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Al igual que una persona en prisión, Mario Kreutzberger (79) comenta que lleva el conteo de cada día que lleva encerrado en su departamento en el sector alto de Santiago, junto a su esposa, Teresa Muchnik. “Van 111 días, pero en Chile llevo mucho más tiempo, porque llegué a preparar la Teletón de noviembre que, debido al estallido social, se postergó y se hizo el 3 y 4 de abril”.
Don Francisco cuenta que cada día que pasa tiene más ganas de salir a la calle y, entre otras cosas, poder impulsar una campaña en televisión para ir en ayuda de las personas que hoy lo están pasando mal por causa del coronavirus. También reconoce que, desde el primer día en que el virus llegó a nuestro país, ha tenido miedo de contagiarse.
Pero dice, con satisfacción, que gran parte del tiempo encerrado lo ha ocupado en monitorear la forma en que la Teletón ha tenido que adaptarse en cuarentena.
“En estos tres meses hemos realizado 150 mil atenciones a nivel nacional y la mayoría son remotas, 136 mil de ellas son videollamadas, telesalud y telerrehabilitación. Estamos haciendo una encuesta nacional para ver cuál es la opinión de nuestros pacientes y cursos para que las familias aprendan a usar estas nuevas herramientas. No todos los saben usar y no todos los tienen, y estamos viendo cómo podemos llegar con wifi a todas partes, cómo podemos hablar con el Estado para decirles que tenemos pacientes sin conexión”.
En esta adaptación a la pandemia y a lo que vendrá, Don Francisco anuncia que la Teletón está preparando un programa integral para atender a personas recuperadas de Covid: “Vamos a recibir a la gente que salió dañada síquica y físicamente tras vencer el Covid. Pero nosotros somos especialistas en rehabilitación de niños y jóvenes, por lo que nuestro director médico, Bruno Camaggi, ha convocado a médicos broncopulmonares, geriatras, especialistas en rehabilitación de adultos y siquiatras, con quienes está haciendo este programa de rehabilitación para personas que estuvieron conectadas a un ventilador”.
“Esta es una enfermedad de la que falta mucho por saber, por ejemplo, que hay gente que sale sin poder caminar tras haber estado conectada a un respirador; hay personas que salen absolutamente destruidas. Y no solo los que tienen más de 70 años o más de 60. También muchos menores de 40, y ahora hemos aprendido que hay muchos niños que quedan con secuelas. Este virus es algo serio y por eso me parece muy loco que un presidente (Bolsonaro) diga que esto es un resfriadito”.
El conoravirus también ha golpeado fuerte a La Teletón, dice Kreutzberger, precisando que el 50% de sus pacientes pertenece al quintil 1 y 2, que es la población con la condición socioeconómica más vulnerable.
“Hemos tenido 89 pacientes con coronavirus, de ellos, el 71% fue dado de alta, es decir, hoy tenemos 15 pacientes activos. El 35% de nuestros pacientes contagiados tiene parálisis cerebral”.
Y continúa: “Hemos tenido 108 contagios de algún familiar de paciente nuestro, que también es muy complicado. Tenemos un paciente fallecido por Covid; William Chapala, de 13 años, quien falleció de una neumonía producto del virus y quien vivía en un hogar del Sename. Y estamos muy atentos a los 10 niños que tenemos en otros hogares del Sename. Tenemos 12 funcionarios contagiados, pero ninguno de ellos se contagió al interior de nuestros centros, donde hemos tomado todas las medidas”.
Don Francisco cuenta que para muchos pacientes de la Teletón los centros son su segunda casa, donde llegan en la mañana, toman desayuno; almuerzan… Y, de un día para otro la cuarentena les impidió salir de sus casas.
“Tuvimos que crear una dinámica distinta y disponer de un número telefónico para que los pacientes o sus familias nos pudieran llamar. Estamos atendiendo con respuestas médicas todos los días hasta las diez de la noche y lo vamos a aumentar a las 24 horas. En la última Teletón recibimos un regalo de Chile y tenemos que devolverlo así trabajando todos los días en esto sin parar”.
El animador agrega que muchas de las nuevas modalidades implementadas en estos meses en el funcionamiento de los centros en todo Chile “llegaron para quedarse”.
“Por ejemplo, hace unos días nos juntamos -vía Zoom- con los institutos en Copiapó, Coquimbo y Temuco. Si lo hubiéramos hecho presencialmente, hubiéramos gastado 18 pasajes en avión. Hubiéramos tenido que hacerlo en cinco días y gastado 36 noches de habitación de los hoteles. Ahora lo hicimos todo virtualmente y salió perfecto”.