"Muchos habríamos querido que el Papa de una vez por todas diera una solución a lo que despertó el conflicto, que fue lo de la diócesis de Osorno, pero él en la carta habla de muchos otros graves abusos. Se está tomando este tiempo porque aquí habrá una reforma".
Sin anestesia, el sacerdote jesuita y abogado Marcelo Gidi analizó la tarde de este jueves en entrevista con Nada Personal de Radio Duna la carta del Papa Francisco a los obispos chilenos, y su enfoque fue descarnado: señaló que, según su análisis, el Pontífice prepara un cambio grande en la estructura del Episcopado chileno.
"Lo que el Papa quiere resolver citando a los obispos no es solo el caso Barros, sino el caso de la Iglesia chilena. Es mucho más grave que el caso Barros. El Papa no se va a quedar solamente en este perdón", aseguró el teólogo -quien vive en Roma y hace clases en la prestigiosa Universidad Gregoriana-, agregando que "va a haber una renovación profunda de esta Iglesia".
En la conversación, Gidi aseguró que Francisco tendría espacio para renovar a obispos que ya le presentaron la renuncia por temas de edad, pero, según señaló, la falta de acuerdo al interior de la propia Conferencia Episcopal chilena ha retrasado este proceso. "Este episcopado necesita el nombramiento de al menos seis obispos nuevos (...) Nos damos cuenta de que hay una división en la Iglesia".
Gidi -quien fue el promotor de justicia a cargo de la investigación en el caso del sacerdote Cristián Precht- planteó además que el Pontífice podría establecer no sólo salidas de puestos, sino además sanciones. "Este Papa ha sancionado a varios obispos, o nuncios, cuando se ha comprobado la comisión de estos delitos. Está diciendo que tiene la información suficiente (...) Las sanciones de la Iglesia no buscan solamente castigar al delincuente, sino restablecer la justicia", dijo.
En su análisis, planteó que "el Papa se dio cuenta de que había información que estaba contaminada", y que el proceso habría comenzado con su visita a Chile. "Las personas a las que el Papa le dio más confianza en este tema le contaban las cosas en otro tono", afirmó.
Además, marcó que un ejemplo de estas diferencias es la distancia en tono entre la carta de Francisco y el análisis de la gira papal a Chile hecho por el cardenal Francisco Javier Errázuriz. "Si uno lee esta carta y lee la de monseñor Errázuriz, ve que hay dos miradas completamente opuestas sobre cómo fue su visita", aseguró.
En relación con la convocatoria que el Papa hizo a los obispos chilenos a viajar a Roma, Gidi planteó que lo más seguro es que Francisco ya tenga medidas pensadas. "No es que vayan a decidir los obispos. La decisión la va a tomar él, pero también tiene que contar con el apoyo del Episcopado de nuestro país".
"Hay un sistema que tiene que terminar en nuestra Iglesia chilena", afirmó el sacerdote jesuita, planteando la gravedad de la situación. "Hay una situación bastante delicada, que esta carta la pone tan claramente que de repente da dolor".
"La misma Iglesia es la que se ha autodañado: nos está pasando lo que le pasó al Imperio romano, que se destruyó a sí mismo", concluyó Gidi.