Por casi 118 años, la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech) ha cumplido un rol fundamental dentro de los procesos históricos del país. Incluso grandes figuras políticas han sido líderes de la organización como la ministra vocera de gobierno, Camila Vallejo, el ministro de Economía, Nicolás Grau, el director de Educación de Santiago, Rodrigo Roco, el ministro Segegob, Álvaro Elizalde, las diputadas Camila Rojas y Emilia Schneider, o el propio Presidente de la República Gabriel Boric.
Pero durante los últimos años la Fech se ha visto sumida en una crisis de la que recientemente parecía al fin estar saliendo una vez llevado a cabo el congreso refundacional de la instancia, pero que tras las elecciones de segunda vuelta que se llevaron a cabo la semana pasada y que apenas tuvieron 9% de participación, otra vez hicieron que se asomaran los fantasmas de años recientes.
En 2019 asumía la presidencia de la Fech Emilia Schneider, aunque ya con un “pero”: la falta de quórum de esa vez -votó 25,8 % del padrón electoral de un 40 % exigido- obligó a la conformación de una mesa interina con ella como presidenta y las otras dos primeras mayorías -Nicole Martínez y Millaray Huaquimilla- completaron la mesa interina, con un plazo de seis meses para convocar una nueva elección.
Sin embargo, estas elecciones debieron suspenderse de forma indefinida dado a la crisis social y sanitaria en la que estaba el país. Finalmente, las elecciones se llevaron a cabo en agosto de 2021, la cual sólo consiguió una participación del 14,3%, que se tradujo en 4.562 sufragios, cifra mucho más baja que la elección anterior.
Cabe destacar que en muchas ocasiones se presentaron faltas de quórum en elecciones de esta índole. En 2014, el Tricel determinó que las elecciones de la Fech fueron ilegítimas, debido a que contó con una participación electoral del 38%, por lo que aplicó un sistema similar al caso del 2019, donde Valentina Saavedra, Javiera Reyes y Roxana Valdebenito asumieron como directiva transitoria que llamaría nuevamente a elecciones, las cuales dejarían a la actual diputada Camila Rojas como presidenta.
También en la década de los 90 hubo una fuerte crisis interna, con el hoy ministro Elizalde como protagonista: para el periodo 1993-1994 meses antes de terminar su presidencia se integró al gobierno como asesor del Ministerio del Interior de la época y a la elección siguiente no se alcanzó el quórum, por lo que hubo un proceso refundacional y recién en 1995 asumió la directiva encabezada por Rodrigo Roco, hoy a cargo de la educación municipal de Santiago.
Durante 2022 se trabajó en esa instancia, órgano electo y encargado de rehacer los estatutos que se sometieron a votación, alcanzado buena participación y trayendo esperanzas internas de retomar la Fech como siempre se le conoció. Para validar esos estatutos se necesitaba una participación mínima del 40%, objetivo que se cumplió, puesto que 16.195 (43,8%) estudiantes dieron su opinión a través del sufragio.
Los nuevos estatutos con 166 los artículos y 18 disposiciones transitorias fueron aprobados con 13.068 votos (80,6%). Por tanto, se debía votar por una lista que estaría a cargo de la nueva Fech que estuvo inactiva por más de tres años.
Esas elecciones se llevaron a cabo en agosto de 2023, donde se consiguió un 26,2% del padrón electoral. Esa votación dejó como vencedora a la lista “Súbete a la Fech” (PC-CS) con un 73,6%, y a Catalina Lufín asumiendo la presidencia después de años de crisis.
No obstante, el panorama cambió apenas un año después de este hito con las nuevas elecciones de la Fech. Como establecen los estatutos, este 2024 las elecciones debían alcanzar un quórum mínimo del 30% (sería progresivo elección a elección hasta llegar a 40%), cosa que no se logró en primera vuelta, donde sólo se alcanzó el 23%.
Pero el Tricel validó esos sufragios y una serie de polémicas estallaron por aceptar los resultados que dejaban a “Construyendo Federación” –mesa directiva actual- y “Seamos Cambio” (PS) como las primeras mayorías. Catalina Lufín, por ejemplo, señaló que no se cumplió el quórum, lo cual era fundamental para hacer válida la elección, amenazando su directiva con impugnar las elecciones e incluso con bajarse del balotaje.
Así se llegó a una segunda vuelta muy deslegitimada internamente, con buena parte de los ya pocos electores de primera vuelta sin ánimo de participar del proceso final que para muchos tenía un final anunciado: una vez obtenidos los resultados del balotaje –que tuvo un quórum del 9%-, el Tricel determinó que la votación no era válida, por lo que en los papeles se debería llamar a un congreso extraordinario y ver los pasos a seguir, entrando una vez más en el loop del que la Fech no ve escapatoria.