Solo los unía la droga, nada más. Los 112 internos que convivían en el Modulo Beta de la cárcel de Colina II pertenecían a distintas bandas, muchas rivales y competidoras en el mercado del hampa nacional. En vez de un "capo" que sobresaliera por sobre el resto de los internos, el privilegiado módulo contaba con 46 narcotraficantes "pesados" que se distribuían el poder.

Tenían en común la búsqueda de impunidad y tranquilidad para continuar delinquiendo, ésta vez al interior del penal. Los cerrojos que sorpresivamente lograron instalar por dentro ayudaban al objetivo. Los gendarmes no podían entrar al lugar sin la autorización de los reos. Un escenario inédito en otro penal del país.

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Los reos tenían cerrojos al interior del módulo.

Los reos tenían cerrojos al interior del módulo.[/caption]

Tras el operativo de registro y desalojo que realizó Gendarmería el viernes pasados, en el marco del Plan Anticorrupción que ejecuta la entidad, todos los internos fueron trasladados a otros recintos. El hallazgo del cerrojo fue una de las situaciones que más alarmó a las autoridades, y que el sumario iniciado en Gendarmería pretende castigar. De acuerdo a algunos funcionarios, "esto refleja el nivel de poder que lograron al interior del penal".

"Con pocos recursos, la institución fue cediendo a una lógica de sobrevivencia, donde se fueron dando estas concesiones de forma gradual, pero hay un punto en que esto no puede ser", dijo el director nacional de Gendarmería, Christian Alveal.

Otro de los aspectos que intentará resolver la investigación administrativa tiene relación con el origen del equipamiento que lograron ingresar al módulo y que valió que el recinto se hiciera conocido como una "cárcel de lujo". En busca de dar respuesta a ello, el organismo inició el análisis de los permisos de ingreso de los televisores, equipos de audio, máquinas de ejercicio, y en general, los múltiples electrodomésticos con que contaban los privilegiados narcos. Esta situación apunta principalmente a las jefaturas, dado que un uniformado común no tiene capacidad de permitir la entrada de artículos.

Según fuentes al interior del recinto penitenciario, los privilegios surgieron como una moneda de negociación ante los motines e intentos de insurrección, que constantemente se respiran al interior del penal más peligroso de Chile.

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Lujos, electrodomésticos y mucha comida fue hallada al interior del módulo.

Lujos, electrodomésticos y mucha comida fue hallada al interior del módulo.[/caption]

Plan Anticorrupción

El director nacional de Gendarmería, coronel Christian Alveal, aseguró que se alcanzó este extremo dado que "con pocos recursos, la institución fue cediendo a una lógica de sobrevivencia, donde se fueron dando estas concesiones de forma gradual, pero hay un punto en que esto no puede ser". En este sentido destacó el Plan Anticorrupción, convencido que significará "un antes y un después en la realidad carcelaria. Hay que atacar con todo".

En el marco de esta iniciativa, hasta la fecha se han concretado 4.962 registros de allanamiento en las cárceles chilenas durante 2019. Solo en el caso de Colina II se han ejecutado 47. "Queremos que procedimientos como el ocurrido el viernes no sea un tema aislado. Hoy contamos además con el apoyo del Ministerio de Justicia", indicó Alveal.

El espacio se convertirá en un centro de estudios y trabajo, para el cual ya se han aprobado $ 58 millones.

Los "choros" del Beta

Entre los clanes que convivían en el módulo se encuentran: "Carlomagno", "Clan Maturana", "Operación Capricornio", "Operación La Conquista", "Operación Coloso", Operación Cumbre de Til Til", "Clan Los Cavieres", "Clan Los Gaete", "Operación Amanecer", "Operación Rodeo", "Operación Fina Sangre (Clan Los Jiménez)", "Operación Taltal", "Operación Epicentro", "Operación Budapest" y "Car'e patos".

Sin embargo, detrás de estas denominaciones hay nombre, apellidos y penas de hasta 35 años de cárcel, como es el caso de Alexander Mauricio Garrido Meneses (38), alias "El Pelo". El miembro de "Los Gaete" permanecerá en prisión hasta el 24 de abril de 2043, es decir, saldría en libertad a los 62 años de edad. El prolongado castigo fue suficiente para "El Pelo" a la hora de idear un plan de fuga, descubierto por Gendarmería y que impulsó que el individuo fuera trasladado tras el operativo hasta la Cárcel de Alta Seguridad.

