El parámetro para decidir dónde se envía un ventilador es como un semáforo invertido: si la región está en “verde”, la red UCI no tiene una demanda ni ocupación considerable; en “amarillo” es porque se debe estar alerta, pues los contagios y la demanda hospitalaria han crecido; y cuando el sistema marca una región en “rojo”, el traslado de una máquina allí es imperioso.

En medio de la pandemia, y en paralelo a la Unidad de Gestión Centralizada de Camas (UGCC), desde las oficinas del Ministerio de Salud en Santiago, la División de Gestión de Redes Asistenciales (Digera) decide hacia dónde viaja una máquina de soporte ventilatorio, sea dentro de la capital o a otra región. También evalúa dónde hay un excedente de ventiladores que puedan reubicarse o lo que es más usual: cómo se distribuye dentro de la misma capital, entre los recintos públicos o privados.

A cargo de esta gestión, explica el subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga, está el doctor Julio Montt Vidal, exsubsecretario de Redes Asistenciales del primer gobierno de Michelle Bachelet, y exdirector del Hospital Luis Tisné.

Zúñiga explica que hay dos factores condicionantes para definir dónde se destina una máquina de soporte ventilatorio, que puede ser invasiva, de alto flujo o los cascos de oxígeno “C-PAP”, que durante la semana llegaron a 4.434 máquinas totales.

“En base a la cantidad de contagios diarios que estamos viendo por cada una de las ciudades, nosotros realizamos proyecciones de hospitalizaciones que podrían requerir ventilación. Tenemos entre un 5% y un 6% de hospitalización en camas de unidades críticas, y entre un 18% y un 20% de hospitalización general. De acuerdo a eso, vamos realizando proyecciones porque hay un retraso entre el tiempo que uno se contagia, presenta los primeros síntomas, se hace la PCR y termina hospitalizándose”, detalla.

Por otro lado, y aunque existan regiones con capacidad de ampliar sus cupos de camas con ventiladores, se está privilegiando enviar los recursos donde se detecte una mayor demanda asistencial. Así, y durante la semana recién pasada, los esfuerzos se centraron en las regiones del norte que han marcado una notoria alza en los nuevos casos, explica la autoridad sanitaria.

“Comenzamos fortaleciendo bastante la Región de La Araucanía, después fortalecimos a Osorno, Magallanes, ahora lo estamos haciendo con Tarapacá, con Antofagasta y seguimos con la Región Metropolitana. En la medida que vayamos viendo que a otras ciudades les llega esta primera ola, se irá reforzando”, explica.

Sobre la situación crítica del norte, Zúñiga da algunos números: en Tarapacá han crecido los cupos UCI en un 308%.

La información se monitorea de manera diaria y en tiempo real, y en el caso de ser necesario un movimiento de ventiladores, este es gestionado por la UGCC. Sin embargo, cuando por motivos de infraestructura o de equipo de salud no es viable enviar máquinas, se pasa a la gestión de movimiento del paciente, primero dentro de su región, y si no hay cupo, a la región más cercana.

Por ejemplo, en Antofagasta ya han comenzado los traslados de pacientes con requerimientos de cuidados intermedios, o de patologías no asociadas a Covid-19, pues según explica el subsecretario, “sabemos que el nivel de contagios va a crecer en los próximos días y necesitamos el mayor número de camas disponibles para que las personas que se contagien se puedan hospitalizar”. Esa es otra forma de disponibilizar una cama con ventilador, detalla.

Para el presidente de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva (Sochimi), Tomás Regueira, esta capacidad para sumar ventiladores a la red no es infinita, principalmente por el recurso humano.

“En Chile hemos tenido una respuesta desde el punto de la red asistencial extraordinaria. Hemos crecido en camas en todas las regiones, los equipos de salud se ‘sacan la mugre’, y la distribución de ventiladores ha permitido que todo el mundo pueda ser atendido. Pero el problema no son ventiladores, sino que el personal y los espacios físicos”, comenta.

El doctor explica que, ante brotes que están en etapas tempranas, como el de la zona norte del país, el énfasis ahora se debe poner en la respuesta primaria, pues teme que “no haya trazabilidad y menos aislamiento”.

“Lo complejo es que cuando rebalsó Magallanes, Temuco y el Ñuble, los pacientes eran trasladados a Santiago. Cuando tuvimos mayor demanda en Santiago, se trasladó a regiones. Ahora, y con algunas regiones al alza en sus contagios, esperemos que no rebalsemos todas juntas”, concluye Regueira.