Es el sábado 21 de mayo, y pese a que es feriado, en la comuna de Lampa hay bastante movimiento. “Hay un bus detrás del Cesfam lleno de personas, están tomándose el terreno que está justo al frente de la otra toma”, advierte un llamado a la Dirección de Seguridad Pública Municipal.
Según la denuncia -y como se pudo comprobar más tarde-, al menos 50 personas llegaron, como si se tratara de un viaje privado, a bordo de un bus, dispuestos a tomarse el espacio público que colinda con el Centro de Salud Familiar José Bauza Frau, el más grande de la comuna.
“Ellos están actuando muy coordinadamente. Cuando llegamos con personal de Carabineros y fiscalizadores municipales a sacarlos, ya tenían todo loteado, listo para comenzar a hacer ocupación del lugar”, asegura Ángel Ramos, el director de seguridad pública de Lampa, y quien recibió la llamada.
No es la primera vez que esta comuna registra un intento de toma durante los últimos meses. Por su gran extensión, que llega a las 45.200 hectáreas, Lampa posee una amplia cantidad de paños sin utilizar o de uso agrícola, transformándose en blanco de personas sin hogar y presuntas bandas que buscan ocupar nuevos sitios. “Solo este año hemos evitado cuatro intentos de tomas”, cuenta Ramos.
Según estimaciones de la municipalidad, en la comuna hay 28 tomas activas, concentrando a más de 5.000 familias viviendo en este tipo de asentamientos irregulares y aumentando en un 482% desde 2019 a la fecha.
Organizados
Ha pasado una semana desde aquel intento de toma y el lugar hoy luce con claros signos de intervención de maquinaria. No por parte de quienes intentaron ocuparlo, sino por personal municipal. “Debemos crear zanjas y poner barreras en los sitios que pueden ser ocupados, como neumáticos, para que así sea más difícil poder tomárselos”, explica el alcalde de Lampa, Jonathan Opazo.
El jefe comunal se ha encargado de coordinar con las policías un operativo de acción y prevención, para intentar frenar el incesante arribo de nuevos vecinos. “Una vez hecha la denuncia en Carabineros, tenemos 12 horas para actuar. Si conseguimos retirar a las personas que estén en la toma durante ese tiempo, estamos bien, pues si no, el tema se judicializa y ahí ya se hace muy difícil un desalojo”, asegura.
Opazo también ha debido catastrar una serie de terrenos privados que podrían ser blanco de ocupación irregular, solicitándole a sus dueños que también creen zanjas en ellos, con el fin de que el ingreso de ocupantes o retroexcavadoras para regular el suelo sea más complejo.
Además, advierte que el nivel de coordinación que poseen los grupos que llegan a tomarse un lugar se ha profundizado durante este año. “Están llegando en buses que no se sabe de dónde provienen, pero llegan sabiendo lo que cada uno debe hacer. Y no están viniendo solo adultos, sino que traen a niños y ancianos para evitar que Carabineros actúe y retrasar lo más posible el desalojo”, señala el alcalde.
Lo más complejo es que no saben bien contra quién se enfrentan: “Muchas personas llegan porque realmente no tienen donde vivir y eso es un drama real que sufren muchos, pero también hay denuncias de mafias que se toman y lotean lugares para después vender terrenos a las personas que más lo necesitan”.
Pese a las peticiones, hasta el cierre de la edición no fue posible obtener una versión de Carabineros de Lampa.
Un recorrido por las tomas
Frente al último lugar en sufrir un intento de toma existe otro campamento, el Vista Hermosa. Y aunque se fundó hace solo un par de años, es uno de los más imponentes de Lampa, pues en él viven casi 1.000 familias, la mayoría extranjeras. Predominan los venezolanos y haitianos, aunque también hay peruanos, colombianos y un par de chilenos.
Al andar por sus polvorientas y estrechas calles resulta evidente que hay varias familias recién instalándose, pues se está construyendo en varios hogares. Y llama la atención la calidad de la construcción de varias casas, pues pese a no contar oficialmente con los servicios básicos, son fabricadas en hormigón o ladrillo, varias poseen dos niveles y firmes rejas de metal que protegen sus tomas.
Uno de los últimos en llegar al campamento Vista Hermosa fue Juan Alejandro Márquez (32). Su hogar fue fabricado con paneles y levantado sobre una loza de concreto (radier). Actualmente está realizando las terminaciones.
“Llevo siete años en Chile y hace un año y medio que llegué acá. Vivía en Independencia, en un departamento de dos piezas junto a cuatro familiares más, pero la pandemia nos trajo para acá. Pagábamos prácticamente 500 mil pesos entre el arriendo y los gastos comunes, así que cuando nos quedamos sin trabajo, decidimos venir acá”, confiesa el oriundo de Mérida, Venezuela.
Asegura que llegó a Lampa por el dato de conocidos y que no se le cobró nada por instalar su hogar acá. Respecto al intento de toma del sábado, dice no estar enterado. “Vimos a las personas, pero no sabemos quiénes eran”, sostiene.
Pero la toma más imponente de Lampa es Bosque Hermoso, con casas construidas en las faldas de un cerro, propiedad de Socovesa. Sus palafitos son visibles prácticamente desde el ingreso de la comuna y por su forma de asentamiento, recuerdan a uno de los cerros de Valparaíso. De hecho, el nombre coloquial por el que se conoce actualmente el sector es ‘Lamparaíso’.
Aquí, el nivel de construcciones no es el mismo que existe en Vista Hermosa, puesto que la mayoría de las casas son construidas en madera y sobre débiles estacas que anclan las casas al suelo. No cuentan con agua potable y obtienen energía eléctrica colgándose del alumbrado público de las poblaciones cercanas a ella.
Muchos hogares poseen contenedores de agua, los que son llenados por camiones aljibes a un precio de $12.000 los 1.000 litros.
Según cuentan los vecinos del sector, aquí tampoco se le cobró nada a nadie por ocupar uno de los terrenos. “Somos varios comités de vecinos que estamos unidos acá. Ahora, se exigió que todos los que tuvieran una casa aquí vivieran en ella, porque había algunos que la ocupaban como segundo hogar”, dice Denís Rojas (39), una peruana que llegó tras la pandemia a vivir aquí junto a su hija.
Intervención estatal
Dentro de todos los problemas de seguridad que vive Lampa, las tomas son uno de los principales. Por eso, el alcalde, Jonathan Opazo, ha pedido reuniones con las distintas autoridades para exponer el problema.
El ministro de Vivienda y Urbanismo, Carlos Montes, ya se reunido con ellos, tomando nota del complejo escenario que enfrenta la comuna. “Hay quienes creen que por el hecho de tomarse un terreno van a llegar más rápido a la casa propia y eso no es así. Hay procesos, hay programas. Los campamentos reflejan que las políticas públicas deben ponerse al día y resolver cuestiones que no se han resuelto bien”, aseguró el ministro, en entrevista con La Tercera.
El principal problema que por ahora posee la comuna es la falta de policías. Con una dotación total de 93 carabineros, y debiendo además repartirlos con la vecina Tiltil, el asunto parece ser complejo. “Nos gustaría que el Estado pusiera más atención en este problema, porque tenemos todos los servicios saturados”, asegura el alcalde.