Se ha dicho en todos los tonos, y hasta al borde de la majadería: está prohibido desplazarse fuera de Santiago en esta Semana Santa. Pero hay quienes de todas formas desafían las instrucciones, incluso de maneras insólitas: este jueves se conoció que tres helicópteros salieron de la capital en las horas previas a la instalación de un cordón sanitario, lo que derivó en una peculiar polémica y la suspensión de todos los vuelos que no estén en el marco de la emergencia sanitaria por el coronavirus.
La idea, dijo el ministro de Salud, es sencilla: tener un elemento que certifique que alguien que contrajo coronavirus ya está recuperado y -en teoría, según la mayor parte de los estudios- es inmune a que el virus lo ataque de nuevo, a lo menos de forma inmediata. En un esquema en que todos los servicios se preparan para una larga tarea, Jaime Mañalich dijo que este elemento permitiría que ese grupo de personas pueda continuar desempeñando labores sin el temor de contagiarse del Covid-19. Sin embargo, tras ese anuncio surgieron dudas, tanto por la implementación como por la forma en que se certificará que las personas dadas de alta estarán libres de poder generar nuevos contagios.
Más allá de las diferencias políticas, la semana en curso no ha sido nada de fácil en Gran Bretaña, en especial por la hospitalización y posterior ingreso a la unidad de cuidados intensivos del primer ministro Boris Johnson. Un símbolo de la dura lucha que dan los británicos en momentos en que la pandemia supera día tras día su propio récord de cantidad de muertos en ese país. La esperanza es que lo ocurrido hoy también sea un símbolo: Johnson dejó la UCI, “de buen ánimo” según se señaló, para iniciar una recuperación que se prevé como extensa, pero que lo aleja del riesgo vital que podía estar asociado a un empeoramiento de su condición.
Cada cierto tiempo Islandia hace noticia: la quiebra masiva de su sistema financiero en medio de la crisis subprime, la erupción de un volcán que causó disrupción a nivel global o su proceso constitucional hecho por ciudadanos escogidos por sorteo. Pero esta nación-isla de poco más de 360 mil habitantes ahora está en la mira por su agresiva estrategia contra el coronavirus: testeos masivos gratuitos a disposición de toda la población, lo que los tiene hasta ahora con sólo 1.500 casos, cuatro muertos y sin las grandes restricciones que se ven en la mayor parte de los países.