"Sabemos que religiosos chilenos destruyeron evidencias sobre abusos sexuales".
La frase es parte de las declaraciones que el fiscal Emiliano Arias dio en entrevista con el diario español El País, a menos de un mes de que interrogue como imputado al arzobispo Ricardo Ezzati, por la investigación que lleva adelante para determinar si hubo o no encubrimiento de parte de miembros de la Iglesia en casos de abuso sexual.
El persecutor, que deberá indagar cerca de 90 investigaciones canónicas realizadas a partir de 2007, aseguró que sus dardos van en contra de "la cultura del encubrimiento dentro de la Iglesia Católica chilena que ha posibilitado la comisión de delitos al interior de la organización".
Así, cuestionó el rol que han cumplido los obispos de la institución, ya que a pesar de que no tienen la obligación de denunciar, "¿pueden ampararse en que no están obligados para no trabajar estrechamente con la autoridad civil denunciando los delitos contra los menores de edad? Es igual que si hubieran tenido debajo de una capilla muchos muertos y solo hubieran hecho investigaciones canónicas", dice.
En la misma línea agrega: "¿Quién es el responsable de una organización y de lo que ocurre en un territorio? El obispo. ¿Por quién pasan todas las denuncias de abusos sexuales contra niños, niñas y adolescentes? Por el obispo. Conocen los hechos durante todo el proceso".
Por lo mismo, Arias señaló que "vamos a hacer un juicio histórico y espero que seamos capaces de establecer que si determinados obispos hubiesen cumplido con las debidas diligencias se hubiesen evitado una buena parte de los delitos de abusos sexuales contra menores cometidos por los religiosos chilenos".
El fiscal reconoció, igualmente, que el Papa Francisco abrió el camino para que comenzara a indagarse en los casos. Esto luego del complicado paso que tuvo el Pontífice por Chile, en enero pasado, cuando respaldó al obispo Juan Barros y aseguró que las acusaciones de encubrimiento en su contra eran "calumnias".
Para el persecutor, la carta que Francisco envió a los obispos de la Conferencia Episcopal, "es potente". "Un jefe de Estado nos dice en nuestra cara que algunos de sus ciudadanos organizados en Chile tienen una cultura del encubrimiento y del abuso. ¿Veamos entonces qué hechos concretos están encubriendo y los nombres de los posibles encubridores?", agrega.