Durante el estallido social, los viernes se instalaron como los días de mayores convocatorias de manifestantes en Plaza Italia. Las protestas, la mayoría de las veces, terminaban con incidentes en las zonas aledañas al punto de encuentro. Así ocurrió entre octubre y diciembre de 2019, y continuó los primeros meses de este año.
Fue así como el 3 de enero, el primer viernes del año, cerca de las 19.00 horas, comenzaron algunos disturbios en el sector. Aquella vez, un grupo de encapuchados se concentró en un objetivo diferente: la Iglesia San Francisco de Borja, ubicada en la calle Carabineros de Chile y templo institucional de la policía uniformada, que recibió bombas molotov en su interior y terminó con gran parte de sus instalaciones destruidas.
El inmueble destinado al culto, de estilo neogótico, fue construido en 1872 e inaugurado el 4 de mayo de 1876, pero en 1976 se destinó a las ceremonias religiosas oficiales de Carabineros.
Al interior de la iglesia hay un deterioro evidente producto del fuego y el calor, lo cual se refleja en las manchas del piso, el “englobamiento” que registra la pintura en muros y la deformación de piezas en el cielo de la nave principal.
Asimismo, se observa el daño que sufrieron los vitrales por efecto del calor, principalmente los localizados en el área del deambulatorio, los cuales se perdieron casi por completo.
45 metros
Según un reporte elaborado por la Subsecretaría del Interior, la iglesia contaba con 45 metros cuadrados de vitrales, 40 ventanas y 167 paneles. Aproximadamente, el 40% de los vitrales se perdieron por el ataque y, de acuerdo a las estimaciones de la mesa de trabajo conformada para su restauración, la remoción de las piezas tiene un valor de $ 60,5 millones.
Dada la importancia de estas piezas y el daño que presentan, el gobierno recomendó su desmontaje en forma urgente para evitar que se sigan degradando. Las piezas retiradas serán almacenadas en embalajes de conservación y depositadas en un recinto seguro y confidencial, en un proceso que estará a cargo del Centro nacional de Conservación y Restauración. En conjunto con la Subsecretaría de Patrimonio, el Ministerio de Obras Públicas y Carabineros, se implementó una mesa de expertos para avanzar en las gestiones que posibiliten las obras de emergencia, retiro y resguardo de vitrales.
El subsecretario del Interior, Juan Francisco Galli, explicó que “el daño simbólico a todos los carabineros que perdieron su vida sirviendo a nuestro país merecía una señal de parte del Estado. El objetivo es cumplir con el mandato del Presidente para recuperar los espacios públicos que fueron dañados por la violencia”.
Además de las gestiones de la Subsecretaría del Patrimonio está la posibilidad de financiamiento extranjero para la reparación, y también sigue en estudio la posibilidad de que parte de las obras de emergencia sean costeadas por el seguro de la propia iglesia.
Consuelo Valdés, ministra de las Culturas, Artes y el Patrimonio, detalla que “con el resguardo temporal de los 40 vitrales de la Iglesia San Francisco de Borja, podremos también estudiar estas importantes piezas que según sabemos y datan los registros, corresponden a las más antiguas de las que haya registro en Chile, y así trabajar para que este patrimonio no se pierda”.