Esta historia comenzó cuando el Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile informó a la comunidad académica que en medio de las actividades de conmemoración del 46 aniversario del Golpe de Estado un grupo de desconocidos había despojado los nombres de detenidos desaparecidos con los que -simbólicamente- habían re-nombrado a las salas de la Escuela que está emplazada en calle Pío Nono.

"Día posterior a haber pegado los nombres, nos encontramos con la noticia de que la mayoría de los nombres de las salas fueron despegados, además de haber arrancado una exposición de afiches que conseguimos con Londres 38, exposición que sacó el colectivo por la memoria en cuestión en su momento para conmemorar los 40 años del Golpe de Estado. Los funcionarios de los edificios nos dicen que cuando ellos se fueron ayer los carteles estaban intactos. Por lo que, los debieron haber sacado anoche u hoy en la madrugada. Lamentamos y condenamos profundamente este acto cobarde, que atenta contra un ejercicio fundamental de memoria. Creemos que lo ocurrido no es un hecho aislado, sino que se suma a una serie de atentados realizados por un grupo de personas", decía el comunicado.

Pero los ánimos se encendieron cuando el profesor de Derecho Comercial y socio de uno de los estudios de abogados más reputados de la capital, Juan Esteban Puga, contestó cuestionando el comunicado del centro de estudiantes. "Lamento antes la actitud del Centro de Alumnos. De la lectura de su nota se transparenta una visión de izquierda de lo ocurrido en Chile en los últimos 5 años, no de una visión imparcial y científica como debiera inspirarlos a Uds. En Chile no hay buenos y malos. La derecha y la izquierda chilenas tienen en abundancia personas buenas, inteligentes y decentes. El Golpe de Estado no nació de la nada; no fue una ocurrencia de cuatro generales; tampoco fue una movida de la derecha o de EEUU, pues también podría leerse como un fracaso de lo aspirado por Cuba y la URSS en esos años. El Golpe de Estado es un fenómeno respecto del cual hay múltiples lecturas", señalaba en su texto.

A través de dicho correo -en que estaban copiados los profesores y estudiantes de la Universidad-, Puga continuó comentando: "también deben reflexionar del por qué se juntó tanta rabia en los militares que incurrieron en los atropellos a veces salvajes a los derechos humanos. Militares formados en democracia hacen un golpe y de entre ellos un grupo decide matar, torturar, etc.. a personas de izquierda. ¿Por qué? Antes el Ejército era más bien Radical. ¿Qué pasó? Deben reflexionar también sobre las causas del golpe de estado. Este no fue la causa de la división entre los chilenos, sino consecuencia de ella. Deben a su vez reflexionar sobre el hecho de que en los últimos 30 años Chile ha tenido una historia extraordinaria: no hay índice social ni económico que no haya mejorado cada año".

Agregó que "deben preguntarse cómo es que eso ha sido posible. El año pasado decía un periódico que para el fin de semana del 1° de noviembre saldrían 500 mil autos de Santiago…y ese mismo periódico ese mismo día en sus noticias de "hace 30 años" indicaba que se esperaba al salida de 10.000 autos. La moralidad infantil, en incremento real de los salarios ( casi un 400% desde 1988), la eliminación de la inflación (gran impuesto al trabajo) el número de personas con educación superior ( del 6% en 1980 a casi un 60% el año 2012). Una lectura breve del cuento de la gallina de huevos de otro les haría bien en aras de ganar en prudencia y sabiduría. Lo notable es que el progreso en los últimos 35 años ha sido logrado por personas que vivieron y se odiaron durante la Unidad Popular…ahí hay un motivo de alegría y reflexión".

