Trabajadores barriendo los andenes, otros sobre andamios concluyendo los últimos detalles en los muros, y otros que observan el paso de los trenes que circulan vacíos. Esas son algunas de las imágenes que se pueden observar en las pantallas del Centro del Control de Operaciones de la Línea 3 del Metro. Dentro de unos días, las escenas cambiarán radicalmente cuando miles de pasajeros comiencen a utilizar el esperado recorrido que unirá Quilicura y La Reina, con 22 kilómetros de extensión.
Metro tiene previsto el debut de este servicio a mediados de este mes. Mientras llega el día, los ojos que vigilan el funcionamiento del sistema desde el recinto analizan el desplazamiento de los trenes. En esta gran sala, ubicada bajo la estación Ñuñoa (punto de combinación de las líneas 3 y 6), también se comanda la operación de los convoyes, que viajan sin conductores humanos.
Desde ese lugar se monitorean los últimos días de marcha blanca, pues el servicio será inaugurado por el propio Presidente Sebastián Piñera antes del 15 de enero. Un dato clave: este será el único "corte de cinta" de este tipo que hará el mandatario en sus cuatro años de gobierno, debido a que el resto de las líneas estarán en obras. Nada puede fallar en el estreno de un proyecto que representa una inversión de US$ 1.785 millones.
El Centro de Control no es solo una pared repleta de pantallas, conocida como video wall, donde se exhibe en tiempo real cada detalle. Aquí laboran 55 funcionarios bajo un esquema de turnos que cubren los 365 días del año. La red subterránea no se detiene de noche, porque en ese período se realizan movimientos de trenes en las cocheras y los procedimientos de mantención de vías, dispositivos y estaciones.
En ese equipo hay personas dedicadas a controlar los trenes, junto a otros que actúan como operadores de comunicaciones, encargados de atender las dudas de los pasajeros a través de intercomunicadores. Desde ese puesto se pueden dar instrucciones a funcionarios si un pasajero requiere, por ejemplo, una silla de ruedas, o si se necesita trasladar a una persona en camilla. También se encargan de transmitir mensajes si se producen eventuales detenciones y son los "voceros" ante emergencias mayores. Ellos, como el resto de los funcionarios, deben cumplir alrededor de seis meses de exigentes capacitaciones para cumplir funciones técnicas en la estatal.
Louis de Grange, presidente de Metro, explica que cada tren posee 52 cámaras, "lo que da información más rápida sobre lo que sucede". En los carros, estos "ojos" pueden mostrar hasta los últimos detalles mediante zoom, y los registros se conservan.
El ejecutivo agrega que la operación automática de trenes en la línea permite "mejorar significativamente los indicadores operacionales y de seguridad. Además, se pueden realizar maniobras específicas en poco tiempo".
"Torrente sanguíneo"
En las pantallas de plasma del centro se aprecia la circulación de los trenes en un mapa, se muestra el tiempo que toman los recorridos y las rutas por donde deben ingresar las máquinas a las cocheras o talleres. Es algo así como el "torrente sanguíneo" de la Línea 3.
Se debe monitorear muy de cerca el flujo de los carros pues, por ejemplo, los convoyes deben pasar por las estaciones cada 240 segundos en hora punta. Todo debe funcionar de manera óptima para unir sin problemas y en media hora las zonas norte y oriente de Santiago. Las máquinas también pueden ser operadas manualmente, si se requiere.
En el Centro de Control también comentan que se puede regular la iluminación -y su intensidad- en los recintos, la velocidad de las escaleras mecánicas, la sonorización o activar las pantallas informativas que hay en los andenes, las que indican el estado de la línea. "Acá no hay puntos ciegos", asegura un funcionario del centro.