La educación superior ha vivido profundos cambios en los últimos años. La década pasada estuvo marcada por la explosiva expansión de la matrícula, que desde 2008 aumentó en 56%, alcanzando 1,2 millones de estudiantes. Esto implica que más adultos y trabajadores ingresaran a las instituciones del sistema.
Eso explicaría también el creciente aumento de estudiantes en carreras online, que entre 2013 y 2018 aumentaron 266%, superando los 35 mil alumnos. Así, este formato de enseñanza reúne hoy al 3% de la matrícula de la educación superior, pero se prevé que siga creciendo.
El plantel que reúne a más estudiantes de programas a distancia es el Instituto Superior de Artes y Ciencias de la Comunicación (IACC), que tiene más de 13 mil alumnos estudiando por internet. Su vicerrector de Servicios al Estudiante, Daniel González, afirma que esta tendencia "responde a la necesidad de los jóvenes y adultos que trabajan, pero que quieren estudiar" para mejorar su condición económica o su empleabilidad.
González explica que en países como Australia, Estados Unidos y España, esta modalidad ha avanzado más, al punto que entre el 12% y 15% de los estudiantes está en programas a distancia. "Nosotros estamos lejos de eso y no sé si llegaremos a que el 15% de la matrícula esté en internet, pero la tendencia debería seguir creciendo", agrega.
¿Cómo funciona una carrera online? El vicerrector dice que se trata de un modelo asincrónico, porque el estudiante puede acceder a cualquier hora del día a las clases grabadas y al material, que puede contener videos, textos o audios. En IACC, tienen cinco ciclos de clases al año, de nueve semanas cada uno, donde se hacen controles en línea, trabajos de desarrollo que el alumno debe enviar, y tutores para hacer acompañamiento.
Para asegurar la calidad de las notas y que el alumno no use a otra persona para pasar los ramos, existe un reglamento de honestidad académica, escanean los trabajos para asegurarse de que no hayan plagios, aplican pruebas de forma intensa para dificultar que otra persona conteste en nombre del estudiante y aplican un examen final de evaluación.
Según González, los programas online, al matricular principalmente a trabajadores, no miden su éxito según la empleabilidad, sino según la movilidad. "Hacemos un estudio anual, con una empresa de estudios de mercado, que nos dice que al primer año de egreso el 70% de los estudiantes mejora sus condiciones laborales, a través de un ascenso o traslado a otra empresa", asegura González.
¿Qué validez tienen los títulos? Según el jefe de la División de Educación Superior del Ministerio de Educación (Mineduc), Juan Eduardo Vargas, si el plantel tiene el reconocimiento oficial del Estado, entonces los títulos son válidos, independiente de la modalidad de enseñanza.
"Dado que la nueva Ley de Educación Superior contempla la acreditación institucional obligatoria, se espera que a través de estos procesos exista una mayor supervisión de este tipo de programas. De todas formas, nuestra recomendación es que quienes deseen estudiar un programa online lo hagan en instituciones acreditadas", plantea Vargas.
La Comisión Nacional de Acreditación tiene pautas para verificar la calidad de la formación virtual. Entre ellas, se evalúa si las instituciones tienen "una adecuada plataforma informática, que permite entregar el servicio a los estudiantes que participan de la modalidad virtual de manera continua y segura".
¿Cómo asegurarse de la calidad de estos programas?
Con las carreras online se puede estudiar en cualquier momento y lugar, pero es complejo verificar su calidad. ¿En qué debe fijarse un estudiante? Luz Montero, directora de UC Online, dice que la metodología, la acreditación y los tutores son clave para escoger bien un programa a distancia.
"Al igual que en la educación presencial, los estudiantes deben fijarse en si la institución está acreditada, porque la calidad de la institución es lo que más pesa en la calidad de la carrera. Y para eso, también hay rankings de programas online", explica.
Igualmente, hay que preguntar sobre la dotación académica, las tutorías y, sobre todo, si hay una metodología de retroalimentación. "Antes, las clases online eran en base a e-reading (solo lecturas), pero así se aprende poco. Se requiere interacción, discusión, foros y tareas para aprender bien, por lo que hay que preguntar cuál es la metodología de los cursos y cuántos tutores hay por alumno", puntualiza.
Montero dice que las carreras a distancia poseen hoy igual o incluso mejor calidad que los programas presenciales. "En idiomas, por ejemplo, la calidad de las carreras online es incluso superior, porque uno puede encontrar a un profesor que hable arameo, en algún lugar del mundo, y tener clases con él, lo que no podría pasar en el formato presencial. Las simulaciones, como para pilotar un avión, también se pueden enseñar bien de forma online", explica.
"Otras habilidades se deben enseñar de forma presencial, como en Medicina o Enfermería. Pero lo ideal es combinar lo mejor de los dos mundos. Las carreras online no son ni mejores ni peores, solo depende de para qué la quieres y cuáles son tus necesidades", agrega.
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