraz fuego que está poniendo en peligro uno de los bosques nativos con más importancia en el combate del cambio climático del país.
Debido a esto Daniela Droguett, Directora de WCS Chile en Magallanes, pidió a las autoridades del país mayor preocupación ante lo que ocurre en Tierra del Fuego. “Se ven como pocas hectáreas, pero esas hectáreas son de suma importancia porque son bosques que demoran 60 u 80 años en crecer, entonces perder uno de estos nos va a tomar una vida volver a recuperarlos”, agrega la directora.
Apunta que faltan aviones para agilizar el movimiento de agua, ya que hasta el momento solo se cuenta con un solo helicóptero. Agradece la presencia y esfuerzos de brigadistas y el resto de los equipos, pero también opina que el área afectada es un zona de difícil acceso, por lo que es necesario un mayor apoyo aéreo.
Según los datos aportados por Conaf a La Tercera, actualmente se cuenta con dos retroexcavadoras, cuatro brigadas de combate de Conaf, dos carros de bomberos, una brigada del ejército, cuatro camiones aljibes, cuatro camiones bulldozer, cuatro esquives, tres excavadoras, y un cargador frontal para combatir el incendio.
Además, Aida Baldini, Gerenta de Protección Contra Incendios Forestales de Conaf, explica que están a la espera dos aeronaves cisternas, pero que debido a las precipitaciones y vientos de la zona es difícil combatir el incendio por el aire. Es por eso que se ha optado por utilizar maquinarias para hacer cortafuegos y otros implementos para combate terrestre, como piscinas, motobombas, mangueras.
Sin embargo, Melissa Carmody, Coordinadora del Parque Natural Karukinka, cree que estos recursos también se han quedado cortos. “Faltan camiones aljibes, faltan piscinas para almacenar agua, porque hay muchos lugares donde no hay acceso fácil al agua, por tanto el trabajo con motobomba es difícil”, añade.
La geografía de la zona también es un problema, debido a que los camiones tienen que recorrer largas distancias para acceder a las fuentes de agua, por lo que también se está generando una carencia de recursos para pagar el combustible, él cual principalmente ha sido facilitado por la municipalidad de Timaukel.
El siniestro comenzó el martes 25 de enero y su origen continúa siendo investigado por la Conaf. Hasta el momento no es un incendio que se considere como uno de grandes dimensiones, aunque rápidamente podrían sumarse cientos de hectáreas más a las 250 que ya han sido afectadas, debido al comportamiento errático que lo caracteriza.
“Es un incendio en una zona con muchísima carga de combustible, no solo de árboles vivos, sino que una gran cantidad de árboles muertos en el piso, que se han ido juntando”, explica Aida Baldini. Esta acumulación no produce grandes llamas, pero sí mucha intensidad calórica y saltos de pavesas.
Esto preocupa a Melissa Carmody porque se pronostican vientos de hasta 90 kilómetros en los próximos días. “El parque esta rodeando de cierta forma el sector del incendio, por lo que cualquier cambio en la dirección del viento le va afectar, estamos en muchos flancos siendo amenazados” explica.