"Yo creo que los reos rematados de Punta Peuco no lo deben querer nada". De esta forma, el exministro de Defensa, Jorge Burgos (DC), describe la figura del comandante en jefe del Ejército, Ricardo Martínez Menanteau (58 años), en el centro de la controversia tras conocerse una serie de comentarios hechos en una charla privada en la Escuela Militar.
Burgos -ministro de Defensa entre 2014 y 2015- trabajó un año directamente con Martínez cuando éste se desempeñaba como subjefe del Estado Mayor Conjunto. Ahí compartieron en varias ocasiones, sobre todo cuando les tocó enfrentar varias emergencias, como el terremoto de Iquique y los incendios en Valparaíso. Una buena relación que se trasladó a la cancha de tenis. Cada cierto tiempo, Burgos y Martínez Menanteau se juntaban en la Escuela Militar para jugar ese deporte, donde también los acompañaba el ahora jefe del comité de senadores DC, Jorge Pizarro.
Tanto Burgos como Pizarro coinciden en el profesionalismo y el carácter institucional con que ejerce sus labores. Características a las que sus cercanos le añaden una visión "intelectual" de lo militar que muchos explican en el entorno en que creció: su padre fue coronel de Ejército y cinco de sus hermanos pertenecieron a la institución. En la rama castrense que dirige, además, reconocen su gran cercanía con su antecesor Humberto Oviedo.
Pese a ello, distintas fuentes vinculadas al mundo militar afirman que el perfil de Martínez Menanteau no genera consenso en la oficialidad, y que hoy existe un debate sobre el peso de su liderazgo. De hecho, las mismas fuentes aseguran que la controvertida reunión del martes se entiende en el contexto de la campaña que ha desplegado Martínez para reforzar la unidad interna, tras la investigación por el uso irregular de dineros fiscales para viajes al extranjero y por el polémico homenaje a Miguel Krassnoff realizado en la Escuela Militar, que derivó en la salida del director de dicho recinto, Germán Villarroel.
Otros, sin embargo, aseguran que las complicaciones se arrastran desde antes de su llegada a la comandancia en jefe, pues su nombre figuraba como posible candidato junto al del ex jefe del Estado Mayor Conjunto, John Griffiths, figura de gran ascendiente al interior de la institución. Una situación que se agudizó tras el estallido del escándalo de los viajes, que derivó en la salida de Griffiths del Ejército en octubre, paso previo al hito histórico que significó la salida de 21 generales a comienzos de noviembre.
Militar, no político
En el mundo militar creen que la visión eminentemente técnica de Martínez pudo pasarle la cuenta en algunos de los episodios que ha debido enfrentar. Que opera siempre bajo una lógica militar, no política. A eso le atribuyen, por ejemplo, el lenguaje que usó en la charla del martes (ver página 2) y el no haber previsto que, ante la división interna que el mismo aludió en la charla, su alocución fuera filtrada a la prensa, como finalmente sucedió.
Las distintas visiones que genera Martínez se repiten en varios ámbitos. El 15 de noviembre de 2017, cuando la expresidenta Michelle Bachelet lo anunció como el futuro comandante en jefe del Ejército, el director ejecutivo para las Américas de Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vvanco, escribió en su cuenta de tuiter: "Lo conozco hace muchos años y sé de su profesionalismo e interés por el respeto de los DD.HH.".
Pocos días después de su nombramiento, sin embargo, se difundió la noticia de que Martínez firmó una investigación sumaria respecto de la quema de archivos de la Dirección de Inteligencia (DINE), en los cuales se habría destruido información relativa a la muerte del expresidente Eduardo Frei Montalva. Tras la información, Alicia Lira, de la agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, dijo respecto de Martínez que "reiteramos la poca acuciosidad o poco interés de investigar la vida completa, la hoja de aquellos generales que se proponen para comandante en jefe del Ejército".
Las versiones sobre su perfil son variadas según a quien se le pregunte. Se le ha tildado de "antipinochetista". Incluso se informó que su padre fue detenido durante el regimen de Augusto Pinochet. Al interior del Ejército, en cambio, subrayan su perfil "tecnocrático", lejano al debate político. Otras fuentes del mundo militar refuerzan esta idea, aunque también reconocen que algunas de sus acciones -como haber forzado la renuncia de Villarroel a la Escuela Militar, refuerzan las tesis de sus detractores.
"Por la antigüedad que tiene, me da la impresión que es una persona formada en la doctrina tradicional del Ejército", dice el analista especialista en temas de Defensa Guillermo Holzmann. "Es decir una persona que si bien respeta lo que fue la intervención militar, no significa que esté de acuerdo con ella", sentencia.