La confesión de un anarquista: Francisco Solar se quiebra y admite haber enviado bomba contra exministro Hinzpeter
En un hecho inédito uno de los principales protagonistas de los casos Bombas 1 y 2 relató sus pasos para la colocación de artefactos explosivos en Santiago. "La acción a realizar debía ser potente. Pensé en realizar una acción como respuesta, como venganza contra personas ligadas a la represión y al poder empresarial, ambas características las cumplía a cabalidad Rodrigo Hinzpeter, que en el año 2019 era gerente del grupo Quiñenco, cuyo presidente es Andronico Luksic”, dijo en una de sus palabras a la Fiscalía.
El 25 de julio de 2019 una bomba estuvo a minutos de detonar un piso entero de las oficinas de Quiñenco, en Las Condes. El artefacto -que contenía medio kilo de dinamita- iba dirigido al exministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, fue oportunamente pesquisado por el Gope de Carabineros, luego de recibir una alerta, tras otro estallido en la 54º comisaría de Huechuraba.
Ambas bombas despertaron la preocupación de las autoridades, quienes no tenían en su radar a quiénes podrían ser los eventuales responsables de este ataque. Así se inició una investigación que un año después arrojó resultados: el fiscal regional Sur, Héctor Barros, junto a un equipo del OS-9 de Carabineros, llegó a la conclusión de que Francisco Solar y Mónica Caballero, estaban detrás de estos hechos.
Solar y Caballero no eran nuevos en este tipo de actuaciones, y cómo no, si habían sido los principales sospechosos del denominado Caso Bombas I, en 2011, donde la justicia no determinó culpables y condenó al Fisco a indemnizar a los imputados. En 2013, sin embargo, los tribunales españoles los condenaron por la colocación de artefactos explosivos en Basílica Nuestra Señora del Pilar, en Zaragoza, España.
El 24 de julio de 2020 ambos fueron formalizados por envío y colocación de artefactos explosivos, homicidio frustrado y daños calificados. Así el caso avanzó con Solar y Caballero en prisión preventiva, a la espera del juicio oral que determinará su sentencia. Pero, durante los últimos días el caso tomó un rumbo inédito en este tipo de investigaciones.
Sabido es en el ámbito judicial y policial que quienes actúan bajo consignas anarquistas nunca declaran en la causa. Su silencio es casi un código, algo que Francisco Solar decidió quebrar durante las últimas semanas al prestar testimonio ante el Ministerio Público, reconociendo los hechos y entregando antecedentes inéditos de sus pasos en las calles de Santiago.
“Venganza contra personas ligadas a la represión”
En declaración parte recordando que en 2017 dejó Santiago y se radicó fuera de la capital. La idea -relató- era tener una vida más calmada, lejos de la “depredación” de la Región Metropolitana.
Sin embargo, indicó a los fiscales que a mediados de 2018 se planteó comenzar acciones subversivas, dado que “la manera más adecuada de luchar contra un sistema avasallador sustentado en la autoridad y la depredación, es por medio de la acción violenta revolucionaria”.
“Una vez que tome esa decisión me puse a pensar en algún objetivo, teniendo claro que si iba a asumir un riesgo grande, la acción a realizar debía ser potente. Pensé en realizar una acción como respuesta, como venganza contra personas ligadas a la represión y al poder empresarial, ambas características las cumplía a cabalidad Rodrigo Hinzpeter, que en el año 2019 era gerente del grupo Quiñenco, cuyo presidente es Andronico Luksic”, señaló a los investigadores.
En esa misma línea agregó que “Hinzpeter había sido Ministro del Interior del primer gobierno de Piñera, dejando una estela de represión que será difícil de dejar de recordar. Reprimió duramente las movilizaciones sociales y estudiantiles, intentando levantar una ley marcada por prohibiciones de todo tipo, conocido como La Ley Hinzpeter. Como ministro del Interior fue responsable político del asesinato del joven Manuel Gutiérrez, reprimió duramente las movilizaciones sociales de Aysén y de Freirina, militarizó el territorio mapuche, lo que provocó cientos de heridos, muchos de ellos niños e innumerables presos”.
Es en ese punto que Solar hace una pausa y vuelve a los años del Caso Bombas 1. “En agosto del 2010, junto con trece personas más fuimos objeto de los delirios represivos de Hinzpeter, que en su afán por terminar con los bombazos ocurridos principalmente en el sector oriente de la capital desde el año 2005, nos encarceló inventando pruebas, contratando a presos dispuestos a corroborar la tesis de la Fiscalía, tesis que se refería a la existencia de una asociación ilícita terrorista”, indicó.
Por lo mismo, reconoció, decidió “atacar” a Hinzpeter y comenzó a investigar cada paso del exministro. “Fui a ver al edificio Itaú a ver su flujo de gente, la gente que entraba, que salía; intenté ingresar al piso 14, donde estaban las oficinas del Grupo Quiñenco y no pude por los férreos controles existentes en la entrada (…) por lo que pensé que lo mejor sería enviar una encomienda explosiva dirigida a la oficina de Rodrigo Hinzpeter, para asegurarme que él fuera quien abriera el paquete”, dijo.
Acá, Solar pidió hacer un punto “importante”: “Los ataques indiscriminados nunca han sido parte de la práctica anarquista, nuestros objetivos son claramente definidos y apuntan a los responsables de la opresión y la represión. Como mi intención era realizar una acción de envergadura (…) decidí utilizar dinamita”, indicó al fiscal.
Enseguida, Solar relató cómo surguió la intención de atacar, además, la 54 comisaría de Huechuraba. En ese sentido explicó que el control de Carabineros en las marchas estudiantiles y protestas sociales de distinta índole le despertó la idea de que era esa institución un objetivo para sus acciones.
“Mi idea fue atacarlos como institución, por lo que representan, por su historia de sangre, tortura y muerte. Decidí atacar la 54 comisaría de Huechuraba como un gesto de venganza por el asesinato de la compañera Claudia López en septiembre de 1998″, señaló.
Finalmente, Solar, también abordó sus acciones durante el estallido social: “Al inicio de la revuelta yo fui parte de las distintas movilizaciones que se vivían día adía y pude ver a metros míos como caían ensangrentados los jóvenes producto de los balines y bombas lacrimógenas disparadas por carabineros. Fue por esto que la revuelta identificó a los Carabineros como uno de sus principales enemigos, por lo tanto, un ataque contra ellos era imprescindible y estaba completamente justificado”.
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