El lunes 19 de febrero pisaron suelo nacional el Arzobispo de Malta Charles Scicluna y su notario el sacerdote español, Jordi Bertomeu. Ambos habían sido enviados por el Papa Francisco para recopilar información sobre el obispo de Osorno Juan Barros, luego de la polémica que generaron las palabras del Pontífice en defensa del prelado del sur.
La misión de los dos religiosos estaba pensada para tres días, pero complicaciones en la salud de Scicluna, quien debió ser operado en la Clínica UC San Carlos de su vesícula, obligaron a alargar la estadía de ambos. Y, además, obligó a Bertomeu a hacerse cargo de las diversas entrevistas personales, lo que a la larga lo convertiría en una pieza clave en el caso de Juan Barros.
Finalmente, el 28 de febrero ambos dejaron Chile. Durante su estadía mantuvieron 64 reuniones, que significaron 2.300 folios de información, respecto a Barros y a otros casos de presuntos abusos, como el que afecta a la Congregación de Hermanos Maristas.
Hoy, 101 días después de su visita, el Vaticano, mediante un comunicado, confirmó que Scicluna y Bertomeu regresarán a Chile, esta vez su trabajo se concentrará en Osorno.
Durante este periodo la Iglesia chilena ha debido enfrentar un remezón inédito, que concluyó con todos los obispos presentando su renuncia al Papa Francisco.
La carta del Papa
El 8 de abril pasado, 39 días desde la partida de Scicluna y Bertomeu de Chile, Francisco envió una carta a los obispos chilenos con las primeras conclusiones del informe de sus enviados especiales. En su misiva, el Papa hizo un crudo análisis de la situación de la iglesia chilena y los convocó a dialogar al Vaticano.
"Pienso convocarlos a Roma para dialogar sobre las conclusiones de la mencionada visita y mis conclusiones. He pensado en dicho encuentro como en un momento fraternal, sin prejuicios ni ideas preconcebidas, con el solo objetivo de hacer resplandecer la verdad en nuestras vidas. Sobre la fecha encomiendo al Secretario de la Conferencia Episcopal hacerme llegar las posibilidades", indicó el Pontífice en la carta.
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Los obispos chilenos tras su asamblea plenaria.[/caption]
El documento fue dado a conocer por la Conferencia Episcopal durante tres días después durante las conclusiones de su 115° reunión plenaria, instancia donde se conversó y analizó la carta.
Tras eso, los prelados chilenos emitieron un comunicado, donde reconocieron sentir "dolor y vergüenza" por los hechos relatados por Francisco.
"Acogemos con fe y obediencia filial esta carta. Junto al Papa, sentimos dolor y vergüenza porque, a pesar de las acciones realizadas estos años, no hemos logrado que las heridas de los abusos sanaran en los corazones de muchas víctimas y siguen siendo una 'llaga' abierta en el corazón de la Iglesia en Chile", sostuvieron.
La carta de Francisco fue el primer gesto respecto al caso chileno tras el informe Scicluna. Después el Papa invitaría a Roma a James Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo, quienes fueron víctimas de Karadima para pedirles perdón. Encuentro que fue previo a que los obispos se reunieran con el Pontífice.
Ezzati dice que "Por el bien de la Iglesia" Barros debe dar un paso al costado
Una semana después de recibir la carta del Papa el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati ofreció una conferencia de prensa, tras una asamblea extraordinaria con el clero chileno donde se analizó la misiva.
"Creo que es una falta, a mi manera de ver, muy grave, que se haya engañado al Santo Padre. Y me parece, desde lo más hondo de nuestra conciencia, y de mi conciencia, que quienes han cometido esta falta grave necesitan reconocerla, arrepentirse y reparar el mal", sostuvo Ezzati.
Al obispo de Santiago se le consultó por su postura respecto a la continuidad de Juan Barros en la Iglesia. A lo que Ezzati respondió que "por el bien de la Iglesia" debiese dar un paso al costado. Afirmando, además que dichas apreciaciones se las hizo personalmente a su par de Osorno.
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El cardenal de Santiago, Ricardo Ezzati durante la conferencia de prensa con los prelados chilenos.[/caption]
La renuncia de los prelados
Cada uno viajó por su cuenta; no se alojaron en Santa Marta, que es donde reside el Papa y donde sí estuvieron las víctimas de Karadima que el Papa invitó a Roma; y casi siempre con un semblante serio.
Así fue la cita que el Papa tuvo con los prelados chilenos en el Vaticano entre el 15 y el 17 de mayo. Fueron cuatro encuentros en donde los obispos y el Pontífice trataron las conclusiones del informe Scicluna. Francisco los hizo reflexionar y analizar diversos documentos, para posteriormente escuchar las conclusiones a las cuales los religiosos chilenos habían llegado.
https://www.latercera.com/nacional/noticia/las-tres-claves-marcan-los-encuentros-del-papa-los-obispos-chilenos/168564/
Lo primero que llamó la atención fue el trato distinto que el Papa tuvo con los obispos chilenos en comparación al de las víctimas de Karadima, quienes alojaron en Santa Marta y que además, contaron con Jordi Bertomeu como guía.
