El paso de las llamas del megaincendio en Valparaíso aún son tangibles en el sector El Olivar, en Viña del Mar. A medida que se avanza por la Avenida Tamarugal -una de las que da acceso al sector-, una a una van apareciendo las casas a las que no se les han borrado los efectos de las llamas, con sus exteriores quemados, paredes a medio parar y algunas que derechamente fueron derribadas por completo y solo mantienen las rejas exteriores. En lo que quedó de las viviendas, las familias marcaron con pintura sus apellidos y números telefónicos, con el fin de identificar lo que una vez fue su hogar.

A un año del siniestro, uno de los sectores más afectados en la Quinta Región evidencia una lenta rehabilitación. A la fecha, gran parte de las viviendas afectadas han sido demolidas para que durante los próximos meses las constructoras puedan iniciar sus trabajos para quienes aceptaron esta medida. Otras familias, en cambio, decidieron mudarse a otros sectores o quedarse de allegados con familiares o amigos. La Tercera visitó la zona y entrevistó a tres personas que decidieron mantenerse en el lugar. Aquí sus relatos en primera persona.

30 ENERO 2025 A UN AÑO DEL MEGA INCENDIO QUE AFECTO A LA REGION DE VALPARAISO. FOTOGRAFIAS EN EL SECTOR EL OLIVAR DE VIÑA DEL MAR. FOTO: DEDVI MISSENE

Silvia Montenegro: allegada con sus hijas

“Esa tarde me encontraba tomando once cuando comencé a escuchar gritos. Salí a la calle y era como una película: estaba lloviendo fuego. Sentí un susto que me paralizó y solo me llevó a entrar y cerrar la puerta. No sabía para dónde escapar, porque el cielo estaba rojo y el humo no dejaba ver ni respirar. Ahí fue cuando una vecina me sacó de mi casa y me subió a un furgón con más gente que trataba de salir de este infierno. No puedo describirlo de otra manera.

Mi casa, que compré con esfuerzo hace 12 años más o menos, ya no estaba. Vivía antes en Puente Cancha, pero decidí mudarme para acá luego de la muerte de mi hijo, para estar cerca de mis hijas que viven cruzando la calle. Por cualquier emergencia, estaríamos juntos. Y así fue.

Hoy llevo más de un año de allegada con ellas, en una pieza que ellas habilitaron para mí mientras mi casa es rehabilitada. Es difícil, porque uno se siente una carga. No es mucho lo que puedo aportar acá. Pero lo más difícil es que sentimos que estamos abandonados. Pese a que lo perdimos todo, hemos sido víctimas de robos. Todas las semanas subo a mi casa, a ver cómo quedó, a regar las plantas que he podido volver a sembrar, y me robaron la llave de agua.

Por parte de las autoridades aquí nadie ha venido personalmente a preguntarnos qué es lo que podemos hacer. Lamentablemente, como vivimos en bloques que tienen cuatro casas, ha sido complicado ponernos de acuerdo en si queremos demoler, vender o construir de nuevo. En tanto, seguimos recibiendo el bono de acogida a medias, con la incertidumbre de que en unos meses más se acabará. Ni el Serviu, ni la municipalidad, ni los ministerios nos han dado plazos claros de cuándo tendremos nuevamente nuestro hogar. La incertidumbre nos ahoga.

Lo que más me duele son los recuerdos que se perdieron, como fotos, ropa, cuadros. Eso nadie te lo devuelve”.

Edith Olivares: rehabilitar lo que se quemó

“Lo recuerdo bien. El 2 de febrero me encontraba en el Metro cumpliendo mis labores de asistente al cliente cuando me enteré de que un incendio se venía acercando a El Olivar. Para cuando logré llegar, pasadas las 6 de la tarde, mi casa ubicada en calle Darwin estaba envuelta en llamas. Ya no existía. Mi hogar, el lugar donde había vivido por más de dos décadas, quedó reducido a cenizas. Se quemó todo.

