Juan Cristóbal Romero, director ejecutivo del Hogar de Cristo: “Tenemos una cifra bajísima de contagios: 55 de 4.500 residentes”

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Tomar medidas con anterioridad, estudiar lo que sucedió en las hospederías de España y otros países, participación semanal en la mesa social del gobierno son algunas medidas del exitoso plan que ha permitido al Hogar de Cristo contener el conoravirus.


Juan Cristóbal Romero, director ejecutivo del Hogar de Cristo, cuenta que el 1 de abril transformaron todas sus hospederías en el país -donde las personas en situación de calle solo llegan a pernoctar- en residencias 24-7. “Ese día, tras una explicación del coronavirus, todos los hospedados firmaron voluntariamente una carta de compromiso, donde decidían quedarse a vivir en nuestras hospederías por los próximos meses. Con el propósito de proteger sus vidas y su salud, ninguna persona puede abandonar su residencia”, cuenta Romero.

¿Qué porcentaje no quiso firmar la carta?

Un porcentaje muy mínimo, la mayoría, jóvenes que se vieron enfrentados a la difícil disyuntiva de no poder salir a la calle, y a los cuales no se les abandonó.

Esta, más una serie de otras medidas tomadas con antelación, ha permitido al Hogar de Cristo controlar el coronavirus en sus centros y sedes: “Tenemos 4.500 personas en cuarentena en nuestras residencias y hospederías; gente en situación de calle, adultos mayores, personas con discapacidad mental, niños, niñas y adolescentes de 144 programas que están siendo atendidos por 1.500 personas. De todos ellos, hemos tenido 55 contagios (de ellos solo dos adultos mayores), que es una cifra bajísima. Y una persona fallecida”, cuenta con satisfacción Romero, quien es ingeniero civil de la Universidad Católica y también un destacado poeta.

“Sentimos que hemos logrado retrasar alrededor de seis semanas el avance del Covid (en el Hogar de Cristo), en comparación a otras instituciones a las cuales nos podríamos comparar, o en comparación con el avance del virus en el país”, agrega.

El ejecutivo cuenta que el plan para enfrentar la pandemia fue diseñado con antelación: “Como la población que atendemos es extremadamente vulnerable, con enfermedades de base, con dolencias crónicas, con tratamientos inmunodepresivos... era muy fácil que el coronavirus nos pudiera producir un daño mayor. Por ello, el 15 de marzo tomamos las medidas, muchas de ellas adoptadas posteriormente por el gobierno, como por ejemplo, nuestro protocolo de traslados de contagiados. Desde la llegada del virus dispusimos equipamiento de protección personal (mascarilla, cubrecalzado, alcohol gel…), que hemos logrado mantener gracias a una donación muy importante de la CPC y de otras empresas; sanitizamos todos los días todas nuestras sedes y el aseo a los espacios se realiza cada una hora.

El costo financiero del plan ha sido alto: “Son 2 mil 150 millones de pesos en gastos extraordinarios que tenemos previstos desde marzo hasta fines de junio. Tenemos proyectado un déficit anual de $ 1.600 millones, producto del menor ingreso de los socios puerta a puerta, que son aquellos que dan su aporte personalmente no a través de descuento de tarjetas. Para palear esta cifra, vamos a postergar proyectos para llegar a un déficit de $ 600 millones que, dentro de todo, es poco, considerando que nuestro presupuesto anual es de 50 mil millones”.

El desafío de mantener cifras

Romero advierte que se vienen meses más complejos y el desafío será gigantesco: “Necesitamos que se concrete el anuncio hecho ayer (el domingo) por el Presidente, de fortalecer la red de residencias sanitarias, porque a medida que aumenten los contagios en nuestras sedes vamos a tener que trasladarlos a residencias sociosanitarias”.

El director ejecutivo del Hogar de Cristo entrega otra cifra que no deja de sorprender: “De las 1.500 trabajadoras y trabajadores que hoy tenemos, solo hay ocho casos positivos… Pero a medida que esto aumente, vamos a necesitar reemplazos especializados y eso se puede transformar en un problema. Necesitamos dar apoyo y contención a nuestros equipos. Hay un estrés importante en nuestros empleados del cual se cuenta poco”.

¿Cómo están manejando ese estrés?

Acompañándolos, generando espacios de pausa y descanso. Hoy tenemos a casi todo nuestro personal asistiendo a trabajar, pero va a ser muy difícil que con héroes o heroínas resolvamos esta crisis.

Otra de las claves del Hogar de Cristo para enfrentar la pandemia -cuenta Romero- ha sido mirar sus símiles en el exterior, que ya vivieron la experiencia: “En las hospederías en España tuvieron que instalar carpas para evitar los contagios, no creo que nosotros lleguemos a ese punto”.

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