"Si yo no hubiese estado con mi hermana, él me hubiese cortado, me hubiese matado".

En el año donde miles de mujeres han salido con fuerza a luchar contra la violencia de género, pareciera insólito que esa sea la primera reflexión que comparte Nabila Rifo al ser consultada sobre la nueva agresión de la que fue víctima. Y resulta aún más llamativo que sea ella quien lo manifiesta, pues tras el crudo ataque que sufrió en mayo de 2016 en manos de Mauricio Ortega, se transformó en la viva imagen de una sociedad que no se ha hecho cargo de esta crisis.

Su crítica radica en que considera que tanto las medidas cautelares y sanciones que se le aplican a agresores, no se condicen con el daño que provocan. "Cada vez que le peguen a una mujer, cada vez que la amenace o la violen, a esa persona, sea quien sea, tienen que meterla presa, no soltarla. Por eso los hombres se burlan, porque no les hacen nada", comparte la mujer de 31 años en conversación con La Tercera.

"La justicia no está bien, para las mujeres no hay protección. Para ninguna mujer en ninguna parte hay protección, todos los días siguen matando mujeres, violándolas, haciéndoles de todo y no pasa nada", sostiene.

Sin ir más lejos, la mañana de ayer jueves, pasadas las siete de la mañana, el hombre que la acosaba hace alrededor de dos años, Miguel Rubio(62), entró a su domicilio insultándola y amenazándola con degollarla. Rubio fue detenido y formalizado por violación de morada y amenazas, quedando con la prohibición de acercarse a la mujer y con arraigo nacional.

Inmediatamente su mente se trasladó a la madrugada de mayo de 2016, cuando fue brutalmente agredida por su entonces pareja, Mauricio Ortega. Aun cuando ha seguido una serie de tratamientos, como comenta, lo que vivió la mantiene en crisis, no sólo por la eterna cicatriz que este le dejó, sino porque no ha logrado recuperarse del todo. "A mí me dan mis crisis. Todavía no estoy recuperada. Ha pasado tiempo y al él imagínate que ya le rebajaron la condena. Quizás si se porta bien hasta salga libre en un par de años ¿Dónde queda el daño que me hizo? Eso queda para siempre", asegura.

Su único refugio hoy, dice, es la figura de Dios. "Un tiempo estuve súper deprimida no me quería levantar no quería nada, por lo mismo trato de ir a la iglesia lo más que puedo, pero hoy me llevaron a las mismas partes, y me vino todo el recuerdo".

"Lo que yo pido es que protejan más a las mujeres. No solamente a mí. No hay protección, por eso matan a las mujeres. No hay sanciones. Tienen que sancionarlos atendiendo a la gravedad de cómo ellos matan y violan, porque uno no sabe lo que pueda pasar después (…) Con las medidas que disponen los hombres no se alejan, siguen buscando a las mujeres, las acosan en los trabajos. Tienen que hacer más", expresa.

"No le cabe en la cabeza que uno no quiere nada"

El hombre que amenazó a Nabila la mañana de ayer es Miguel Rubio(62) y según la información entregada por el Ministerio Público es su expareja.

"Él entró en la mañana a mi casa, esperó que mis hijos se fueran, porque es una persona que está enferma, desde que yo volví de Santiago él me busca. Aunque yo tenga pareja él anda dando vueltas como un enfermo. No me deja tranquila, me llamaba, me llamaba. Yo lo bloqueé, pero me llamaba de otros números. Es una persona que no le cabe en la cabeza que uno no quiere nada", relata Nabila dando cuenta del acoso.

La joven madre de cuatro niños esperaba que ante esta situación, y al constatar la justicia que el hombre buscaba atentar contra su vida, motivara al tribunal para fijarle la medida cautelar de prisión preventiva, lo que finalmente no ocurrió. Cuenta que las acciones que han tomado desde la Fiscalía es cambiarle la cerradura de la puerta de su casa y entregarle un número de emergencia para "avisar cuando este hombre este cerca".

"Mientras lleguen carabineros o mi familia a mí me pasa algo. Si este tipo anda ebrio, anda como loco, qué le va a importar la medida de alejamiento, si mientras yo llame me hará algo. Yo soy ciega, al menos una persona que ve se aleja, pero yo no puedo hacer nada. Mi mamá no puede estar viviendo conmigo porque ella también tiene responsabilidades, tengo más hermanos. Yo tengo mis hijos chicos y yo soy las que lo tiene que proteger a ellos", reflexiona.

Con todo lo que ha pasado, espera que se tomen cartas claras en esta materia, que no se permita que la violencia contra las mujeres aumente y que por lo menos en esta ocasión la justicia pueda protegerla.