En la última década el reconocimiento social y la demanda de derechos para los grupos de diversidad sexual han generado la dictación de varias leyes. Como la que protege ante discriminación arbitraria por orientación sexual e identidad de género, conocida como Ley Zamudio, de 2012. También con el Acuerdo de Unión Civil (AUC), de 2015, que regula la vida afectiva en común de dos personas del mismo o de distinto sexo.

Sin embargo, el país siempre ha carecido de cifras oficiales que determinen con rigurosidad a cuánto asciende la población homosexual. En 2015, la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen), por primera vez incorporó dos preguntas sobre orientación sexual e identidad de género. Dirigida a personas de 18 años o más, la pregunta "r21" consultaba: "¿Cuál de estas alternativas define mejor su orientación sexual?: heterosexual (atracción hacia el sexo opuesto), gay/lesbiana (atracción hacia el mismo sexo) y bisexual (atracción hacia ambos sexos)". La pregunta siguiente decía: "En cuanto a su género, ¿usted se identifica cómo? Masculino, femenino u otro".

Los resultados mostraron que el 98,51% se declaró heterosexual, el 1,04% gay/lesbiana, el 0,37% bisexual, mientras que la categoría "otra" llegó a 0,02%.

Los nuevos datos de Casen 2017, de acuerdo a cálculos elaborados por Pulso, revelan que 221.796 personas (1,54% de la población) se declara gay o lesbiana en Chile, 75 mil más que en el sondeo de 2015. Otros 48.127 (0,33%) encuestados se definieron como bisexuales y otros 15.895 (0,11%) en la categoría "otra". Es decir, cerca del 2% de los habitantes del país mayores de edad se reconocen parte de la diversidad sexual y de género y no se definen heterosexuales.

En cuanto a la identidad de género, el 3,7% de los hombres (sexo biológico) se identifica con el género femenino, mientras el 2% de las mujeres declaró una identidad masculina.

En 2015, el total de diversidad sexual fue 1,54%, aumentando a 1,98% para 2017. "Un alza pequeña, en la que quizás ciertas discusiones sociales que se dieron en temas como el Acuerdo de Unión Civil pueden haber influido en que cada persona puede declararse como diversa", explica Alemka Tomicic, codirectora del Centro de Estudios en Psicología Clínica y Psicoterapia de la U. Diego Portales (Cepps-UDP).

La categoría "otra" en la medición anterior fue 0,02% (3.354) y en la actual, 0,11% (15.895). Un alza, explica Tomicic, que puede corresponder a la categoría questioning, que encuestas en otros países incluyen. "No se le puede pedir a Casen esa precisión, pero corresponde a personas que no tienen claridad, que se están preguntando sobre su identidad o están en el proceso de identificación, o que es algo para sí mismos", señala.

Visibilidad

Hasta hoy la información sobre representatividad sexual y de género en población en Chile era escasa. En 1998, la Encuesta Nacional de Comportamiento Sexual, Conasida, hablaba que 0,3% de los hombres y 0,1% de las mujeres se reconocía homosexual. El año pasado, la VIII Encuesta Nacional del Instituto Nacional de la Juventud reveló que entre los 15 y 29 años, el 2,2% se declaró homosexual, el 1,6% bisexual y el 1,6% en exploración, mientras que 11,3% no respondió y el 82,9% dijo ser heterosexual. Pero las cifras solo consideran a un grupo específico.

El Censo 2012 incluyó la pregunta sobre convivientes del mismo sexo, que llegó al 0,36% de los hogares, pero el censo fue desestimado.

Conocer ese dato es relevante "para saber a cuántas personas van a impactar las políticas públicas que las organizaciones y la sociedad está impulsando", dice Óscar Rementería, vocero del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh). Contar con números reales, añade, es un respaldo para exigir más y mejores políticas públicas.

En la medida en que hay más datos disponibles, señala Claudio Martínez, director del Cepps-UDP, es más débil el argumento de que la diversidad sexual y de género, y sus problemas asociados a salud mental, como por ejemplo el suicidio, es un problema marginal respecto de otros. "Estas cifras permiten proyectarlas en el diseño de políticas públicas que no solo visibilicen el problema, sino que lo aborden con recursos para mejorar los sistemas de atención, la oferta de atención psicológica, los programas de educación escolar, el acompañamiento familiar, etc.".

Para Caterine Galaz, coordinadora del Núcleo de Estudios Críticos de la Diversidad de la U. de Chile, es lo que da existencia a este colectivo. "En Chile, cuando las cosas no se ven, no son tema o un asunto público, y es importante saber qué parte de la ciudadanía declara una orientación sexual diferente a la heterosexual".

Los estudios, como en EE.UU., estiman que son un 4% de la población, explica Tomicic. Los actuales datos, dice, son relevantes, por dar cuenta de que hay un porcentaje importante de población que reconoce en una encuesta que tiene una opción sexual diversa.

Al comparar los actuales datos con los de 2015, se ve un alza en el reconocimiento de identidad sexual gay y lesbiana, que pasó de 1,04% a 1,54%. No se trata, aclara Tomicic, que hay más gays o lesbianas, sino que más personas lo reconocen. "Esto no es un problema, es una característica de las personas, y lo que tenemos es la indicación de quienes ahora responden la pregunta. Eso ayuda a la visibilización, lo que permite darles un lugar social".

Si bien el alza se podría atribuir a que las condiciones de aceptación social y apertura familiar y cultural han mejorado y, por tanto, las personas se atreven a identificarse como LGBT, "aún existe una cifra negra", dice Martínez.

Además, la identidad sexual es un proceso, explica Tomicic, entonces, "es una foto de un momento, pero va cambiando, estudios hablan de una sexualidad fluida".

Contar con esa información permite dejar de considerarlos "como minorías", agrega Galaz. "Esa es una falsa dicotomía pensar en minoría y mayoría. ¿Qué es la mayoría heterosexual? Cuando dentro de lo heterosexual hay muchas prácticas diversas, que no se visibilizan, pero también hay personas distintas".

Se visibiliza la realidad de personas históricamente estigmatizadas y discriminadas, dice Jaime Barrientos, director de Postgrados e Investigación Facultad de Psicología de la U. Alberto Hurtado. "La cifra es importante, no para saber si son muchos o pocos, sino porque así se establecen mediciones periódicas de parte del Estado, que le dan un reconocimiento institucional a la vida de personas gay, trans y lésbicas".

Otros datos que entrega la encuesta sobre este grupo son el nivel de ingresos y educación. Los que se reconocen homosexuales tienen un ingreso promedio ($ 575.938) superior que los heterosexuales ($ 509.081) y bisexuales ($ 499.887). Los bisexuales y homosexuales también tienen más años de estudios, con poco más de 13 años frente al grupo heterosexual, que promedia 11,4 años.