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La pistola perdida del Tren de Aragua

El homicidio del cabo Palma, los cinco muertos de una matanza en Lampa y al menos otros dos asesinatos podrían tener un elemento en común: una pistola que nadie ha podido encontrar, pero que fiscales y policías, a través de tecnologías y peritajes, identifican como el arma que, transada en mercados negros, distintos sicarios venezolanos utilizaron para cometer sus crímenes.

En el Departamento de Criminalística de Carabineros de Chile (LABOCAR) llegaron al hit que determinó que el arma que mató al suboficial mayor Palma el 23 de abril de 2023 en avenida Matta. Pero hallaron más cosas: el disparo estaba vinculado a un homicidio en Estación Central, otro en Rancagua y a una matanza en Lampa. Todos, ligados al Tren de Aragua. En la foto, Roberto Saravia, director del departamento. Foto: Andrés Pérez / La Tercera. Andres Perez

La noche del 5 de abril de 2023, el motorista y cabo primero de Carabineros Daniel Palma escuchó una alerta: había disturbios en un concierto que se estaba desarrollando en el Teatro Caupolicán, casi en la intersección de las calles San Diego y Avenida Matta, en Santiago Centro. Contrario de lo que se acostumbraba, que es ir en pareja a estas emergencias, Palma tomó una decisión arriesgada: acudió solo al procedimiento.

Cuando iba por Av. Matta se dio cuenta de que un auto que circulaba por la calzada coincidía con la descripción de lo que le reportaron por radio: un Chevrolet Sail color azul. El cabo se acercó por el lado del copiloto. Un testigo ocular describió la escena: dijo que desde esa ventana emergió un brazo con una pistola. Ese sujeto disparó tres veces. Una de esas balas atravesó el casco de Palma. Murió minutos más tarde.

Cuando la policía y la Fiscalía llegaron se encontraron con algunos casquillos de bala en la calzada de Av. Matta. Eran calibre 9x19mm, uno muy utilizado por países miembros de la OTAN, usado en pistolas, carabinas y subametralladoras, como las Uzi. Por el tipo de bala y la evidencia que existía hasta ese momento, la tesis inicial era que se trataba de una pistola marca Glock, un arma muy extendida también en el crimen organizado.

La búsqueda duró varios días, a lo largo de varios cités en el centro de Santiago y en Quinta Normal.

La fiscal Marcela Adasme, jefa de Análisis Criminal de la Fiscalía Centro Norte, tomó el caso. Dice que, además de las pericias en los teléfonos móviles que fueron encontrando en los allanamientos, y de las imágenes de cámaras de seguridad, los ayudó la difusión pública de los rostros de tres sospechosos. Aunque tenían varias pistas, faltaban nombres y lugares exactos donde encontrarlos.

El casquillo de la bala y el proyectil que se le extrajo a Palma fueron analizados en el IBIS, una máquina y sistema computacional que permite analizar la “huella digital” que deja cada disparo en las balas y vainas que son percutadas. La bala estaba muy dañada y hendida, por lo que no pudo ser analizada.

Pero el casquillo sí arrojó una huella única y fue comparada con otros resultados del IBIS: es decir, con otras huellas, de otros proyectiles, de otras causas.

El resultado sorprendió a todos.

El 9 de abril de 2023, solo cuatro días después del asesinato de Palma, se reportó un tiroteo en Lampa, en el sector de Batuco. Cuando la policía llegó al lugar se encontró, esta vez, con cinco ciudadanos venezolanos impactados por heridas de bala. Con los días, varios fallecieron producto de esas heridas. El saldo fue de cinco homicidios.

Los primeros reportes hablaban de que la balacera se produjo durante un “baby shower”, pero lo cierto es que fue un ajuste de cuentas.

El 23 de abril, el Ministerio Público ordenó analizar una bala que se halló en la escena de ese crimen. La pericia mostró que esa arma, además de ser usada en Lampa, coincidía con un homicidio en Estación Central, un secuestro en Rancagua y otro homicidio en la zona central del país.

Aunque el match que más impactó a todos fue otro: era la misma arma que había sido usada para matar al cabo Palma.

El IBIS

El quíntuple “match” que hizo la bala fue gracias a una tecnología que se refuerza cada vez más en Chile: el IBIS. Es decir, el Sistema Integrado de Identificación Balística.

Quien cuenta esto es el coronel Roberto Saravia, director del Departamento de Criminalística de Carabineros de Chile (Labocar). Dice que esta tecnología llegó a Carabineros en 2014. A grandes rasgos, el sistema funciona así: cuando se recolecta evidencia balística, como armas, vainas o proyectiles, se les sacan muestras y se ingresan al sistema. Luego se almacena en la base de datos la información de cada evidencia.

