Son cerca de 37 mil las personas que la Fundación Hogar de Cristo atiende a lo largo de todo Chile. Desde colegios y residencias para menores vulnerables hasta centros de adultos mayores, con más de 300 programas activos de asistencia. Y los recursos para todo eso han continuado llegando, pese a la crisis que vive la Iglesia Católica. "Porque la caridad y ayuda social tiene un sello diferente, no confesional", sostiene Juan Cristóbal Romero, director ejecutivo de esta emblemática entidad para el ámbito asistencial.
Su argumento es que el apoyo viene de manera transversal, más allá de la génesis jesuita del Hogar de Cristo y del complejo momento que vive la jerarquía diocesana en el país, y todo lo que se encuentra bajo su alero.
"De verdad, creo que es así. Porque en el Hogar de Cristo aportan no solo personas del ámbito confesional; la adhesión es muy amplia, con socios que cruzan todo el espectro político, ideológico y de creencias. No somos solo católicos, hay mormones, evangélicos, masones, de todo".
Pero la inspiración es católica...
Sí, pero el concepto es netamente social; la gente que viene y aporta, la que nos apoya, es gente que tiene un nexo muy fuerte con las causas sociales, con la idea de construir un país más justo y digno. Y ese nexo de la gente con la causa social trasciende a los problemas de la Iglesia y a muchos otros, que por supuesto que los hay.
¿Cuántos socios tienen ustedes?
A julio de este año contabilizamos 349 mil socios a lo largo de todo Chile. Para tener una referencia, en 2014 éramos 320 mil socios. Ha ido aumentando la proporción.
¿Y el dinero que captan?
La plata que el Hogar de Cristo capta anualmente, en 2014, con valor del peso de hoy, eran $ 19.700 millones. Y en 2017 esa cifra ascendía a $ 22.420 millones. Respecto de la cuota promedio, subió de $ 5 mil en 2014 a $ 5.900 en la actualidad. Todo esto, te insisto, con valores reales, ajustados por IPC a la moneda 2018. Es decir, son comparables.
¿No han visto ningún efecto en la participación de las personas producto de las denuncias de abusos en la Iglesia y las investigaciones en curso de la fiscalía?
Es un tema bien interesante. La verdad es que, al menos hasta ahora, gracias a Dios, no hemos podido advertir ningún tipo de reacción negativa de parte de la gente. Incluso en el campo de los voluntarios hemos ido aumentando. Mi idea es que el Hogar de Cristo, y las obras sociales en general, son causas que las personas de la calle consideran necesarias, y que se han podido distinguir de los fenómenos que han ocurrido en la Iglesia. Porque te insisto que la adhesión es muy marcadamente social. Es un encuentro más profundo con la pobreza, con la gente. Y esa confianza no ha decrecido en nosotros.
¿Pero se plantearon la posibilidad de un escenario adverso?
Más que la crisis de la Iglesia, en Chile hay toda una crisis institucional, con mucha desconfianza hacia instituciones políticas, de seguridad y de todo tipo. Lo vemos a diario en otras áreas. Todos estamos expuestos al escrutinio. Por eso, nosotros hemos desarrollado acciones claras. En 2016 firmamos un convenio con el Consejo de Transparencia y en la web hay un capítulo donde todos los meses se informan nuestros estados financieros, hechos relevantes y otros detalles. También desarrollamos un plan de cuenta pública. Eso fortalece la fidelidad y estimula la causa.
¿Cómo es el donante de hoy?
Es mucho más exigente que el de hace 10 años. Pide mayor transparencia del destino de los recursos, de los montos, de cómo se van a gastar y cuándo. Lo vemos en sus correos electrónicos, en los foros de Internet. Por supuesto que hemos reflexionado sobre los temas críticos, todo el país lo está haciendo. Como te decía, hasta ahora la crisis de la Iglesia no ha afectado las donaciones, nadie dice que no va a ocurrir en el futuro, pero es sintomático que el apoyo a nuestra causa social y a los más necesitados se mantenga y crezca.