“En el plan ‘Paso a Paso’ están las etapas, pero no la estrategia”, sostiene Luis Fuentes, director del Instituto de Estudios Urbanos de la UC, respecto a la planificación del gobierno para el desconfinamiento. Y advierte que la desescalada se debería aplicar en territorios amplios y no por grupos de comunas.
¿Cómo evalúa la iniciativa presentada por la autoridad?
El desconfinamiento no es un problema solo de salud pública, sino que un desafío urbano (...). Y el verdadero desafío no es que la gente ande con mascarillas, sino cómo gestionamos el transporte público y los espacios públicos. Tenemos tanta diversidad geográfica, económica y social, que plantear un plan desde el gobierno central para aplicar, sin tomar en cuenta toda nuestra diversidad geográfica, no es el camino correcto. Lo que se aplica en Santiago, no necesariamente aplica en regiones. Los territorios más complicados para el desconfinamiento son las áreas metropolitanas como Santiago, ciudad que tiene grandes flujos. Pensar en desconfinar Santiago por grupos de comunas es no entender que la capital funciona como un gran mercado del trabajo. Por ejemplo, cerca del 50% de los trabajadores de comunas como Puente Alto y La Pintana viaja hacia la zona centro y oriente cada día. Con esos niveles de flujos, no puedes desconfinar la ciudad por grupos de comunas, porque no estás siendo realista. Le falta una dimensión territorial al plan.
¿Qué medidas se deberían tomar?
En otros países que comenzaron la reapertura se ha planteado que el transporte es uno de los principales vectores de contagio. Entonces, si se desconfina por grupos de comunas, algo muy similar a las ‘cuarentenas dinámicas’ que ya hubo, el virus se traslada de un lugar a otro por los flujos de personas que van y vienen. La Región Metropolitana tiene 39 comunas que son parte del núcleo y otras comunas, como Padre Hurtado, que son parte del hinterland. Soy partidario de generar un desconfinamiento general con estrategias, como por ejemplo, en áreas como el transporte, que es una fuente de contagio.
¿Qué se recomienda en el transporte en esta fase de transición?
No podemos volver a los niveles de ocupación del Metro o los buses, porque eso disparará los contagios. Entonces, se debería limitar la capacidad de carga máxima de los vehículos y no disminuir la frecuencia. Es importante el uso de la mascarilla obligatoria y fiscalizar, por ejemplo, las vías segregadas. También hay que intentar que los flujos al interior de la ciudad se realicen en modos como bicicletas y caminatas para descongestionar el transporte y mantener el distanciamiento. También que se deben evitar los viajes en lo posible y reforzar el comercio local. Además, debería haber horarios diferidos de ingreso y salida a los trabajos y universidades.
¿Cómo ve el tema inmobiliario?
El papel del Estado y la autorregulación del mercado inmobiliario cambiará tras la pandemia. La demanda por mejores espacios para los usuarios debería ser una tendencia. Es probable que tenga que aumentar el metraje de los departamentos, porque la vida se hará al interior de ellos. La planificación urbana debería tender a mejorar los espacios públicos para desarrollar una vida digna, más allá de la pandemia.
¿Qué piensa de las soluciones viales para bicicletas y peatones?
El urbanismo táctico es bueno en espacios centrales, para generar distanciamiento social. La pandemia es una oportunidad para cambios. Pero no nos debemos olvidar que hay sectores de Santiago que no tienen veredas, como la Villa Parinacota o Bajos de Mena. Entonces, allí hay una deuda. La reactivación económica y el desconfinamiento no deben agudizar las desigualdades.
¿Cómo ve el rol de los ministerios de Vivienda y de Transportes en este periodo?
La planificación urbana es una política técnicamente asistida. Cuando hablas con los técnicos de Transportes y Vivienda hay un convencimiento de que debe haber cambios, pero lo más importante es que los políticos que toman las decisiones estén convencidos y se haga una transformación real de la ciudad.
¿Qué solución se debería aplicar para los campamentos?
Tenemos un grave problema de acceso a la vivienda. También lo dice la Cámara Chilena de la Construcción. Ese problema de acceso es distinto al de la década de los 90, por lo que no se pueden ocupar las mismas herramientas. No solo se deben entregar viviendas en propiedad, sino que hay que diversificar las soluciones. Por ejemplo, el arriendo, que ha sido utilizado como política pública en muchos países, hay que promoverlo. Nuevos actores deben participar en la oferta de vivienda, como los municipios y las comunidades, que pueden autogestionar soluciones. Vemos un crecimiento de los allegados, de la gente en campamentos, lo que se debe resolver con múltiples estrategias.