Otro "peso pesado" del extinto módulo Beta era David Arturo Carter Salazar, autodenominado "Rey de la Marihuana". Este narcotraficante permanece recluso desde 1999, luego que fuera descubierto por la PDI en pleno traslado de 600 kilos de marihuana prensada paraguaya. Los 20 años que lleva de encierro no han impedido que Carter continuara con sus negocios desde el penal. Tras el desalojo, fue trasladado hasta la Cárcel de Rancagua.

Además de Garrido y Carter, en el desaparecido "módulo vip" se encontraban los siguientes narcotraficantes:

Luis Hernán Vergara Inostroza: En el año 2008 fue vinculado a banda detenida con 700 kilos de marihuana, en la denominada "Operación Amanecer". Debe cumplir dos penas de 3 años 1 días y 252 días. Saldrá de prisión en septiembre de 2020. 

Luis de la Rosa Yancas Apablaza: En 2014 fue detenido por pertenecer a una banda de tráfico de drogas, en la denominada "Operación Cumbre de Til Til". Tiene dos penas de 5 años 1 días y otra de 541 días.

Matías Bastián Besoain Sepúlveda: En 2014 fue vinculado a una banda de tráfico de drogas, en la "Operación Cumbre de Til Til". En 2035 cumplirá las cuatro penas por 8 años, 10 años, 541 días y 541 días que pesan en su contra.

Jose Luis Ulloa Estay: En el año 2016 fue capturado por formar parte de una banda que internaba droga desde el norte del país, en la denominada "Operación Rodeo". Debe cumplir 7 años en prisión. Saldrá en 2022. 
Antonio Alberto Carrasco Arenas: Ingresó junto a 14 imputados 100 kilos de cocaína, que era ingresada desde Calama en la "Operación Fina Sangre" (clan los Jiménez). Debe cumplir 10 años y 1 día. Saldrá en 2022. 
Oscar Andrés Elizalde Mora: El día 3 de diciembre de 2015 ingresó a Colina II por el tráfico de 294 kilos de pasta base de cocaína, en la denominada "Operación Tal Tal". Tiene tres condenas por 10 años y 1 día, y otra por 541 días. Saldrá en libertad en 2024. 
Cristian Marcelo Ortega Valenzuela: En 2013 fue vinculado a la incautación de 1.300 kilos de droga en la "Operación Carlomagno". Cumple dos penas de 7 y 5 años. Saldrá en 2025. 
Víctor Manuel Espina Soto: En 2013 fue vinculado a la incautación de 1.300 kilos de droga "operación Carlomagno". Tiene tres penas en su contra por 20 años y 541 días. Saldrá en 2034. 
Miguel Ángel Jerez Maturana: En agosto de 2000 fue detenido por tráfico de 66 kilos de pasta base. Pertenece al "Clan de los Maturana", de La Legua. Cumple penas de 12 años y 61 días, hasta 2028. 
Sergio Antonio y José Luis Peña Torres: En 2014 fueron vinculados a una banda de tráfico de drogas, a la cual se le incautó tres toneladas de droga en la denominada "Operación Capricornio". Saldrán en 2029, tras una pena de 15 años. 
Patricio Alonso Valenzuela Aracena: El 11 de agosto de 2016 ingresó a Colina II por tráfico de 46 kilos de cocaína, en la "Operación La Conquista" de la PDI. En el procedimiento se incautó 12 vehículos, 2 pistolas, 5 casas, 01 parcela y 350 millones de pesos en efectivo. Saldrá en libertad en 2029, luego de cumplir tres penas de 8 años, 5 años y 1 día, y una última de 600 días. 
George Dan Rusu: Implicado en dos bandas de narcotráfico, cuyas operaciones de desarticulación se denominaron "Budapest y Care patos". Debe permanecer 30 años preso. Saldrá en 2034. 
Mauricio Eduardo Neira Neira: Fue condenado por tráfico de 131 kilos de cannabis sativa, 35 kilos de cocaína, 175 dosis de LSD. Toda la droga fue trasladada desde Mendoza, Argentina, en la denominada "Operación Coloso". 
Héctor Nemesio Morales Domínguez: Vinculado a la "banda los cara de jarro" y condenado por delitos de lavado de dinero y comercialización de vehículos, drogas y joyas. En su contra pesan cinco penas por 1.206 días, 61 días, 15 años y 1 día,  10 años y 1 días, y una última de 3 años y 1 día.
Iván Arnaldo Bahamondes Bahamondes: Vinculado al tráfico de 100 kilos de crack más armamentos, hecho de connotación pública, además de tener un laboratorio de pasta base en la comuna de Renca, en la denominada "Operación Epicentro". En 2042 saldrá en libertad luego de cumplir cinco penas de 10 años, 5 años y 1 día , 5 años y 541 días, más otra de 10 años y 1 día.