En el Labocar de Carabineros en Santiago Centro, cerca de 20 evidencias balísticas son analizadas a diario. Allí, se intenta identificar, a través de las marcas que dejó la pólvora y el cañón en la bala, de qué arma salió. La clave está en que, subrayan, todas las pistolas son diferentes, y ninguna deja una huella igual que otra. Foto: Andrés Pérez / La Tercera Andres Perez

Saravia explica que una bala se compone de dos partes: el proyectil y la vaina que lo cubre. La vaina, por lo general, queda en el piso luego de disparar. El proyectil, en tanto, es el que sale disparado hacia su objetivo. En las escenas del crimen se pueden encontrar ambos o uno de los dos. Y cuando la bala viaja a través del cañón del arma, queda marcada por las estrías que tiene este por dentro. Cada cañón deja una marca distinta, y nunca se repiten entre sí.

-Da lo mismo si es la misma marca -dice Saravia-. Por ejemplo, si tengo dos pistolas Glock, mismo calibre, mismo modelo y con un número de serie distinto, son distintas. El proyectil balístico que pasa por ese cañón va a tener señales distintas y la vaina que fue disparada también va a tener señales distintas.

Una de las pericias que se hacen en el IBIS de Carabineros. La máquina analiza las balas o vainas a un nivel alto de detalle. Esto permite comparar -como en la foto- dos proyectiles al mismo tiempo. Las herramientas permiten, en base a varias pericias, definir el arma de la que se disparó la bala, y si dos proyectiles salieron de la misma arma. Foto: Andrés Pérez / La Tercera. Andres Perez

Desde 2014 a la fecha, dice Saravia, como Labocar, cuentan con 22 mil muestras de evidencia ingresadas al sistema IBIS. Es decir, 22 mil pedazos de bala analizados. En ese universo han encontrado 2.562 hits balísticos. O, en términos simples, 2.562 armas que han participado en uno o más delitos.

-Eso quiere decir que, aproximadamente, el 10% de las muestras tienen coincidencias con otras carpetas.

Saravia, incluso, lista como uno de los grandes logros del IBIS el que haya ayudado a llegar a los Antihuen: los tres sospechosos de asesinar por la espalda a los tres carabineros de Cañete. Porque, además de usar las propias armas de los policías, utilizaron un arma que dispararon meses antes en una persecución. Las pericias se hacen aún más rápidas desde el 2022, año en que, gracias a un convenio entre Carabineros y la PDI, se pueden encontrar “match” que hay en común en las bases de datos de ambas instituciones.

Así, el primer “match” que encontraron vinculado al arma que se usó en el caso de Lampa y del cabo Palma fue el de un homicidio ocurrido el 31 de diciembre de 2021. La víctima era un venezolano que nadie logró identificar, que apareció con múltiples balazos, en un fundo en Doñihue, Rancagua. Según lo que informó Carabineros en ese entonces, los signos de la muerte mostraban una posible ejecución. Ocho meses después, el arma reapareció en otro hecho de sangre. El 16 de agosto de 2022, un vehículo con dos venezolanos a bordo fue emboscado en calle Jotabeche, cerca de los terminales de buses de la zona. Trataron de correr del lugar, pero chocaron marcha atrás con un negocio. Al bajarse del auto, sujetos a bordo de otro vehículo les dispararon 10 veces. La bala que impactó a uno de ellos, Wilson Colmenares, de 22 años, también dio “match” con el arma de Av. Matta. Colmenares falleció en el lugar. Reportes policiales, posteriormente, lo vincularon a una banda de crimen organizado de origen venezolano llamada Los Orientales. Antes de cambiarse de bando, había pertenecido a una facción del Tren de Aragua llamada Los Valencianos.

La fiscal regional de Tarapacá, Trinidad Steinert, tomó el caso de la balacera de Lampa. Lo hizo porque venía observando la guerra de facciones del Tren, ya que investigaba a los cabecillas, como Larry “Changa” Álvarez, uno de los fundadores en Venezuela y en Chile. Steinert dice que el Tren mantenía en 2022 el control de distintos puntos de Santiago Centro, como el “Edificio de la Muerte”, en Huérfanos 1400. Allí ejercían uno de sus principales negocios: la trata de mujeres para fines de explotación sexual.

-Pero Los Orientales se negaban a someterse a las reglas del Tren de Aragua y, específicamente, se negaban a cobrar el mismo valor de la multa a las mujeres víctimas de trata. Entonces, el Tren procedió a secuestrar a los líderes de Los Orientales y les robaron sus pertenencias, oro, joyas, armas y dinero.

Steinert dice que el problema no terminó ahí.

-A raíz de esto, Los Orientales y Los Valencianos, en conjunto, representados por “Carlitos Gucci”, asesinaron en el edificio de Huérfanos 1400 al líder de Dinastía Alayón. Esta es una facción importante del Tren de Aragua, con fuerte presencia también en Perú. Alayón se encontraba a cargo de negocios relacionados con la trata de personas en el sector.

