En la Urgencia del Hospital El Carmen, en Maipú, pese a que Chile este domingo registró 2.198 nuevos casos de Covid-19, con 1.592 pacientes internados en una UCI, hoy toman un profundo respiro. Donde hace dos meses hubo cientos de pacientes contagiados y filas de ambulancias en el ingreso, los que ahora recurren por sospecha del virus apenas se cuentan con los dedos de una mano.
“Hay una descongestión súper grande”, dice Miguel Jerez (24), técnico en enfermería que trabaja a cargo de una de las ambulancias municipales de Maipú.
Son las 11.30 del penúltimo viernes de julio y, desde que inició su turno, apenas ha trasladado a un paciente posiblemente infectado. “Hace un mes, a esta misma hora, ya hubiese llevado siete u ocho, pero ahora todo se calmó”, cuenta el joven paramédico.
Tras las ventanillas de atención el escenario es aún más expresivo. Basta con recorrer las distintas salas de recuperados para notar cómo ha sido el descenso de consultas. La sala de procedimientos del Servicio de Urgencia, por ejemplo, hace un mes funcionaba casi al máximo de su capacidad; ahora, muchos boxes están vacíos y los pacientes infectados son tratados en otro espacio, más pequeño. “Desde la última semana de junio notamos una disminución. Y ahora, una de cada cinco consultas es por patología Covid”, asegura Juan Kehr, director del recinto de la zona surponiente de la capital.
Aunque semana a semana van variando las cifras de infectados, Kehr reconoce que en las últimas dos se han registrado bajas sostenidas. “El Servicio de Urgencia estaba planificado para atender a un 80% y un 20% de otras patologías. Ahora, eso cambió y está funcionando a la inversa”, cuenta el médico, quien también sufrió el contagio del virus. “Mayo y las dos primeras semanas de junio fueron el peak; ahí tuvimos el 85% de todas las camas del hospital con pacientes Covid. Hoy, la hospitalización es de 40%”, dice.
Paso a paso
Según el reporte que este domingo entregó el Minsal, en Chile hay 18.583 casos activos, con 253 personas en estado crítico, 92 fallecidos (para un total de 9.112) y 19.709 test PCR efectuados en las últimas 24 horas, los cuales tuvieron un 11,15% de positividad.
La subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, indicó que “seguimos viendo una disminución de los casos”. En la última semana, dijo, “hemos disminuido un 5% los casos nuevos, y en los últimos 14 días, un 29%”. Destacó que en la RM ha habido una disminución de 19% en los últimos siete días.
En los servicios de Urgencia, en tanto, regresa la tranquilidad. Aquel respiro que toman en El Carmen se repite en los principales recintos hospitalarios de la capital. Al suroriente de Santiago, por ejemplo, en Puente Alto, el Hospital Sótero del Río también está experimentando un descongestionamiento en su Urgencia.
“Estamos recibiendo entre la mitad y la cuarta parte de pacientes Covid que recibíamos durante las semanas más duras. Pero como esta es una enfermedad larga, todavía tenemos la UCI repleta, con más de 60 pacientes conectados a respiración mecánica”, cuenta Gonzalo Menchaca, director del recinto puentealtino, quien grafica cuánto han disminuido los casos por la pandemia: “Si antes la Urgencia Covid ocupaba el 80% de la demanda, hoy eso lo ocupan las otras urgencias”.
Como en todos los servicios de salud, el Sótero del Río también debió reconvertirse al ritmo de la pandemia. “Tengo la Urgencia de Adultos convertida en tres distintas: una de Covid, otra para las otras enfermedades y la restante para cirugías y traumas. La Urgencia Pediátrica también la dividí en dos”, explica.
En los recintos privados el escenario es similar. Luis Herrada, jefe de la Urgencia de Clínica Las Condes, sostiene que en su centro de salud han bajado a casi un tercio la cantidad de requerimientos. “Aquí medimos en arribo por hora a los pacientes que llegan. Y ha sido bastante notoria la baja por consultas: en mayo y junio recibíamos a 40 personas por hora; ahora son 15 en promedio”, asegura. En la clínica del sector oriente también comenzaron a innovar con consultas remotas en esta especialidad, algo que trajo muy buenos resultados: “No muchos le tenían fe, pero fue claramente un aporte. Atendimos personas desde Arica a Santa Cruz; creo que este servicio llegó para quedarse”.
