"¿Cómo anda Goic?". Eso fue lo primero que le preguntó el Papa Francisco a Fernando Ramos, administrador apostólico de Rancagua y secretario general de la Conferencia Episcopal (Cech), cuando ambos se saludaron al inicio de la audiencia del comité permanente de la Cech realizada el lunes en Roma. "Bien, pero con sus cosas", fue lo que le respondió el prelado.
La consulta del líder de la Iglesia Católica aludía al obispo emérito de Rancagua, Alejandro Goic, cuya renuncia aceptó el 28 de junio pasado, en medio de denuncias por conductas impropias y abusos sexuales que habrían cometido sacerdotes de su diócesis.
Inquirido por La Tercera, Goic señaló que el Papa se interesó por cómo estaba, "quizá porque coincidimos cuando él fue presidente de los obispos argentinos, y yo fui presidente de los obispos de Chile. Nos conocimos en reuniones en Bogotá y siempre me ha mostrado un cariño especial", señaló.
El Pontífice pidió a Ramos, además, que le entregara "una cartita". Sin embargo, Goic, al escuchar el audio, entendió que se refería a una "capilla", ya que durante su visita a Chile, hace un año, el Papa bendijo un ícono de la Virgen María para un recinto religioso de Rancagua.
Marcial Sánchez, doctor en historia y experto en Iglesia Católica, estima que la relación entre el Papa y Goic ha sido cercana y directa, ya que ambos pertenecen a una misma generación latinoamericana. "Monseñor Goic es una persona que en su momento fue muy cercana al Papa por la calidad de sacerdote que fue en su época y eso lo ha distinguido el Papa Francisco en algunas reuniones", explica.