“Por esto del Covid-19 tengo que ventilar la casa, al menos dos veces al día, pero cuando siento que el aire está malo no puedo hacerlo, así que echo Lysoform. Le coloco a mi hijo su mascarilla y, si siente dolor de cabeza, le doy al tiro un paracetamol”.

Desde Puchuncaví y con cierto pesar, Elizabeth Cabrera explica lo difícil que resulta cuidar a su hijo (28), contagiado con coronavirus, en una comuna donde opera un cordón industrial y la calidad del aire “no es buena”.

“Hay días que no se puede respirar, y las ventanas no se pueden abrir. Es un aire picante, que te hiere la tráquea, molesta la nariz, te deja moquienta y con los ojos llorosos. Estamos con esta pandemia y las industrias sueltan sus gases. No queda más que quedarnos escondidos, en nuestras casas. Pero es injusto para nosotros. Somos seres humanos, no animales”, señala.

Alerta ambiental

A las 4.28 horas de este domingo, la intendencia regional de Valparaíso comunicó, a través de sus redes sociales, el inicio de una nueva alerta ambiental para la comuna de Quintero (vecina de Puchuncaví), luego que una de las estaciones de monitoreo registrara un peak de dióxido de azufre, de 565 microgramos por metro cúbico (ug/m3), entre las tres y cuatro de la madrugada.

El anuncio recomendaba a los “grupos sensibles” –personas con enfermados cardiovasculares y/o pulmonares, niños, adolescentes, adultos mayores y embarazadas– la realización de actividad física “de intensidad ligera y de corta duración, con tiempos de recuperación prolongados”.

La alerta ambiental rigió por dos horas, o sea, hasta las 6.28 horas.

Mientras tanto, hasta las 10.00 horas de hoy, continuaba vigente el protocolo de Gestión de Episodios Críticos (GEC), que emite el órgano regional cada vez que la seremi del Medio Ambiente notifica malas condiciones de ventilación atmosférica.

Este protocolo fue activado, diariamente, entre el miércoles 20 de mayo y el sábado 23 (hasta las 10.00 horas de este domingo), para obligar a las empresas a “adoptar las medidas pertinentes, conforme a lo establecido en el Plan de Prevención y Descontaminación para las comunas de Concón, Quintero y Puchuncaví”, especificaba el anuncio emitido por la intendencia.

Cierre de empresas

Para Elizabeth Cabrera las medidas implementadas resultan insuficientes. “Acá las empresas que están al rededor deberían haber cerrado sus faenas, cuando decretaron la alerta sanitaria. Esto nos está perjudicando”.

Lo mismo plantea Katta Alonso, de la agrupación Mujeres de Zona de Sacrificio en Resistencia. “El GEC no da resultados. Las empresas siguen produciendo los peaks. Está probado que la contaminación deteriora el sistema inmune, y las partículas ayudan a transportar el virus, y que se mantenga en el ambiente. Por eso estamos pidiendo que paren, al menos en tiempo de pandemia, o hasta que se dicten medidas más estrictas”, señaló.

La entidad que “probó” este vínculo, entre contaminación y coronavirus, fue la Universidad de Harvard. En un estudio publicado el 13 de abril de 2020, titulado “Linking Air Pollution To Higher Coronavirus Death Rate”, se “descubrió que los niveles más altos de partículas diminutas y peligrosas en el aire, conocidas como PM 2.5, se asociaron con tasas de mortalidad más altas por la enfermedad”, reseña la web del prestigioso centro universitario.

Asimismo, el análisis concluye que “solo un ligero aumento en la exposición a la contaminación a largo plazo podría tener serias consecuencias relacionadas con el coronavirus”.

En esta línea, Andrés León, de la agrupación Dunas de Ritoque, sostiene que “las empresas no deberían estar funcionado, especialmente las que tienen tecnología obsoleta, sin mediciones de sus niveles de contaminación. A estas alturas, con la cantidad de infectados de coronavirus, deberían adoptar un mayor resguardo de la población, especialmente en las zonas de sacrificio”.