La cifra era tan diferente de las previas que el propio ministro de Salud, Jaime Mañalich, sintió la necesidad de recalcar el motivo. “Quiero ser súper enfático. Esto obedece a la técnica de registro que hace el Registro Civil para inscribir defunciones”, señaló la autoridad este martes, apenas momentos después de informar que la cantidad de fallecidos por Covid-19 registrada en la jornada alcanzaba a 19 personas.
El número era el más bajo entregado en un reporte diario desde el 13 de mayo, pero no representa una inflexión en la tendencia de decesos: de hecho, otros reportes paralelos, como el de la Sochimi, indicaban que en las 24 horas previas había en torno a 80 muertes atribuibles al coronavirus.
Tal como lo explicó el gobierno, esto es efecto de un “doble cambio” de metodología realizado durante la pasada semana, que no sólo corrigió al alza hacia atrás las defunciones atribuidas a la pandemia, sino que cambió la fuente de datos para las muertes que se informan todos los días en el ya habitual punto de prensa.
El lunes 1 de junio, Mañalich explicó que se haría una revisión de si faltaban por atribuir fallecimientos al Covid-19. Y además, al día siguiente debutó un criterio que ampliaba la categoría: hasta entonces, sólo se contabilizaban aquellos decesos con PCR positivo, pero desde ahí en adelante se sumaron todos aquellos que tuvieran a la enfermedad como causa probable en el certificado de defunción y registraran un test tomado, sin importar si éste había sido ya comunicado o no.
El domingo, cuatro días después de que la ONG Espacio Público publicara un informe donde calculaba en 712 la cifra de muertos “en exceso” durante la pandemia, Mañalich comunicó que se habían incorporado hacia atrás más de 500 decesos que cumplían con los criterios nuevos.
El rol del Registro Civil
Pero este lunes 8, el ministro de Ciencias, Andrés Couve, apareció por primera vez como parte del equipo que entrega el reporte para anunciar una nueva modificación: la cifra diaria que se entrega ya no se basará en la información de certificados de defunciones médicas recopiladas por el Minsal, sino que en las defunciones inscritas en el Registro Civil, una fuente de datos totalmente distinta y que tiene discrepancias con los datos de Salud, por lo que se realizará un cruce de información.
Más aún, señaló que, aunque se informará una cifra diaria, para efectos estadísticos se incorporará todos los días a cada fallecido en el conteo del día en que murió.
Pero dicha metodología tiene un problema: la falta de inmediatez. Esto, porque Couve reconoció que habrá un “pequeño retraso con la obtención de datos y el cruce con la base de datos del Registro Civil”. ¿Qué significa esto? En el desglose disponible de los fallecidos se aprecia: hasta ayer, sólo habían incorporados 25 fallecidos del viernes 5, siete del sábado 6 y ninguno del domingo 7 o el lunes 8.
El retraso puntual, además, tiene una explicación técnica. El Registro Civil prácticamente no incorpora inscripciones de defunción durante los fines de semana. Y el impacto que tiene en el reporte es también doble, porque si bien esto implica que habrá días con cifras de fallecidos más bajas de lo habitual, como ayer, también puede provocar que haya días específicos donde se acumulen grandes cifras.
Por ejemplo, en España -que ocupaba una metodología similar- se habló del “efecto rebote”, dado que los informes de los días martes usualmente tenían cifras bastante más altas que las jornadas previas.
Además de la demora en el cruce de datos con el Minsal -que se estima de entre 48 y 72 horas-, el Registro Civil tiene otros retrasos importantes. Un ejemplo: si el lunes 1 de junio el conteo de fallecidos para mayo en la Región Metropolitana llegaba a 4.873, el número para ese mismo mes cerrado subió el viernes siguiente a 5.302, y ayer tuvo una nueva alza, llegando a 5.497 decesos en ese mes, 1.718 más que el mismo período en 2019.
Considerando todos estos elementos, el cambio de metodología recibió críticas. El presidente ejecutivo de Espacio Público, Diego Pardow, afirmó a La Tercera que la nueva fórmula genera confusión, pues, entre otras cosas, no mantiene la comparabilidad de la serie de muertes hacia atrás.
“En este cambio de criterio yo sólo veo problemas: no veo nada positivo”, señaló, añadiendo que, además, la explicación de Couve sobre que se realizaría un cruce de información basada en los PCR positivos para confirmar los fallecidos por coronavirus anularía la modificación previa anunciada por Mañalich y se alejaría de los criterios de la OMS, que recomienda también incorporar a los decesos de los que se sospeche que fueron producto del virus, aunque no haya un test aplicado.