Tras los tres días de diálogo, los prelados de la Conferencia Episcopal chilena adoptaron una decisión inédita: Todos pusieron sus cargos a disposición del Papa.
"Queremos anunciar que todos los obispos presentes en Roma, por escrito, hemos puesto nuestros cargos en las manos el Santo Padre para que libremente decida con respecto a cada uno de nosotros", señalaron en una conferencia de prensa en el Vaticano.
https://www.latercera.com/nacional/noticia/discernir-la-palabra-central-las-conversaciones-los-prelados-chilenos-papa/168798/
Agradecieron, además, a las víctimas de abusos "por su perseverancia y su valentía, a pesar de las enormes dificultades personales, espirituales, sociales y familiares que han debido afrontar, tantas veces en medio de la incomprensión y los ataques de la propia comunidad eclesial. Una vez más imploramos su perdón y su ayuda para seguir avanzando en el camino de la curación y cicatrización de las heridas".
Así, dejaron Roma rumbo a Chile.
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El primer encuentro del Papa con los obispos, en el cual Francisco les entregó el documento de 10 páginas sobre el estado de la Iglesia chilena. Foto: Vatican Media[/caption]
El regreso
El retorno a Chile de los obispos chilenos no fue fácil. Mientras algunos intentaban validarse, como el caso del Obispo de Talca, Horacio Valenzuela, ligado a Karadima, quien mediante una carta afirmó que seguía en su cargo, algunos reflexionaban sobre esta cita y otros preferían mantener silencio. La orden era seguir con sus funciones hasta que Francisco decidiese lo contrario.
En medio de la incertidumbre respecto de lo que pasaría con los prelados, Canal 13 denunció la existencia de una "cofradía" en Rancagua que se hacía llamar "la familia", conformada por sacerdotes de la ciudad a quienes se les acusaba de abusos y conductas impropias.
https://www.latercera.com/nacional/noticia/la-iglesia-catolica-chile-shock/171576/
El obispo de la ciudad, Alejandro Goic, debió pedir perdón por no haber actuado "diligentemente" respecto a este caso, suspendiendo a 14 religiosos que tendrían responsabilidad en los actos denunciados.
Un poco más al sur, en Villa Prat, el párroco de la ciudad acusó al nuncio apostólico, Ivo Scapolo, de no recibirlo junto a cuatro jóvenes de Talca y Santiago, quienes supuestamente sufrieron abusos en la diócesis de Talca. Acusando, además, al obispo de Linares, Tomislav Koljatic, de encubrir el caso de un menor de dicha ciudad.
Mientras en Osorno la inquietud se apoderó de los feligreses respecto al futuro de Juan Barros, quien el pasado 19 de abril informó una "dificultad de salud" y nunca más retomó su rol eclesiástico en la zona. Algunos testigos indicaron haberlo visto en Loncoche, pero no ha estado en actos oficiales de la iglesia local.
Otra situación que ha llamado la atención es que todas las decisiones respecto al "caso chileno" se toman desde la Santa Sede y que, al parecer, no son informadas a la Conferencia Episcopal, quienes ne varias oportunidades han declarado enterarse por el sitio web del Vaticano de las decisiones adoptadas por Francisco.
https://www.latercera.com/nacional/noticia/fernando-chomali-uno-analizar-manera-colaboro-se-expandiera-la-cizana-al-interior-la-iglesia/170879/
Así se llegó hasta hoy, cuando el Papa comunicó su decisión de enviar nuevamente a Charles Scicluna y Jordi Bertomeu a Chile, esta vez en misión especial a Osorno.
Y donde, además, se conoció una nueva carta del Pontífice "al pueblo de Dios que peregrina en Chile".
En la misiva, de ocho páginas, Francisco sostuvo que "existían situaciones que no sabíamos ver y escuchar. Como Iglesia no podíamos seguir caminando ignorando el dolor de nuestros hermanos".
Agregó que tras sus reuniones con las víctimas pudo constatar "cómo la falta de reconocimiento/escucha de sus historias, como también del reconocimiento/aceptación de los errores y las omisiones en todo el proceso, nos impiden hacer camino. Un reconocimiento que quiere ser más que una expresión de buena voluntad hacia las víctimas, más bien quiere ser una nueva forma de pararnos frente a la vida, frente a los demás y frente a Dios".
Así han sido los últimos 101 días de la Iglesia. Mientras que el futuro se ve nebuloso, a la espera de lo que pasará con los prelados y de las medidas a "corto, mediano y largo plazo" que el Papa adoptará para tratar de solucionar la crisis religiosa que se vive en Chile.