Desde la primera noche dormí en el suelo, improvisando un refugio con latas y un plumón que encontré entre los escombros. No me quería mover, porque había gente de las casas que no estaban quemadas que querían seguir quemando.

28 ENERO 2025 TEMA A UN AÑO DEL MEGA INCENDIO EN LA REGION DE VALPARAISO. FOTOGRAFIAS REALIZADAS EN EL SECTOR DE EL OLIVAR. FOTO: DEDVI MISSENE

Pero no estaba sola en mi dolor. El día 6 empezaron a llegar algunos de mis gatos del cerro. Gracias a mi amiga Lorena pude contactar a personas que llegaron en motocicletas a auxiliar a los animales y limpiar el terreno. Con el tiempo logramos establecer un pequeño hospital de campaña veterinario.

Con ayuda de amigos del trabajo pudimos limpiar los escombros de mi casa que quedaron al día siguiente. Ellos fueron los primeros en regalarme una escalera para mi hogar. La ayuda oficial tardó. La municipalidad recién apareció casi en la cuarta semana de febrero para hacer las fichas FIBE. El bono de emergencia, de $ 1.500.000, llegó a fines de ese mes. Lo guardé para hacer el techo, porque esa era mi prioridad. Gracias a donaciones de instituciones y organizaciones, recibí electrodomésticos y muebles esenciales, pero la construcción fue un proceso arduo y costoso. Todo lo que es luz y cañería lo tuve que comprar yo.

A pesar de todo, decidí quedarme. Llegué aquí en enero de 2001 y no tengo otra propiedad. Pero aunque la tuviera tampoco me iría, porque esto es mío, lo compré con mi esfuerzo. Sé que hay riesgos, como sismos o nuevos incendios, pero confío en la firmeza del terreno y en la calidad de las antiguas construcciones.

Sobre la respuesta de las autoridades tengo mis críticas. Se emitió un decreto de demolición sin hacer controles técnicos adecuados. Nunca nos dieron informes detallados sobre el estado de nuestras casas. Tiraron drones, pero no hicieron revisiones internas. Hubo demoliciones innecesarias y eso afectó a muchas personas. Pero sigo adelante, adaptándome a mi nueva realidad y recuperando lo que el fuego me arrebató.

Julio Solís: arrendar en otro sector

Llegué a El Olivar hace 19 años, junto a mi esposa y dos hijas. Junto a mi casa teníamos un minimarket, el que siempre ha sido nuestro sustento de vida.

Todo cambió con el incendio. Nuestra casa y negocio fueron envueltos por las llamas. Tal fue el daño que aceptamos que el municipio demoliera lo que quedó de esta para construir nuevamente nuestro hogar.

Aunque nos vimos en la obligación de salir de acá: con el bono de acogida de $ 367.000 arrendamos una casa en el sector de Reñaca Alto, pero debemos poner la diferencia, porque cuesta $ 420.000 por mes.

28 ENERO 2025 TEMA A UN AÑO DEL MEGA INCENDIO EN LA REGION DE VALPARAISO. FOTOGRAFIAS REALIZADAS EN EL SECTOR DE EL OLIVAR. FOTO: DEDVI MISSENE

De a poco comenzamos de nuevo, con ayuda de Coca-Cola, que nos dio un quiosco, y de Desafío Chile y Nestlé, que nos facilitaron un contenedor para reiniciar el negocio. Con el apoyo de los vecinos fuimos tirando para arriba.

Pero ahora nos ha golpeado otra tragedia: la delincuencia. Hace unos días robaron un negocio en la entrada del sector, rompieron los candados y saquearon lo que pudieron. Anoche (lunes 27) nos tocó a nosotros. Los vecinos, que siempre están atentos, notaron movimientos extraños, encendieron las luces y eso hizo que los ladrones huyeran.

La reconstrucción ha sido un proceso lleno de obstáculos. Algunos vecinos no quieren demoler sus casas, lo que dificulta la planificación. A casi un año del incendio seguimos sin fechas claras, pero parece que en un mes comenzarán a construir en algunas zonas. A pesar de todo, seguimos con la esperanza de volver a este lugar.