Luego, dice Steinert, el 9 de abril de 2023, durante una fiesta electrónica ilegal en una parcela en Lampa, miembros del Tren de Aragua reconocieron a los integrantes de Los Valencianos y Los Orientales. Abrieron fuego y los mataron.

Cuatro días antes, el arma había perforado el casco de Daniel Palma.

Dando vueltas

El peritaje del IBIS mostró algo más sobre la bala que mató a Palma.

La fiscal Adasme dice que siempre que llega a la escena del crimen de algún homicidio, siempre se fija en el “culote” de las balas: es decir, la parte plana opuesta a la punta. Allí, el martillo de cada arma -la punta que golpea la bala para activar la carga de pólvora y hace que esta salga disparada- deja una hendidura. Esta puede tener una forma elíptica, redonda o cuadrangular.

-En el caso de las pistolas de marca Glock, siempre dejan una seña, una especie de cuadrado. Por eso, si en un homicidio recojo una vaina y veo que tiene esa marca, sé que crecen mucho las probabilidades de que esa bala haya sido disparada por una Glock.

Lo que explican fiscales y forenses es que las balas percutadas por una glock dejan una seña rectangular, como la que se aprecia en la imagen. Foto: Andrés Perez / La Tercera. Andres Perez

Adasme cuenta que esto fue clave, primero, para entender qué pistola había sido la que percutó las balas. Pero faltaba saber quién era el tirador. Y, también, qué vínculo existía entre las causas.

A pesar del intenso rastreo en cités del centro, no encontraron la pistola que buscaban. Luego de algunos datos aportados por gente que los reconocía en la calle, llegaron a Ovicmarlixion Garcés, Luis Lugo, David Fuentes y Carlos Cortés. Gracias a los peritajes realizados a los celulares de esos imputados, dice Adasme, definieron que otro de ellos, Lermy Albarán, fue el autor del disparo mortal al carabinero. Lo encontraron trabajando como temporero, semanas después, en una plantación en Monte Patria, al interior de la Región de Coquimbo.

Las pericias de la matanza de Lampa, en tanto, apuntaron al corazón del Tren de Aragua en Santiago. Están imputados Géber Hernández Cona, quien tiene otras causas, como receptación de vehículo y un secuestro en Santiago. Horacio Fernández Medina, quien tenía vínculos directos con Larry Changa. Era el encargado de transportes del Tren y ayudó a esconder el vehículo usado en la matanza. El mismo Carlos “Bobby” Moreno también fue formalizado en ausencia: se le asocia a la planificación y al mercado narco del tussi de la sociedad que ejecutó la matanza.

Aún así había una duda que no lograban responder: ¿Cómo podía un arma homicida dar vueltas por Chile con tanta facilidad al punto de, incluso, ser usada para otro crimen en solo cuatro días?

La fiscal Adasme tiene una tesis que inquieta.

-Al parecer, existe un mercado donde se prestan y arriendan las armas para ciertos delitos. Que la misma arma esté en dos delitos distintos no necesariamente implica que la misma persona cometió los hechos.

Steinert tiene una mirada complementaria.

-En el Tren de Aragua las armas se van rotando. Los sicarios van saliendo del país cuando se trata de delitos graves o cuando pueden tener alguna represalia importante. Entonces, van dejando las armas que luego pasan a otros miembros de la organización. Eso hemos visto que ha ocurrido anteriormente. Como las organizaciones venezolanas son cerradas, en el sentido de que la mayoría de las veces recurren a otros venezolanos, las armas van circulando entre ellos y se van yendo del país y van dejando las armas que van ocupando otros y también traen nuevas armas del extranjero.

Adasme suma un dato a eso. Tiene que ver con lo que pasó esa noche del 5 de abril.

-Lo que creo es que los imputados huyen hacia unos cités en Quinta Normal, donde había una gran cantidad de extranjeros irregulares. Probablemente, cuando supieron que habían matado a un funcionario policial con esa arma, la entregaron a otro sujeto ligado al Tren de Aragua, que luego comete el delito en Lampa.

La formalización de los imputados por el crimen del cabo primero Daniel Palma.

Adasme cree que es un mecanismo del que muchos se benefician.

-Al final, a todos les sirve que el arma rote. Es una forma de protegerse.

Finalmente, los imputados por el crimen de Daniel Palma están cumpliendo prisión preventiva en la Cárcel de Alta Seguridad de Santiago.

A pesar de eso, y de todo lo que han conseguido averiguar sobre esa noche, aún es un misterio el paradero de esa arma. Ninguna de las fuentes consultadas puede decir con certeza dónde está ni quién la tiene.

Eso es lo más frustrante y peligroso, dice Adasme: que 24 meses después esa arma siga dando vueltas por ahí.

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