Continúa el texto sosteniendo que "hablan de impunidad. Pero resulta que todos los responsables vivos de abusos a los derechos humanos están presos. Sabemos quiénes fueron y qué hicieron. Pero como casi todos los delitos políticos, tienen que pensar que quienes los cometen lo hacen por un bien "superior" sean funcionarios de estado o terroristas. Una lectura breve del texto de Hannah Arendt sobre el juicio a Eichmann los ayudaría a entender más todo. El 11 de septiembre es una mala fecha. Mala porque aun quienes apoyan el golpe no lo apoyan como algo positivo, sino como un doloroso pero necesario evento para impedir que los chilenos termináramos en una guerra civil. Para quienes lo repudian no sólo porque fue un atetado a la democracia, sino por las consecuencias que nadie previó que traería. Hay que vivirlo no como una fecha de celebración, sino una de pena por el fracaso que representa de la sociedad civil. Yo los invito a que escuchen a Angel Parra o Víctor Jara y vean en cuántas de sus canciones se aluden al fusil, a la lucha revolucionaria, etc.. Mucha gente de izquierda llamaba a tomar las armas antes del golpe. Tuvimos por 20 días al dictador más longevo de Latinoamérica en Chile: Fidel Castro y hasta Salvador Allende quería que se fuera. Traten de ver reportajes de las manifestaciones durante la época de la Unidad Popular. Tomen conciencia de lo que fue y sepan que eso se puede repetir, porque la democracia nunca es indestructible".

Finalmente Puga asegura que "ustedes no están para seguir restreñando las heridas, ideas y luchas del pasado. Ustedes no habían ni siquiera nacido para la Unidad Popular, la Dictadora Militar y la vuelta a la democracia. Ustedes no tienen derecho a odiar, ustedes tienen la obligación moral de devolverle a Chile la paz, volver a la concordia, a observar al oponente como un amigo con opiniones distintas. Hay gente de izquierda y derecha buena e inteligente, tal vez porque el espectro político es un continuo y no un asunto de trincheras. Motivos para odiar, para rabiar, para ser infeliz, para descalificar, etc.. hay muchos. Pero todos sabemos que son autogoles, sentimientos que arruinan nuestra vida y la de los demás. El 11 de septiembre es un momento para reflexionar sobre como construyo puentes de amistad y fraternidad con mis oponentes, especialmente porque no Uds. ni ellos tienen parte alguna en esa triste fecha. No existe el derecho a odiar, ni el derecho a ser infeliz o hacer a los demás infelices. Es la verdad lo que nos hace libres. Feliz 18!".

La respuesta de Horvitz

La reflexión del catedrático generó molestia no sólo entre los grupos de alumnos, sino también entre sus propios colegas. La profesora de Derecho Penal y consejera del CDE María Inés Horvitz, reaccionó de inmediato a través de otro correo que se hizo público a la comunidad universitaria. "Qué lamentable tu postura, Juan Esteban. Supongo que yo podré hablar legitimadamente del golpe porque lo viví plenamente, en toda su atrocidad, lo que sabes porque fuimos compañeros de carrera. Y sí: tienes razón. Nuestra facultad en esa época estaba inmaculada, y silente como un mausoleo donde reina la muerte. Si, colega, libre  de afiches y lienzos pero no por voluntad propia sino  porque estábamos cagados de miedo : la facultad estaba atiborrada de sapos ávidos de denunciarte, muchos profesores habían sido exonerados y algunos de los que quedaban parecían gendarmes, vigilando cualquier señal de desacato; había  compañeros que hacían el saludo hitleriano y mostraban esvásticas, otros aplaudían al dictador y te miraban con mirada amenazante... ", dijo la académica.

Horvitz continuó diciendo: "Si esa es la facultad que añoras.. limpiecita, ordenada, sin manifestación de todas nuestras legítimas discrepancias, te quedaste en un pasado que nadie quiere volver a vivir, y tu idea de universidad emula más bien a la de un cementerio. Lo siento por lo mal que habla de nuestra generación".

A esta confrontación de ideas se sumaron otros profesores de la Escuela de Derecho, y Puga, por su parte, finalizó el debate al responder a la consejera. "María Inés, como siempre, a una opinión sigue una descalificación personal. Como siempre, atada en el pasado. Ojalá terminemos con eso en nuestra facultad", sentenció.