En la Clínica Dávila, de Recoleta, también hoy respiran con algo de alivio. “Ya pasó el momento crítico, en el que no podíamos atender a los pacientes. Ahora, la mayoría de los servicios de Urgencia están preparados para recibir otras patologías. Aquí estamos atendiendo casi sin tiempo de espera e incluso podemos hospitalizar a todo el que tenga la necesidad”, dice el médico Guillermo García, quien dirige de Urgencia de la clínica. “Nuestra consulta diaria ahora no pasa las 200 personas; en junio llegamos a tener más de 360”, explica.
Consultas más graves
Desde que el coronavirus arribó al país, las consultas en Urgencia por otras dolencias disminuyeron dramáticamente. El llamado a las autoridades a priorizar casos con sospecha de Covid-19, además del temor en la ciudadanía a contraer el virus, hicieron que las asistencias en dolencias como un accidente cerebrovascular (ACV), una de las principales causas de muerte y discapacidad en nuestro país, se redujeran en más de un tercio.
Según datos del Departamento de Estadísticas e Información del Ministerio de Salud (DEIS-Minsal), en la semana 24 de 2019 (segunda de junio) se registraron 765 atenciones de urgencia por ACV encefálico, mientras que este año, en la misma fecha, el número descendió a 484, casi un 37% menos.
“En julio han bajado considerablemente las consultas de pacientes, principalmente los con sospecha de coronavirus, pero también de los pacientes graves por el virus. Está cambiando la demografía: ahora estamos viendo consultas por las causas habituales en los servicios de Urgencia”, detalla César Cortés, jefe del Servicio de Urgencia del Hospital Clínico de la Universidad de Chile.
Su hospital llegó a recibir tres veces la capacidad máxima (600) de pacientes diarios, algo que ahora también volvió a la normalidad. “Mantenemos una positividad baja, menor al 20% o 15%, dependiendo del día. En un momento llegamos a tener 18 hospitalizados por Covid, es decir, la Urgencia era totalmente por el virus. Ahora, es el 10%”.
“Lo que llama más la atención es que los pacientes que llegan de otras patologías y son hospitalizados tienen cuadros mucho más complejos que antes. Toda la patología quirúrgica está con complicaciones, los pacientes (con accidentes) vasculares, los infartos al miocardio están retrasados, lo cual produce un daño que es irreversible”, dice Michel Rey, del Servicio de Urgencia del Hospital San Juan de Dios, en Santiago Centro.
Al ser enfermedades tiempodependientes, las primeras horas son vitales para realizar un tratamiento que no deje secuelas.
“Llegan también apendicitis súper complicadas, perforadas de hace rato: peritonitis avanzadas. O pacientes con fallas renales producto de no haberse operado nunca”, detalla Guillermo García, de la Clínica Dávila.
Donde nunca bajaron los índices de consultas por otras enfermedades fue en el Hospital de Urgencia Posta Central. Allí, desde que comenzó la pandemia, separaron en dos el servicio, dejando la zona antigua exclusivamente para pacientes con Covid.
Luis Carrasco, el director del emblemático recinto, asegura que planificaron todo para que nadie quedara sin atención. “Las personas con accidentes cerebrovasculares o neurocríticos fueron atendidas aquí con normalidad, ayudando a otras áreas, como occidente y norte. Además, como somos centro de referencia para pacientes quemados, seguimos atendiéndolos aquí”, destaca.
En el hospital de la calle Portugal debieron duplicar a los trabajadores por turno, llegando a los 250. “En el peak hubo entre 200 y 240 pacientes Covid hospitalizados y 100 ventilados”, recuerda. Ahora, los embates del virus han disminuido notoriamente. “Al principio tomábamos entre 60 a 80 PCR para diagnosticar, hoy estamos tomando menos de 10 diarios”.
Pero las cifras tampoco desenfocan a los especialistas. Todos los directores consultados coinciden en que, pese al buen escenario que hoy viven los servicios de Urgencia, es imposible bajar los brazos. “Lo lógico es que nos afectará una segunda ola de contagios, como al resto del mundo”, dice Carrasco.
Por ahora, el autocuidado y la distancia social siguen siendo la única vacuna capaz de prevenir el contagio, que amenaza con volver en cualquier momento.