“¡Mamá, ahí está Silverio!”. “Mira cómo corre”. “Está haciendo sus ejercicios matutinos”.

Esas son frases que se repiten entre los niños y adultos que en las últimas semanas han llegado a visitar a Silverio, la cría de rinoceronte blanco que el pasado 20 de junio nació en las instalaciones del Buin Zoo.

“Fueron 74,3 kilos de pura ternura”, dicen los funcionarios del recinto ubicado en la comuna de Buin al recordar el parto de la criatura a las 4.43 de la madrugada tras cuatro horas de labor.

Se puso de pie a los 50 minutos de haber nacido y tuvo su primera lactancia a las 2 horas con 42 minutos de vida, lo que era considerado clave para los especialistas que lo monitoreaban, pues esos son dos comportamientos que sirven para determinar si todo va bien desde el punto de vista médico.

Silverio es la tercera cría de rinoceronte que nace en este zoológico de la Región Metropolitana y en toda Sudamérica. Anteriormente, la pareja de rinocerontes adultos del recinto, Oliver y Hannah -que llegaron desde Sudáfrica en 2013 con sólo dos años-, tuvo a Pantaleón (2017) y Atanasio (2020).

La compleja labor de conservación de animales en vías de extinción del Buin Zoo (Foto: José Carvajal)

Pero aunque hoy todo ese proceso se mira con tranquilidad, no fue fácil que llegaran a ese punto. En un principio no se tenía información del todo precisa respecto del tiempo de gestación y se hablaba de estimaciones, lo que hizo que los profesionales del parque tuvieran que ir siguiendo el minuto a minuto con gran atención.

“Nos pasó con el primer nacimiento, que no teníamos seguridad de los días exactos del periodo de gestación. Todos los reportes hablaban de entre 15 y 16 meses o entre 17 y 18 meses, pero un mes de diferencia es mucho. Pero bueno, efectivamente estuvo dentro de esos parámetros. El tiempo de la lactancia, la información que teníamos era que antes de las cinco horas tenía que lactar a todo evento, sino había que empezar a darle leche, porque se podía deshidratar. Y nos pasó con Pantaleón, que fue el primero, que a las cinco horas no lo había hecho y estuvimos impulsados a empezar a alimentarlo, esperamos un poco más y a las seis horas ya estaba mamando. Entonces, es todo un proceso de aprendizaje”, comenta a La Tercera Ignacio Idalsoaga, fundador y director del Buin Zoo.

No hay estudios del todo acabados, en parte, porque de acuerdo con el Studbook oficial de esta especie (estudio global y coordinado entre todos los zoológicos que cuentan con ese animal) al año sólo nace un máximo de 17 rinocerontes bajo el cuidado humano, mientras que en su medio libre están fuertemente amenazados. Actualmente quedan sólo 10.080 rinocerontes blancos en el mundo (808 en zoológicos) y se estima que anualmente mueren cerca de 1.000 ejemplares, principalmente por la caza y destrucción de su hábitat.

La compleja labor de conservación de animales en vías de extinción del Buin Zoo (Foto: José Carvajal)

Por lo mismo, Idalsoaga asegura a que las labores de conservación de esta y otras especies amenazadas han sido arduas. En el caso de rinocerontes, generalmente cuesta que se reproduzcan si hay sólo un macho “disponible”.

“Son procesos lentos, superprofesionales, con un rigor científico enorme (…) Estamos en permanente conexión con científicos del mundo, para evaluar lo que hacemos, cómo lo hacemos y analizar si lo estamos haciendo bien. Así, nos han ido validando cada vez más respecto del bienestar de los animales, que es básico para la calidad de vida de ellos, y también básico para su reproducción”, sostiene el veterinario.

Actualmente el Buin Zoo forma parte de siete programas mundiales para recibir reproductores de animales en peligro, lo que también les permitió el nacimiento de cinco Burros de Somalía -especie de la cual quedan sólo alrededor de 200 ejemplares- y de cuatro Hipopótamos Pigmeo, de los que no se tenía reporte de reproducción en años en Sudamérica. Hasta ahora, todos esos procesos se han dado de manera natural y no se ha requerido inseminaciones.

La compleja labor de conservación de animales en vías de extinción del Buin Zoo (Foto: José Carvajal)

Cuidados

En el caso de Silverio, desde que nació hasta que fue presentado, pasaron 12 días para que tanto él como su madre pudieran estar en un espacio más tranquilo y resguardado. Estaban monitoreados 24/7 con cámaras.

Durante el primer mes fue lactancia materna exclusiva. Se les desparasita, sobre todo por los baños de barro que esta especie se da y también se le aportan los suplementos que pueda requerir, como calcio que también recibe la madre.

Además, al igual que en el caso de otros animales presentes en el parque, se consiguen pastos especiales, semejantes a los que se encuentran en sus respectivos hábitat.

Cuando se trata de especies que también provienen de zonas más temperadas, como el hipopótamo pigmeo, Buin Zoo también les dispone de calefacción durante toda la noche y también se les regula la temperatura del agua de sus estanques.

“Monitoreamos a todos los animales del parque. Los 2.500 animales pasan por el hospital veterinario al menos una vez al año. Que es como un control de ‘niños sanos’. Eso es lo que nos arroja los signos, niveles de calcio, fósforo, que el peso esté perfecto, la piel, los ojos, todo. Así se hacen ajusten en dietas y se incorpora lo que sea necesario y lo mismo con las condiciones del lugar en que están”, comenta Ignacio Idalsoaga.

La compleja labor de conservación de animales en vías de extinción del Buin Zoo (Foto: José Carvajal)

Cuidado más allá de los animales

Con la experiencia adquirida Buin Zoo tomó la determinación de no sólo preocuparse de la conservación de animales en peligro, sino que también comenzarán a incluir en sus labores el cuidado de plantas.

“Empezamos a meternos en el mundo de las plantas, conociendo fundaciones en Chile que manejaban el tema del tráfico de cactus, el tema de los hongos, el tema de las abejas nativas, que no hay forma que se reproduzcan porque las matan. Y hay un mundo de cosas relacionadas con los ecosistemas del cual hoy día nadie se hace cargo, a lo menos en forma conjunta, y por eso estamos avanzando en ello”, comenta el director.

Con esta iniciativa, Buin Zoo pasará a tener la denominación de Bioparque a partir de octubre, impartiendo, además, educación sobre los distintos ecosistemas y el cuidado que requieren.

Apadrinamientos

Para esta serie de gestiones es que Ignacio Idalsoaga también recuerda la necesidad de que la ciudadanía pueda seguir aportando a través del apadrinamiento de los distintos animales que permanecen en el recinto.