La salida de Elías Patricio Lillo (35) del Banco de Chile coincidió con el inicio de la investigación por presunto fraude al interior de la compañía, luego de que se detectaran cuatro transferencias irregulares por $ 56 millones. Las indagatorias internas se iniciaron a mediados de mayo, misma fecha en que el especialista de operaciones de la Unidad de Control Bancos Corresponsales desapareció de su trabajo, sin previo aviso. Un mes después, la institución ya tenía en su poder datos más acabados de la indagatoria. Ahí se estableció que Lillo sería el responsable de 35 pagos irregulares, efectuados entre el 8 de mayo de 2017 y el 3 de mayo de 2018, por un total de $ 475 millones.
Según la querella presentada por el Banco de Chile, el técnico habría desviado recursos desde una cuenta denominada "MB Dólares USA" hacia otra a nombre de su padre. Para lograr concretar la gestión habría engañado a sus jefes, quienes accedían a entregarle sus claves electrónicas, requisito para efectuar la transacción, convencidos -indicó el documento- "que se trataba de operaciones completamente regulares".
Esta práctica, según investiga la institución, se remontaría a 2008, aunque aún no se confirma que el extrabajador sea el responsable de las 278 transacciones que utilizaron el mismo modus operandi, las que le costaron a la compañía al menos $ 2.594 millones. Hasta la fecha se desconoce el paradero de Lillo, mientras la causa se encuentra en la Fiscalía Centro Norte, en manos del fiscal José Morales.
Vida cristiana
Elías es el mayor de tres hermanos, que junto a sus padres vivieron durante décadas en Cerro Navia. Evangélicos practicantes, los distintos hogares que la familia ha tenido en la comuna han sido siempre sedes de reuniones con sus pares al servicio de la Iglesia Unidad Metodista Pentecostal de la comuna metropolitana.
Tras egresar de enseñanza media del Colegio Rebeca Matte Bello en Renca, comenzó a trabajar como cajero en el BancoEstado. Allí daría sus primeros pasos en la banca, los que le permitirían ser contratado por el Banco de Chile. En esta institución fue recibiendo distintas capacitaciones, las que le permitirían especializarse como técnico informático y ocupar el cargo desde el que habría cometido el fraude.
"Él salió de cuarto medio y no fue a la universidad. Trabajó en distintas partes y en el Banco de Chile le fueron dando más oportunidades para que se siguiera desarrollando", indicó una persona cercana a la familia.
Desde su entorno destacan a Lillo como una persona tranquila, de la cual nunca habrían imaginado que cometería un delito de esta magnitud. "Es una buena persona, noble y sencillo. Yo creo que se deslumbró con tanta plata", afirmó a La Tercera un familiar cercano, quien dice desconocer su paradero.
Su estilo de vida nunca generó dudas. No recuerdan viajes a Europa o al Caribe. Todo lo contrario, destacan que sus vacaciones eran en el sur del país y sencillas. Nadie asegura tampoco haberlo visto en esta última etapa gastando grandes sumas de dinero. "Es una persona cristiana. Sus amistades son de ese entorno. Nunca tuvo contacto con personas ajenas a este mundo. No toma ni se droga", indicaron.
Lo único llamativo, según recordaron, eran sus vehículos. Aunque aseguraron que siempre lo asociaron a lo bien que le iba en el banco: "De primera tenía un auto común y corriente, pero después empezó a cambiarlo, pero nunca imaginé que pudiera haber hecho esto".
Los dichos de su entorno son coincidentes con la información comercial de Lillo. Un auto Citroën DS3 año 2014 y una camioneta Mazda BT50 año 2016 son las pertenencias a su nombre. A ello se suma una deuda cercana a los $ 150 mil con la banca. No figura con propiedades ni involucrado en sociedades.
Elías hoy no lo tiene que estar pasando bien, aseguraron. "Él debe estar padeciendo las consecuencias de lo que hizo. Como familia nos impactó harto que haya robado tanta plata", enfatizaron, además de desmentir la posible participación de su padre, de quien se dice "está muy impactado por todo".
"Su papá es una persona tranquila y está igual de sorprendido que el resto de la familia por lo que hizo Elías. Hasta a él le tienen bloqueadas las cuentas", añadió el familiar, quien pidió reserva de su identidad.
"Él apoyaba a mucha gente"
Elías y Miriam contrajeron matrimonio el 29 de noviembre de 2014. Es su segundo lazo. Antes estuvo casado con Rosa, con quien tuvo tres hijos. De este primer matrimonio surge una única denuncia en su contra. Una acusación por lesiones menos graves, cuyas víctimas registradas fueron su exesposa y uno de sus hijos.
Tras sus últimas nupcias se trasladó a vivir a Lampa. Esta relación, indicó uno de sus hijastros, terminó una vez se enteraron de los hechos. "A nosotros nos impactó la noticia y ahí le dijimos que no podía estar acá. Aunque lo hicimos en buena, porque él con nosotros siempre fue buena persona", indicó el joven, hijo de su segunda esposa.
"Mi mamá no lo tomó bien. Nunca lo habíamos pensado ni se notaba. Éramos una familia normal", agregó.
Entre los vecinos, Elías no era un rostro conocido, a diferencia de su pareja, quien llegó al barrio hace más de una década. Ella posee una empresa de eventos con la cual, según Mercado Público, ha obtenido desde 2014 ganancias por $ 650 millones. "Lo que tenemos es por trabajo de mi mamá. Ella tiene todas las facturas de sus cosas", reiteró su hijo, quien posee una barbería en una de las ampliaciones que tiene la casa, la cual destaca en el sector por ser la más grande.
Sobre el posible destino del dinero, el joven -quien también pidió no ser identificado- aseguró que Elías "ayudó a toda la gente que podía, a todas las personas que pudo. Él apoyó siempre a la gente que pudo. Personas que estaban mal, los apoyaba".
Según este testimonio, el técnico informático era capaz de dar hasta $10 mil a una persona en la calle. "Él nos dijo que ayudaba a harta gente", insistió.