A medida que crecen los casos de coronavirus, un aspecto generacional desconcierta: la tasa de mortalidad en mayores de 80 años es casi del 15%, mientras entre los 10 a 39 años es solo 0,2%, según datos de China. En Italia, la tasa de mortalidad ronda el 10%.
La letalidad en ese grupo resulta preocupante en Chile, por el aumento de este segmento. En 2019, según proyecciones de población en base al Censo de 2017, el Instituto Nacional de Estadísticas estimó que este grupo llega a 2.260.222 personas, el 11,9% del total de la población nacional, y para 2035 se estima serán el 18,9% (3.993.821).
¿Su vulnerabilidad frente al Covid-19 es solo asunto de edad? Gerardo Fasce, presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología, es enfático en indicar que una relación directa entre riesgo de infección y edad es estigmatizar: “En la medida en que envejecemos, la probabilidad de muerte es mayor, no hay duda. Pero el coronavirus es más riesgosa en quienes tienen más enfermedades, y estas en la medida en que sean menos controladas, el pronóstico es peor”.
Son más vulnerables, pues su respuesta inmunológica es más débil. Es la inmunosenescencia, explica Agnieszka Bozanic, psicogerontóloga y fundadora de GeroActivismo. Es decir, cuando el sistema inmunitario envejece y es susceptible a enfermedades como el Covid-19. “Aunque las defensas están ‘alertas’, la respuesta tiene menos fuerza”.
La vulnerabilidad no es solo un asunto de edad, resalta Bozanic. “Se pone la edad como un criterio homogeneizante, pero sabemos que existen ‘vejeces’. No todos los mayores tienen enfermedades crónicas. Y al revés, jóvenes pueden tener enfermedades crónicas”.
Más relevante, agrega Fasce, es la funcionalidad, es decir, cuán independiente son. En países desarrollados, por ejemplo, usan como marcador si manejaron la semana anterior y si son independientes, “porque esa persona tiene un estado de salud que lo hace robusto, y si tiene que enfrentarse a una infección y conectarse a un ventilador mecánico, por ejemplo, lo más probable es que sobreviva. En cambio, si cuenta con asistencia, independiente de la edad, es probable que no sobreviva.
En la actual crisis sanitaria, países como Italia se vieron “obligados” a decidir según edad: con menos de 80 años había más probabilidad de terapias intensivas como ventilación mecánica.
¿Pasará lo mismo en Chile? La edad por sí sola es un muy mal indicador de salud, plantea Fasce. “En Chile hay 5.000 centenarios. Si a los 70 años defino que a una persona no la voy a tratar con respecto a uno de 50, a esa persona con el potencial de vivir más de 100 años se le quitan 30 años de vida potencialmente buena. La edad no es suficiente para una determinación así”.
Un aspecto es claro, dice Bozanic, ese criterio es reprochable tanto ética, legal, como moralmente. “Desde la ética rompe el principio de equidad y altera la ‘discriminación positiva por circunstancias de vulnerabilidad’”, dice. Es ilegal porque Chile ratificó la Convención Interamericana sobre los DD.HH. de las personas mayores, que dice que no se debe discriminar por edad. “Y desde lo moral, pensar que a cierta edad las vidas dejan de importar es detestable”.