Jesuitas por crudo testimonio contra Renato Poblete: "Quisiéramos compartir la tristeza y abatimiento en que nos encontramos como congregación"
Marcela Aranda dio una extensa entrevista, en la que aseguró que el sacerdote la obligó a abortar tres veces y que la llevaba con otros hombres para que abusaran de ella mientras él observaba.
Luego de la entrevista que Marcela Aranda diera a AhoraNoticias, en la que relató crudos hechos de abuso por parte del sacerdote Renato Poblete, hoy los Jesuitas emitieron un comunicado, en el que aseguran que las acusaciones son "de la máxima gravedad" y que "acogen su dolor".
"A propósito del testimonio de la Sra. Marcela Aranda, conocido públicamente anoche, quisiéramos compartir la tristeza y abatimiento en que nos encontramos como congregación, así como muchos de nuestros colaboradores y la opinión pública", aseguran.
La mujer, ingeniera mecánica y teóloga, contó que "él comenzó a abusarme sexualmente con mucha violencia. Me llevaba donde otros hombres, con los rostros cubiertos, para que me violaran y me golpearan por turnos, mientras él miraba". Todo ocurrió en la década del 80 y terminaron en los años 90.
Los Jesuitas aseguran que desde "que la Compañía de Jesús recibió su denuncia, se inició una investigación a cargo del abogado laico Waldo Bown y se comunicó a la opinión pública. Tal como fue informado, se han recibido nuevas denuncias de abusos en contra de este sacerdote".
"Deseamos que esta investigación se realice con la mayor celeridad posible. Asimismo, queremos que la investigación cuente con el tiempo necesario para alcanzar la máxima rigurosidad. Desde la conmoción en que nos encontramos, seguimos comprometidos en poner todos los medios para alcanzar la verdad y contribuir en los procesos de reparación", sentencian en el comunicado.
La mujer, que en ese entonces tenía 19 años, agrega que "lo que más me hace sufrir es que él me obligó a abortar, y no solo una vez, tres veces", agregó.
Detalla que los abusos de Poblete fueron en las oficinas del Hogar de Cristo, en su casa y en distintos lugares. "Fueron ocho años de martirio. Me fue despedazando palmo a palmo hasta que no quedara nada en mi", confidencia.
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