Villarrica fue el lugar que eligió la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) para desarrollar la octava versión de los encuentros 3xi, organizada por la entidad y otros organismos.
La cita reunió al ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno; representantes mapuches y empresarios. Si bien sus anfitriones advierten que la instancia no pretende resolver los conflictos que hoy afectan a La Araucanía, sí destacan que es una forma de impulsar el diálogo entre los distintos actores en la zona.
A la reunión concurrieron 1330 personas, entre ellas, miembros de la industria forestal, los principales ejecutivos de CMPC: Bernardo Matte, representante de la familia propietaria, controladora del holding, y Luis Fernando Gazitúa, presidente de empresas CMPC.
Gazitúa conversó con La Tercera sobre las expectativas de la compañía respecto de la cita, la cual concluye hoy, y explicó cuál es la posición que tienen en estos momentos las empresas forestales que cuentan con una fuerte presencia en territorios que son reclamados por comunidades mapuches. "Somos herederos de un problema que no fue causado por nosotros", afirma. Y agrega: "Nosotros tenemos diálogo con más de 300 comunidades mapuches que se han ido agregando en el tiempo".
¿Con qué disposición enfrentan este encuentro, que tiene el mérito de reunir a empresas forestales, como la que usted representa, con comunidades mapuches, lonkos y exdirigentes de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM)?
Aprendiendo de la cultura mapuche, donde el diálogo es muy importante. Hace mucho tiempo estamos muy dispuestos y abiertos a tener estas conversaciones en muchas instancias.
Fueron representados por sus principales autoridades, ¿ello da cuenta de una señal a favor del diálogo desde la empresa?
Sin duda. Creemos que instancias como estas son fundamentales para intentar abordar los problemas que tiene la región y le damos la máxima relevancia e importancia, y por eso la compañía decidió estar representada por la gente del mayor nivel posible.
¿Siente que este esfuerzo puede ser recogido por el gobierno para establecer una nueva mesa de acuerdo?
Es una iniciativa muy valiosa, organizada por una serie de organizaciones de la sociedad civil, pero la presencia de autoridades es muy relevante. Ello hace pensar que se puede transformar en una agenda presidencial. Continuando lo que había partido con la mesa para La Araucanía del gobierno anterior.
Se han desarrollado diversos encuentros de este tipo, los que han derivado en frustración en algunos actores al no culminar con soluciones de fondo en el conflicto. ¿Cree que aún valen la pena las expectativas?
No hay manera de resolver este problema si no hay muchos espacios de diálogo. Tanto en la comisión asesora del gobierno anterior como lo que hace hoy el gobierno actual, hay una intención muy seria y mucha voluntad de todas las partes de escucharse. Eso hace pensar que podemos tener una mayor esperanza.
¿Cómo evalúa la actuación del gobierno en esta materia?
Más que evaluar al gobierno, aquí se debe reconocer que es un problema común que tenemos todos quienes somos vecinos de La Araucanía y las comunidades que aquí habitan. Hay que poner el foco ahí.
¿Cree que hoy, a diferencia de los esfuerzos realizados en anteriores gobiernos, se ha generado un ambiente de mayor cercanía que podría abrir espacios a acuerdos entre las empresas forestales y las comunidades mapuches más radicales?
Creo que este no es un diálogo solo entre las compañías forestales y comunidades mapuches más radicales, aquí lo que me alienta, por lo menos, es percibir que hay una gran voluntad de todos, incluso de personas que en el pasado estuvieron en grupos más radicales, de estar abiertos al diálogo de escucharse, a tratar de buscar puntos en común y construir soluciones.
¿Habría sido necesario que grupos más radicales como la CAM participaran?
Uno tiene que valorar más a los que están que a los que no han venido. Los que se han restado tendrán sus razones y habrá que hacer esfuerzos para incorporarlos. Nosotros tenemos diálogo con más de 300 comunidades mapuches que se han ido agregando en el tiempo, entonces hay que tener la esperanza de que esos que hoy se marginaron, mañana puedan estar.
Desde el viernes hasta hoy no se han registrados nuevos ataques. La CAM comprometió no más atentados en reivindicación a Celestino Córdova, pero no ha dicho nada sobre futuros ataques contra las forestales por sus demandas de tierras ancestrales. ¿Siente que se requiere un gesto más de la CAM en ese sentido?
Uno debe valorar las cosas positivas y valorar todas las acciones que contribuyen a la paz social. En este caso, lo que la CAM ha hecho respecto del tema de Celestino Córdova es valorable. Sin embargo, nosotros tenemos muy clara nuestra posición respecto de la violencia y, venga de donde venga, hay que condenarla.
Hay quienes dicen que se sale del conflicto a través de una solución política y otros apelan al control policial. ¿Por dónde cree que se encuentra el término de esta situación que se arrastra por décadas?
Eso no es una dicotomía. La solución de los problemas de La Araucanía, que es un problema heredado y muy complejo, no tiene otro camino que el diálogo. Todos tenemos que tener una condena. No es una cosa ni otra.
¿Qué le parecen las demandas de las comunidades mapuches y cómo se podría compatibilizar con las de ustedes?
Somos herederos de un problema que no fue causado por nosotros, pero debemos ser parte de la solución. Es un problema muy antiguo, probablemente generado por el Estado de Chile. Sin perjuicio de que no seamos responsables, tenemos que involucrarnos y contribuir a las soluciones. Y eso implica aceptarnos mutuamente e implica buscar cuáles son los puntos en común.