En un día normal, la labor del Casa P-295 de la Armada, un avión bimotor de 27 metros de largo y 23 toneladas, no suele escapar del control de tráfico marino. Recorre las costas de Arica a la Antártica vigilando que embarcaciones extranjeras no pesquen en aguas chilenas y fiscaliza la pesca de especies protegidas: jureles en el norte, locos en el sur y atunes en Isla de Pascua. Eso en tiempos de paz. En rigor, su especialidad es la búsqueda y ataque submarino.
Sin embargo, luego de los incendios de 2017, añadió una tercera actividad polivalente: guiar aviones antisiniestros, como el Supertanker y el McDonnell Douglas DC10-30, más conocido como "Ten Tanker", que llegó hoy para incorporarse a las tareas contra el fuego.
"El porte de estas aeronaves es tan grande que al piloto le cuesta mucho ver hacia abajo. Para nosotros es mucho más fácil, nuestro avión es más pequeño, lento y maniobrable", explicó el capitán de corbeta, Jurgen Hartmann, quien, junto a otros siete tripulantes, comandará a la nave-guía del "Ten Tanker".
Ellos, de hecho, ya tienen en sus espaldas la experiencia de haber orientado exitosamente en 2017 al Supertanker, gracias a las herramientas de su aeronave, que permite detectar con mayor efectividad los focos incendiarios y peligros como antenas o torres de alta tensión. "Es muy importante una misión así", añadió Hartmann.
Respecto del "Ten Tanker", la aeronave norteamericana que buscará hacerles frente a los 31 incendios que al cierre de esta edición aún permanecían activos en el sur de Chile, tendrá dos bases operativas: una en Santiago y otra en Concepción.
La nave extranjera hoy fue recibida por el ministro del Interior (s), Rodrigo Ubilla, quien señaló que "tiene 10 programas distintos para descargar el agua, con capacidad para 36 mil litros de agua en tres estanques distintos. Posee una tripulación altamente especializada. Se trata de la nave más adecuada para combatir los incendios".